Matan a líder chiíta en el peor atentado de la posguerra

Un coche-bomba estalló en una mezquita en Najaf, asesinando a unos 100 fieles. Miles marcharon tras el ataque, culpando a los seguidores de Saddam y a EE.UU.

El potente explosivo instalado en un auto estalló al final de un concurrido servicio religioso, ocasionando numerosas víctimas.

AMMAN/BAGDAD (DPA/ AFP) - Un coche bomba mató ayer al importante líder chiíta moderado Mohammed Baqr al Hakim en la ciudad iraquí de Najaf y a otras 100 personas, en el peor atentado desde la caída del régimen de Saddam Hussein.

El atentado se produjo cerca de la mezquita Imam Ali, uno de los lugares más sagrados para los chiítas, unos 150 kilómetros al sur de Bagdad. Más de 200 personas resultaron heridas Hakim, uno de los principale responsables chiítas que lideraba la Asamblea de la Revolución Islámica en Irak (ARII) y había pasado 23 años exiliado en Irán antes de regresar a Irak en mayo, era partidario de la cooperación pacífica con las fuerzas británico-estadounidenses en Irak.

Cuando Baqr al Hakim abandonó la mezquita junto a sus guardaespaldas tras la oración, "volaron dos coches", relató su sobrino Mohsen Hakim. En el ataque también murieron varios guardaespaldas del líder .

En el sermón pronunciado justo antes de la explosión, el ayatolá Hakim había acusado a los partidarios de Saddam Hussein de los ataques contra las tropas estadounidenses Miles de personas enfurecidas se manifestaron en Bagdad y otras ciudades iraquíes, gritando contra Saddam Hussein y el partido Baas, responsabilizándoles del ataque. También llamaron a vengar la muerte del líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak (SCIRI), al igual que las de las otras víctimas Algunos fieles "se negaron a permitir que soldados estadounidensesse acerquen a la escena y rechazaron su ofrecimiento para ayudar a rescatar víctimas de debajo de los escombros", añadió un funcionario de gobierno Miembro del Consejo de Gobierno provisional designado por la administración civil estadounidense en Irak, Abdul Aziz al Hakim culpó a los miembros del depuesto régimen iraquí del ataque. Pero también acusó a los soldados de la coalición liderada por Estados Unidos por "su fracaso en mantener la seguridad en el país", y añadió que su hermano había "destacado ese tema" durante las oraciones de los viernes poco antes del atentado Las fuerzas británico-estadounidenses no estaban presentes en Najaf debido a la orden de respetar los lugares santos de Irak.

El administrador civil estadounidense de Irak, Paul Bremer, condenó en una declaración duramente el atentado y prometió la ayuda de las tropas aliadas para llevar a los responsables ante la Justicia.

En Najaf se han producido varios enfrentamientos entre seguidores de los principales líderes chiítas desde la caída de Saddam Hussein. Cinco días atrás tres personas murieron en Najaf en el ataque al domicilio de otro dignatario chiíta, el ayatolá Mohammad Said Hakim. En abril fue asesinado Abdel Majid al Joi, un jefe chiíta moderado.

Ahmed Chalabi, del Consejo de gobierno transitorio, dijo que Irak está acosado por acciones coordinadas entre seguidores del derrocado régimen y activistas de Al Qaeda, liderada por Osama Ben laden. Chalabi estimó que la seguridad interna en Irak debería ser garantizada por los iraquíes "mientras que la coalición defendería las fronteras ", declaró Tanto las Naciones Unidas como la Casa Blanca repudiaron la masacre de ayer y analistas estimaron que el atentado complica aún más el objetivo de EE.UU. de estabilizar a Irak.

La Casa Blanca condenó el ataque y dijo que Estados Unidos "sigue empeñado" en combatir el terrorismo y reconstruir ese país En tanto, la resistencia a los aliados continuó y otro soldado norteamericano murió en un ataque con cohetes antitanque (RPG) en Bagdad que dejó a otros tres soldados heridos.

