Domingo 31 de agosto de 2003 | ||||
MAS INFORMACION Una ciudad del futuro en miniatura
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Los diez años de El Chocón, el pueblo que costó 11 millones de dólares En la actualidad viven allí sólo 958 neuquinos. En 1968 lo fundó Hidronor y en 1975 la provincia.
Bajo la consigna de "gobernar es poblar", en los últimos 40 años el MPN fundó cuanto municipio pudo, pero nadie se imaginaba que en la década del 90 iba a terminar comprando, casi llave en mano, un pueblo que costó 11.000.000 de dólares. Es Villa El Chocón, cuyos escasos habitantes, tras dos décadas de vivir en la única ciudad privada de la provincia, comenzaron hace diez años a saber lo que es vivir como neuquinos. La de Villa El Chocón con Neuquén es una historia de controversias. De hecho tiene, como Buenos Aires, dos fundaciones: la que hizo Hidronor en 1968 y la que, como un acto de rebeldía, decidió Felipe Sapag en 1975. Tras años de incertidumbre y de no encontrar un perfil por fuera de la hidroelectricidad, el hallazgo de Giganotosaurio, el dinosaurio que es distintivo de la villa, le dio un sesgo ab solutamente paleontológico al lugar, lo que le permite lucir ahora muchísimo más pujante que en el momento siguiente al traspaso. La villa propiamente dicha fue construida y mantenida por Hidronor, la empresa del Estado nacional que construyó nueve presas y seis centrales hidroeléctricas, todas privatizadas a principios de la década del 90. Su moderno diseño -que recuerda las ciudades de la costa oeste estadounidense-, sus parques y pequeños bosques, además de las instalaciones de educación y ocio, hicieron de este pueblo un buen lugar donde vivir en medio del desierto más agreste. Junto con la otra villa, la temporaria -de la que aún quedan vestigios-, El Chocón llegó a albergar a 5.000 personas. El censo 2001 determinó que allí viven ahora apenas 958 neuquinos. Hidronor, con ese estilo autónomo detestado por los gobiernos provinciales, nunca dejó entrar a la administración neuquina en sus tierras. Villa El Chocón se convirtió así en, si no el primero, uno de los pocos barrios privado de la Patagonia de la década del 70: para entrar era necesario pasar un control con una barrera custodiada por la Gendarmería. De todos modos, Felipe Sapag decidió en 1975, durante su tercer gobierno, fundar allí un municipio y como Hidronor mantenía su resistencia a reconocer la potestad del gobierno provincial, fomentó la creación de una villa paralela a unos kilómetros de allí, sobre la ruta 22. Es más: para que la comisión de fomento de Villa El Chocón pudiera estar dentro del pueblo construido por Hidronor la provincia tuvo que alquilar uno de los locales del centro comercial. Fue el actual gobernador, Jorge Sobisch, el encargado de negociar el traspaso de la villa a la provincia, que se dio como parte del plan de privatización de las propiedades de Hidronor. Se negoció como un paquete junto con los perilagos y con el cobro de una deuda de 120 millones de dólares que el gobierno nacional reconoció por la incorrecta liquidación de la regalías hidroeléctricas. Finalmente, el 7 de enero de 1993, hace diez años, Sobisch alzó su copa y brindó por la transferencia de la villa, sentado en el lobby de lo que entonces se llamaba la "casa de la empresa" -una especie de hotel de Hidronor para personal jerárquico de paso-, transformada ahora en una hostería. Después vendrían los problemas de reconversión de una ciudad que no necesitaba el gas y se calefaccionaba con una electricidad carísima ¿Pero por qué el gobierno neuquino tuvo que pagar tanto dinero para quedarse con un pedazo del territorio de la provincia?. La respuesta tiene un costado más legal que económico y se pactó así para eludir los reclamos de los dueños anteriores de las tierras que habían sido expropiadas por Hidronor. A Sobisch la compra de la villa le sirvió para festejar la privatización de la hidroeléctrica, gracias a la cual pudo gastar otra parte de los 120 millones de dólares en acciones de la nueva concesionaria, de la que Neuquén tiene ahora el 39% del paquete accionario. Para festejarlo reunió a miles de personas del MPN en un mediodía de sábado a puro sol. Nadie había previsto que la transferencia iba a generar tantos inconvenientes: al éxodo que signó la villa por esos años se sumó la caída notable en la calidad de vida: ya no estaba Hidronor para concesionar los servicios y hacerse cargo de todos los gastos, incluidos los de la red domiciliaria de electricidad. Pero de a poco esa calidad de vida fue recuperándose de la mano de la inversión estatal. En ello ayudaron los indicadores sociales: en Villa El Chocón no hay desempleo ni delincuencia.
Martín Belvis MAS INFORMACION Una ciudad del futuro en miniatura
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