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Activo defensor de los derechos humanos en los sitios "calientes"

El diplomático era un experto en situaciones de pos-conflictos armados. Actuó en Kosovo, Timor y El Líbano, entre otros.

Hace pocos días el enviado especial de las Naciones Unidas, Sergio Vieira De Mello, había subrayado una vez más lo mucho que se identificaba con su papel de defensor de los intereses del pueblo iraquí. En una entrevista con el periódico brasileño "O Estado de Sao Paulo", consideró que la ocupación de Irak representa una situación "humillante" y "traumática" para los iraquíes. "¿A quién le gustaría ver a su país ocupado? A mí no me gustaría ver tanques extranjeros en Copacabana", enfatizó Vieira. De Mello dijo que había ido a Irak a ayudar a la gente a construir una nueva vida, pero terroristas inescrupulosos se cobraron la suya en Bagdad. "¿Por qué nosotros? ¿Por qué las Naciones Unidas?", se preguntaban en la sede de la ONU en Nueva York los empleados de la organización internacional.

El brasileño, de 55 años, diplomado en filosofía y ciencias humanas por la universidad de la Sorbona en París, había sido nombrado en mayo pasado por el secretario general Kofi Annan su representante especial en Irak por cuatro meses "Incluso las guerras tienen sus leyes. Nadie debe ser privado arbitrariamente de la vida. Nadie debe ser detenido arbitrariamente y no se debe someter a nadie a la tortura", había advertido a su llegada a Bagdad.

Su nombramiento como representante especial de Annan en Irak respondió entonces a una amplia experiencia en la gestión de países en post-conflicto.

Hombre brillante y encantador, Vieira de Mello había ejercido toda su carrera profesional en las Naciones Unidas. Comenzó en 1969 a trabajar para el Alto Comisionado para los Refugiados (ACNUR), y en setiembre de 2002 sucedió a la irlandesa Mary Robinson en el cargo de Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU . "Ser un hombre del sistema no significa ser un burócrata que se ha pasado la vida sentado en un despacho", decía De Mello .

En octubre de 1999, nombrado administrador de Timor Oriental, Vieira de Mello defendió enérgicamente la acción de la ONU tras la rebelión de las milicias pro-indonesias que siguió a la votación a favor de la independencia. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó de "brillante" su gestión de aquella crisis Poco antes, en junio de 1999, había sido designado por Annan para administrar provisionalmente Kosovo. Fue asimismo el principal asesor de la Fuerza de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) entre 1981 y 1983, en el momento de la invasión israelí. En 1994 dirigió la Fuerza de Protección de Civiles de la ONU (FORPRONU) para la ex Yugoslavia, en el momento álgido de la guerra en Bosnia. Tras el genocidio ruandés, fue en 1996 coordinador humanitario de la región de los Grandes Lagos en Africa.

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