Ordenanzas ambiguas limitan los controles

En Bariloche, la Inspección General del municipio cuestionó muchas normas que regulan la actividad comercial e industrial, por generar zonas grises que entorpecen el control. Hay sólo 12 empleados para fiscalizar todas las actividades y no disponen del poder de policía suficiente. Hubo clausuras en varios comercios de la zona céntrica.

Este año se sumó un nuevo rubro a la lista de actividades fiscalizadas por los inspectores:los locales de juegos electrónicos.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La dirección de Inspección General reforzó los operativos de control en las calles y comenzó a trabajar en una reorganización integral del área, una de las más cuestionadas por el arco político opositor y buena parte de la comunidad.

En las últimas semanas clausuraron varios comercios que llevaban largo tiempo funcionando en contravención a la vista de toda la comunidad. Entre ellos varios de los más emblemáticos, ubicados en las inmediaciones del palacio municipal.

Uno de los sectores más sensibles dentro de amplio campo de trabajo de Inspección General corresponde a la venta de bebidas alcohólicas, debido a las contradicciones y las escasas herramientas que ofrece la regulación vigente. Pero no es el único ordenamiento normativo que presenta trabas para el ejercicio del contralor municipal.

En una reunión reciente en el Concejo Municipal la directora interina, Alicia Longoni, y varios inspectores de carrera trasladaron sus observaciones a los ediles y reclamaron una reordenamiento integral de las normativas y los recursos del área. "Nosotros les dijimos a los ediles que estamos tapados de trabajo mientras ellos siguen haciendo ordenanzas sin consultarnos, hay algunas que son inaplicables", enfatizó uno de los agentes.

Para peor, la normativa vigente dispone que los distintos emprendimientos comerciales pueden abrir sus puertas y comenzar a trabajar con la certificación de "habilitación en trámite" que no garantiza el acabado cumplimiento de las re

gulaciones. "Hoy el comerciante que abre un local no es de oficio como antes, mucha gente desocupada recurre a la actividad comercial para procurarse una fuente de trabajo, no tiene los recursos para cumplir con todo lo que se exige y allí comienzan los problemas", resumió uno de los inspectores.

El área cuenta con un plantel de personal muy reducido -tan sólo 12 inspectores para todo el ejido- que se ampliará en breve con la apertura de un concurso para incorporar 11 agentes nuevos. El problema que no tendría una solución inminente es la limitación del poder de policía y la ambigüedad normativa en que se desenvuelve la tarea.

"Tenemos un campo muy amplio y si no se clarifican las ordenanzas no vamos a poder cumplir con el poder de policía aunque seamos 50", explicó Longoni, al tiempo que advirtió que muchas de las funciones asignadas exceden las atribuciones de los agentes municipales. "Cómo podemos controlar la prohibición de venta de alcohol a menores si los inspectores no pueden pedir documentos", ejemplificó.

Las dificultades para fiscalizar el cumplimiento de la veda alcohólica se agudizan en los barrios altos de la ciudad, donde la falta de seguridad desalienta los controles nocturnos.

"Para fiscalizar a los almacenes y kioscos del alto tendríamos que entrar con el Bora", ironizaron los inspectores que reconocieron un incremento de infracciones tanto a la veda nocturna como a la prohibición de venta a menores en ese sector de la ciudad y admitieron tener

Este año se sumó un rubro conflictivo a la larga lista de actividades comerciales fiscalizadas por la dependencia municipal: las casas de juegos electrónicos. "Cuando salió la ordenanza ya sabíamos que iba a haber una explosión de las casitas de juego y ahora comenzamos a verlo", indicó Longoni.