Sábado 16 de agosto de 2003

Fuerte malestar en una escuela de Bariloche ante el silencio del CPE

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Los docentes esperaron hasta ayer una "garantía de salubridad" para continuar con sus tareas en la escuela 71 pero no tuvieron respuesta alguna del CPE, lo cual alimentó aún más la preocupación generada por los materiales tóxicos empleados para construir el edificio.

La directora del establecimiento, Marta de Menegas, recordó que llevan más de un año trabajando en el tema "con absoluto perfil bajo" y no consiguieron hasta ahora una pericia concluyente que les asegure que no corren ningún riesgo.

Aseguró también que no es voluntad de los docentes cerrar la escuela ni suspender las clases, pero quieren al menos un compromiso de sus "empleadores" (el Estado rionegrino) de que están enseñando y aprendiendo "en un lugar ambientalmente sano".

Del tema se han ocupado ya los concejales, Salud Ambiental, la Defensora del Pueblo de la provincia y la subsecretaría de Trabajo. Pero en la escuela causó profundo malestar el silencio de las autoridades del CPE.

La delegada local del CPE, Cristina Balest, no tomó ningún contacto con la escuela. Tampoco atendió los repetidos llamados de este diario. Según la información disponible en Internet, el asbesto es un material que hasta hace unos años era muy utilizado como aislante y que luego fue dejado de lado porque se comprobó que -si se diluye en el aire- puede causar problemas respiratorios y también es un comprobado agente cancerígeno.

Así lo confirmó el químico Alberto Caneiro, quien sin embargo advirtió que el riesgo para los habitantes de un edificio que contenga este material "es despreciable", siempre que no se hagan perforaciones ni se escarben las paredes.

Menegas señaló que, como cualquier otra, "la escuela está viva, los chicos juegan y las paredes están deterioradas" por los golpes y roces de muebles. De manera que es imposible asegurar que parte del asbesto no se libere en el ambiente.

También refirió que la fibra de vidrio del techo está humedecida y se volatiliza con el viento. Varias veces pidieron al Consejo que la retiren pero no fueron escuchados.

En la búsqueda de certidumbres, uno de los padres pudo contactarse con el Centro Atómico Bariloche, cuyos técnicos tomaron ayer muestras del aire en la escuela para analizarlas luego en sus laboratorios y comprobar si existen materiales tóxicos en suspensión. Los resultados se conocerían la semana que viene.

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