La semana en Roca

Excesos

Hay razones para preocuparse si lo visto en la última sesión del Concejo Deliberante fue la carta de presentación de un sector político a dos meses y medio de las elecciones municipales.

Irrumpir en un recinto legislativo y pisotear las normas de buena conducta, poniendo en riesgo el normal funcionamiento de un poder del Estado, no parece ser el mejor ejemplo que puede dar un grupo que asegura estar defendiendo el sistema democrático en los barrios.

Reflexionar sobre la intempestiva actitud demostrada el martes por el centenar de personas que "copó" el Concejo permite sacar una primera conclusión: las formas para defender un terreno político se perdieron por completo en esta ciudad.

Sin dudas que el estadío de impunidad en el que muchos dirigentes y dirigidos se encuentran hoy quedó cada vez más cerca mientras avanzó el calendario hacia las próximas elecciones provinciales y a esta altura las "zonas liberadas" para su accionar aparecen en toda Roca. Pero si al escenario se suma la disputa por la validez en los comicios barriales del 27 de julio y las declaraciones públicas del "traicionero" Ricardo Sarandría, la mezcla es explosiva.

Mirando hacia atrás, puede verse en 1999 al veranismo dando explicaciones sobre los "desconocidos" que acompañaban en un tractor al gobernador o deslindando responsabilidades sobre la lluvia de piedras que recibió a los candidatos peronistas cuando osaron caminar las calles de la zona norte.

Hoy, cuatro años después de aquello y aún a veinte días de los comicios provinciales y 75 de los municipales, poco importan a los otrora "desconocidos" la imagen ante la opinión pública, el tránsito por la vida gambeteando al Código Penal y mucho menos los derechos de quienes no piensan igual que ellos.

La última sesión del Deliberante fue un lamentable muy buen ejemplo de que nadie garantiza la existencia de límites para los militantes de una fuerza política que por estos días se muestra nerviosa.

Es difícil aventurar qué hubiera sucedido con los ánimos de los exasperados vecinos si la Policía se hacía presente en la sala, pero cierto es que desde la Presidencia del Concejo no hubo el mínimo gesto por asegurar a ediles, colaboradores, otros trabajadores y público la integridad si la situación se desbordaba.

No haberlo hecho significa un gesto de debilidad, que podría operar como antecedente cuando los días pasen, las elecciones se acerquen y grupos como el que se presentó el martes decidan paralizar la actividad legislativa tan sólo reuniendo un centenar de personas con ganas de insultar y aplaudir.

En este contexto, otro detalle a analizar es la actitud de los propios ediles ante la presencia en masa de los vecinos. Una cosa es responder al mismo signo partidario de los que llegaron a reclamar y otra muy diferente es alentar el desorden institucional, vía alocuciones demagógicas en defensa de "lo que pide el pueblo".

En honor a la verdad hay que decir también que la demagogia no fue sólo propiedad del radicalismo en la última sesión. Sólo así explicaron desde el miércoles en el bloque del PJ el voto disidente de la justicialista Karina Sabbag respecto de sus compañeros de bancada, cuando se decidió si los proyectos relacionados con las juntas vecinales se trataban en la misma reunión o pasaban al próximo encuentro.

Por otra parte, vale advertir que en todo su derecho se encuentran los afiliados y militantes de la UCR roquense de sentirse traicionados por el intendente y los funcionarios a los que consideran haber llevado con sus votos a los sillones que hoy ocupan.

Lo que no puede admitirse son los métodos que eligen para manifestar su sentimiento, cada vez con más desdén por el respeto al pluralismo que impone el sistema de gobierno que dicen estar protegiendo. Esto no se trata de resolver quién perjudicó a quién para ganar la libertad de elegir el castigo Hugo Alonso

halonso@rionegro.com.ar