Domingo 24 de agosto de 2003 | ||||
La falta de veredas, una aliada de los accidentes Los vecinos caminan por las calles, a costa de su seguridad
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los vecinos que circulan por la calle Rolando, en su mayoría lo hacen por la calzada, porque las veredas no existen o son discontinuas, y se exponen a sufrir accidentes, sobre todo durante la noche. La semana pasada hubo un accidente de regular importancia, con el saldo de una niña lesionada y el vuelco de un remise que cayó dentro de una zanja, pero ya se registró un caso fatal debido a esas circunstancias, sin que el municipio tomara cartas en el asunto. La última en sufrir un accidente en la calle Rolando fue la menor Cristina Elisa Barrera, de 8 años, quien caminaba a la altura de la calle Neuquén en una tarde lluviosa cuando fue embestida por un Peugeot 505 que conducía Fernando Cardozo. El trabajador trató de evitar el impacto y efectuó una maniobra brusca que hizo que el auto subiera a la vereda y cayera dentro de la profunda zanja que corre paralela a la calzada, pero ni aún así pudo evitar el accidente. La niña sufrió diversas lesiones pero su vida no estuvo en peligro, en tanto que Cardozo apenas recibió algunas contusiones. La ausencia de veredas y la intermitencia de ellas en muchas calles de la ciudad impulsan a los vecinos a caminar por la calzada y a exponerse a esos lamentables accidentes. Durante el invierno y en época de nevadas, los vecinos también prefieren circular por la calzada, porque los escalones tienden a confundirse y las caídas suelen ser más violentas. Y aunque los frentistas deberían librar las aceras de nieve y echar sal gruesa para que no se solidifique, muy poco sienten el compromiso de solidaridad con el peatón Nadie se salva del riesgo de resbalar en las calles con pendiente, sobre todo cuando hay hielo, pero igual todos prefieren circular por la calzada. Tratan de pisar sobre la nieve blanda para evitar el desplazamiento, pero están expuestos al despiste de algún vehículo que no es bien conducido o carece de neumáticos adecuados. En el centro, los desniveles y las veredas escalonadas también molestan a los peatones, pero en ese sector no se aventuran por la calzada debido a la gran concentración de tránsito y los autos estacionados. Subiendo hacia los barrios, a unas pocas cuadras del centro, las zanjas, el barro, las malezas y las veredas salteadas impulsan al peatón a caminar junto al cordón, poniendo en riesgo su vida. Existe una ordenanza que obliga a los frentistas a construir y mantener libres de obstáculos las aceras, pero son pocos los que cumplen y el municipio tampoco impone su autoridad. En lugar de caminar en zigzag, los peatones optan por hacerlo por el pavimento, a costa de su seguridad.
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