Análisis

El atentado que mató ayer al ayatollah Mohammed Baqr al Hakim constituye un doble revés para Washington, al desaparecer un moderado de la comunidad chiíta, con el consiguiente peligro de enfrentamientos religiosos entre iraquíes, y quedar en evidencia la incapacidad de EE.UU. para garantizar la seguridad en Irak Washington perdió ayer a un hombre que constituía -por lo menos a corto plazo- un precioso elemento estabilizador en la comunidad chiíta, mayoritaria en el país y un nexo con el vecino Irán, donde había pasado 23 años en el exilio. El ayatolá Hakim quería evitar un enfrentamiento entre iraquíes y estadounidenses y entre chiítas y sunitas El ataque suma inestabilidad, porque podría enfrentar a grupos religiosos chiítas y sunitas, que se disputan el poder tras la caída del régimen de Saddam. De hecho, la BBC señaló anoche que no se descarta que sea una disputas entre chiítas moderados y radicalizados, opuestos a EE.UU De hecho, el sitio del ataque, Najaf, es la ciudad más sagrada para los chiítas, porque supuestamente allí está enterrado su mártir Iman Hussein, nieto del profeta Mahoma. Najaf fue en una oportunidad el poder central del chiísmo del Islam, tras el cisma entre chiítas y sunitas que dividió a esta fe.

Los chiítas, enemigos de Saddam Hussein, son el grupo religioso más importante de Irak, el 60% de sus 24 millones de habitantes. Durante la primera Guerra del Golfo, Hussein reprimió a los chiítas que se habían sublevado contra su gobierno instigados por EE.UU., luego de que los norteamericanos desistieran de avanzar sobre Bagdad, en 1991. Miles fueron torturados, asesinados o huyeron a Irán .

Además, los hechos de Najaf muestra una vez más las dificultades de la coalición liderada por Estados Unidos para cumplir sus promesas de normalizar el país, en momentos en que se multiplican los ataques, atentados y sabotajes. Se produce apenas diez días después del perpetrado contra la sede de la ONU en Bagdad, en el que murieron el representante especial de ONU en Irak, Sergio Vieira de Mello.

"Vemos un deterioro, una degradación que no parece tener cura. El poderío militar estadounidense parece estar superado por los acontecimientos en un país a la deriva", constata Simon Serfaty, del Centro de estudios internacionales y estratégicos de Washington. El atentado se produce cuando Washington debate la necesidad de reforzar su contingente de 140.000 efectivos en ese país y sobre eventuales concesiones para lograr apoyo internacional.

Diálogos con Corea del Norte concluyeron sin acuerdos

PEKIN (Reuters) - Las conversaciones sobre la crisis nuclear de Corea del Norte concluyeron ayer sin resultados notables, aunque los seis participantes acordaron reunirse nuevamente.Pero eso no detuvo a Pyongyang a fustigar de nuevo a Estados Unidos, comparando a Washington con un "bandido" determinado a desarmar a Corea del Norte para luego invadirlo.

Las frustraciones salieron a la superficie durante los tres días de encuentros en una casa estatal de huéspedes en Pekín, entre señales de que el estado comunista más aislado del mundo le dijo a sus enemigos norteamericanos que ensayará sus credenciales nucleares al llevar a cabo una prueba de este tipo "Las conversaciones fueron difíciles y, a veces, muy tensas", citó l agencia de noticias rusa Interfax a un negociador ruso. "No ha habido un fracaso, pero tampoco logros".

El único resultado concreto se produjo cuando el país anfitrión, China, dijo que las seis naciones en el diálogo --las dos Coreas, Japón, Rusia, Estados Unidos y China-- acordaron trabajar hacia una península coreana libre de armamento nuclear y que se reunirían otra vez dentro de dos meses. No se señaló lugar ni fecha y se anticipó que las conversaciones futuras para acabar con una situación nuclear que se originó hace 10 meses no serán fáciles. "Hubo progreso en las conversaciones y también diferencias, pero todas las partes pensaron que fueron beneficiosas", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, en la ceremonia de clausura.