Martes 19 de agosto de 2003

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Causas de la desocupación

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Ficha técnica

Desocupación, problema presente para gran parte de los rionegrinos

En el 41% de los hogares hay al menos una persona sin trabajo. De las cuatro principales ciudades, Viedma es la más afectada, con 48%. Un tercio tiene entre 14 y 21 años y la mitad, entre 22 y 30 años de edad.

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En varios hogares de Río Negro la desocupación afecta a más de un miembro de la familia.

En el 41 % de los hogares en los cuatro mayores centros urbanos de la provincia, al menos una persona está desocupada y busca trabajo. Entre las ciudades San Carlos de Bariloche, General Roca y Cipolletti no existen grandes diferencias en cuanto a esta cifra. En cambio, en Viedma el porcentaje comparativo asciende a un 48 %. Es una información alarmante que surge del estudio realizado en los primeros días de este mes. El problema adquiere, sin embargo, dimensiones mayores. En varios hogares no se trata de sólo una persona que se encuentra involuntariamente fuera del circuito laboral. En casi la mitad de los hogares afectados por la desocupación se encuentra más de una persona en esa situación.
El problema de la desocupación se presenta en todos los grupos de edad. Empero, los más afectados son los jóvenes, que registran guarismos muy por encima del promedio. Más de un tercio pertenece al grupo de edad 14 a 21 años. Aproximadamente un 50% de los desocupados tiene entre 22 y 30 años. Los altos porcentajes de la desocupación juvenil reflejan la gran dificultad de los jóvenes de insertarse en el mercado laboral. Para el grupo de los jóvenes entre 18 y 21 años se plantea ese problema específicamente en Bariloche, donde un 43% de los desocupados pertenece a este grupo de edad. Correspondientemente bajas son las expectativas de que la persona desocupada más joven del hogar encuentre trabajo a corto plazo. Tomando como base un trabajo remunerado de 8 horas diarias, sólo un 6,9% piensa que es “muy probable” que esa persona más joven que vive en el hogar encontrará ese trabajo en los próximos tres meses. Un 28% estima que es “probable” que lo consiga. En contrapartida, un 47% lo considera “poco probable” y un 11% directamente lo descarta, respondiendo que es “para nada probable”.
Un mayor optimismo de que un joven pueda insertarse o reinsertarse en la vida laboral existe en Cipolletti. Casi un 40% supone que encontrará un trabajo remunerado de 8 horas diarias en los próximos tres meses (“muy probable” 4,9%, “probable” 34%). En Viedma hay más escepticismo al respecto. El grupo de los optimistas se reduce en esa ciudad a un 28%. En extremo alto es, en comparación con las otras ciudades, aquel 25% que considera “para nada probable” que el desocupado encuentre ese trabajo. En Cipolletti sólo un 3,9% opina lo mismo de sus oportunidades laborales.

