PREOCUPACIONES: tratamiento de adictos

"Se puede vivir sin droga"

Un equipo de la UBA realizó un inédito trabajo.

Sacó conclusiones con gente que pasó por tratamientos.

Evitar las recaídas también tiene que ver, según los expertos, con la posibilidad de proseguir el diálogo interno con uno mismo.

"Lo mejor del tratamiento es comprobar que se puede vivir sin droga", es una de las conclusiones más contundentes que extrajeron numerosas personas que superaron su adicción tras realizar un tratamiento en comunidades terapéuticas, según la reciente e inédita investigación realizada por un equipo de especialistas de la Universidad de Buenos Aires Los investigadores, que realizaron más de 500 entrevistas a usuarios de drogas, dedican una parte del trabajo a un análisis preciso sobre las charlas que tuvieron con 20 personas que egresaron hace más de seis meses de distintas comunidades terapéuticas de la Capital Federal y del conurbano bonaerense. El estudio estuvo a cargo de los especialistas Ana María Méndez Diz, Ana Lía Kornblit, Ana Clara Camarotti y Sergio Guffanti, del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Al recordar la estadía en las comunidades, uno de los aspectos que revalorizaron los entrevistados, de los cuales un tercio eran mujeres, es el hecho de que "los operadores de las comunidades estaban siempre dispuestos a escucharlos" "El ser tratados como personas cuyo bienestar no resulta indiferente es señalado como algo novedoso que ayuda a crear lazos en la comunidad", resalta la investigación, ya que generalmente hay una desconfianza previa vinculada con los fines económicos de la institución En cuanto a las normas de las comunidades terapéuticas, una es expresar lo que se siente y compartir las vivencias, con lo cual se logra romper "el aislamiento afectivo, considerado como un de los factores relacionados con el consumo, que si bien puede realizarse en grupo, en realidad es un acto del individuo en soledad", destacan los expertos El estudio sostiene también que "la idea que expresan algunos entrevistados es que sólo a partir de la mirada de los 'otros' como respuesta a sus actos pueden empezar a re-conocerse y a adquirir una identidad acorde con las expectativas grupales". "Se trataría -continúa- de una resocialización guiada por la convicción de la importancia de la mirada de los otros sobre uno mismo, como vía destacada para el autoconocimiento. Esto es lo que en el código de las comunidades se denomina 'confrontar', es decir, el procedimiento por el que los demás le muestran al sujeto sus actitudes y conductas no 'aprobables' según las reglas comunitarias". Este "click", este comenzar a "escuchar", "no se puede definir en qué momento se produce", dicen los estudiosos, pero inevitablemente es el "primer paso para aceptar lo que el grupo les plantea" Otro factor que reivindicaron los entrevistados de la vida en las comunidades terapéuticas es la existencia de "normas rígidas", pese a que manifestaron su malestar por las sanciones, pero "las aceptan como los 'límites' que necesitan para reencauzar sus vidas". También se destaca en el estudio la percepción que tienen los entrevistados acerca de cómo se evitan las recaídas, lo cual "pasa por el convencimiento de que no se puede 'manejar' el consumo, por ejemplo consumiendo ocasionalmente" Evitar las recaídas también tiene que ver, según los expertos, con la posibilidad de proseguir el diálogo interno con uno mismo. Por eso uno de los aspectos sobrevalorados es la condición de "volver a la comunidad como práctica concreta cuando se sienten amenazados por el riesgo de recaer" Asimismo, se remarca que "el dejar de consumir se vincula con la posibilidad de recrear vínculos afectivos. No existe para los entrevistados un proceso de recuperación de la adicción que pueda darse en un vacío afectivo", sostienen los especialistas.

El afecto es esencial

"Trabajar los vínculos ya existentes o crear vínculos nuevos es una parte importante del tratamiento, dado que se piensa que una persona que no tiene nada que perder, en el sentido de que no tiene vínculos de afecto, es muy difícil que pueda reencauzar su vida", sostienen los investigadores de la UBA. Hay figuras que a partir del tratamiento se convierten en centrales, figuras de las que hay que 'agarrarse para salir' : "Si no tuviera a los chicos no me hubiera rescatado".

Esta última palabra, usada por muchos entrevistados, "hace pensar en algo que se salva, se valora, se sustrae, de un conjunto de aspectos desechables", dicen los expertos. "Y lo 'rescatable' -añaden- tiene que ver, precisamente, con reestructurar los vínculos afectivos" Después llega la salida de la comunidad terapéutica, para lo cual será necesario formar nuevas redes sociales "Volver a los mismos escenarios sociales de la etapa previa al tratamiento, sin tener la posibilidad de armar nuevos entramados sociales es considerado como un importante factor que puede llevar a recaer en el consumo", dice el estudio.

Pero recomponer una red social que no gire alrededor de la droga es difícil: "Sinceramente, no conozco nada que no tenga nada que ver con el vicio... Tampoco conozco mucha gente que me ayude a buscar otras cosas", dice alguna gente. En este sentido, los investigadores afirman que el estudio, el trabajo y las actividades recreativas crean otras redes sociales que son imprescindibles para sostener la nueva situación de la persona que dejó la droga "El elemento novedoso en la constitución de nuevas redes de amigos -dice la investigación- está dado por el hecho de que mientras en la etapa de consumo éstos eran elegidos en función del denominador común del consumo, en la etapa post-comunidad se trata de elegir por otro tipo de afinidades".

Comunidades terapéuticas

La posibilidad de tener trabajo y afectos es la base para evitar una recaída en el hábito de la droga, afirma el grupo de sociólogos de la UBA que realizó recientemente un estudio sobre consumo de drogas a partir de entrevistar a más de 500 personas, algunas en comunidades terapéuticas, otras sin tratamiento y otras con tratamientos en el pasado Entre el grupo entrevistado que fue dado de alta de una comunidad terapéutica, "puede deducirse, de las palabras de los entrevistados, que su sensación de recuperar un lugar en el entramado social, a través de los dos pilares en los que, a pesar de los cambios ocurridos en las últimas décadas, sigue afirmándose la vida social: el trabajo y los afectos, es la base de la evitación de las recaídas en el hábito drogadictivo" En este marco, tras la experiencia terapéutica, se advierte que "no es casual que los principales temores que expresan los entrevistados en relación al período posterior al alta son el 'fracasar afectivamente', que equivale al temor a no poder reconstruir una vida de relación satisfactoria, y el no conseguir trabajo, que equivale al temor a no poder reinsertarse socialmente" No obstante, sostienen los investigadores que "las personas que logran llegar a las etapas finales del proceso terapéutico en las comunidades, es decir, llegan a ser 'dados de alta', tienen buenas posibilidades de lograr la reinserción social" La investigación que realizaron los especialistas consta de cuatro estudios diferentes cuyo objetivo partió de relevar datos que permitieran analizar la relación entre la conducta de consumo de drogas y las percepciones acerca de la infección del VIH, como asimismo los efectos del tratamiento en comunidades terapéuticas para abandonar la droga Con respecto a la percepción sobre el sida, una de las conclusiones precisa que la convicción de los entrevistados sobre la prevención del virus, "sólo es posible a partir de la revalorización de sus personas y del establecimiento de nuevas formas de vinculación interpersonal, tras el proceso terapéutico".