Intensidad de la búsqueda

Encontrar trabajo depende en parte de la intensidad con que una persona desocupada se dedique a buscarlo. Sin embargo, de la encuesta surge que el problema no radica en esto. Según el testimonio de los encuestados, el desocupado que convive con ellos no asume un rol pasivo. Un 28% afirma que “se esfuerza mucho” y un 52% opina que “se esfuerza”. Los que esperan mejores tiempos sin desarrollar mayores iniciativas propias conforman minorías. Un 17% no “se esfuerza tanto” de encontrar trabajo, un 1,7% no “se esfuerza para nada”.
¿Dónde están las causas de la desocupación? Entre las diez posibles causas testeadas los encuestados destacan especialmente dos. Un 70% comparte la opinión de que la Argentina es un país con grandes extensiones y muchos recursos naturales todavía no explotados, y, si el gobierno planificara mejor la producción y, si se aprovecharan todas esas posibilidades, no habría desempleo.
La segunda causa que se menciona con mayor frecuencia (65%) se refiere a la regionalización y a la globalización de la economía y las empresas extranjeras que se instalaron en ese contexto en la Argentina manejando una buena parte de la economía. La sensación es que a estas empresas “les interesa poco si los argentinos tienen trabajo”.
No son las únicas críticas que se dirigen en el contexto de la desocupación contra la actuación de las empresas. El 52% declara la desocupación como consecuencia de una política del gobierno que favorece unilateralmente a los empresarios y no trata de encontrar un equilibrio razonable entre los intereses legítimos de los empleados / obreros y los intereses de los empresarios.
Aún más fuerte es con un 59% el segmento que le endilga a los empresarios la falta de solidaridad, opinando que estos luchan por sus ganancias sin importarles el futuro de sus empleados.
Con alguna razón se relaciona la desocupación con la capacidad de la economía a competir en calidad y precio con otros países en los mercados del mundo. Aquí se plantea el tema del desarrollo tecnológico y cómo mejorar el nivel de formación y capacitación de recursos humanos. Frecuentemente se afirma que es el bajo nivel de formación y capacitación lo que impide a muchas personas a integrarse en el mercado laboral por no satisfacer las demandas y exigencias. También entre los rionegrinos existe esa sensación en cuanto opinan que muchos no quieren estudiar y capacitarse y luego no encuentran trabajo. Sin embargo, éste no es el punto de vista dominante, a pesar del 37% que comparte esa opinión.
En el contexto de la relación que existe entre desocupación y formación educativa y profesional se destaca con mayor frecuencia otro aspecto. El 58% señala que la gente, en general, es consciente de que hay nuevas exigencias en el mercado laboral y que muchos quieren formarse y capacitarse adecuadamente. El problema para ellos es más bien el bajo nivel del sistema educativo y que los pocos centros de capacitación que hay, están lejos y resultan caros para muchos. Se trata con eso de una de las causas principales de la desocupación que destacan los encuestados.

Distintas causas

Los relativamente altos porcentajes que alcanzan las distintas causas que pueden influir en el problema de la desocupación señalan, por un lado, que la desocupación es un problema de alta complejidad y por otro lado, que distintos actores se niegan a aportar lo suyo para resolverlo. Estos son los gobiernos que deberían diseñar una adecuada política económica y social y en este contexto impulsar el desarrollo de un sistema actualizado de educación y formación profesional. Los actores son además los mismos ciudadanos, que deben ser conscientes de la necesidad de prepararse adecuadamente. No en última instancia son los empresarios, que no deben concentrarse tanto en los números sino también considerar a las personas. Si se piensa en las posibilidades que tiene también un gobierno provincial al respecto, una de sus funciones consiste en despertar la conciencia entre los involucrados en ese tema. Como surge del estudio, hasta hoy parecen existir barreras de mentalidad que dificultan o impiden la resolución del problema.
La desocupación ha despertado controversias ideológicas que se reflejan también en los resultados de esta encuesta. Un 43% culpa como causa principal de la desocupación al sistema capitalista que “perjudica a las masas”. Piden otro sistema mejor, algo distinto. A esta visión se opone un segmento igualmente fuerte (45%) que no considera a la economía de libre mercado como razón de la desocupación. Para ellos el problema radica en que “nuestros representantes no saben manejarlo”.
No es este el lugar para juzgar quién tiene razón. Sin embargo, parece acertado mencionar que hay países con una economía de libre mercado cuyas tasas de desocupación son muy bajas.
Lo mismo vale para otro argumento instalado hace mucho tiempo no sólo en la sociedad argentina. Un 40% de los encuestados en Río Negro adopta un aire de resignación y opina que es el avance de las máquinas y nuevas tecnologías en el proceso económico el que hace prescindible al hombre. Pronostican que por eso la desocupación crecerá también en el futuro. Se trata de un razonamiento que se instaló y tuvo cierta vigencia en la época del comienzo de la industrialización y aparición de las máquinas y las tecnologías de producción. Mientras tanto, se cambiaron las condiciones en ese contexto también referido a la desocupación. Son hoy especialmente los países teconológicamente avanzados y desarrollados con los índices más reducidos de desocupación y los países con mayor justicia social por su alta capacidad competitiva, su alto rendimiento económico como condición previa para políticas activas también en el campo social. Si es así no hace falta cambiar el sistema. Lo que hace falta es más bien cambiar actitudes.

 

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