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Viedma desde las urnas, escenario impredecible

Rosso, Soria y Saiz tallan en la elección por la gobernación. Para la intendencia la disputa se extiende a cuatro partidos.

Publicidad política a pleno en la capital provincial.

Viedma -electoralmente- es imprevisible.

Todos los sectores admiten que la volatilidad de los votos no permite ningún pronóstico.

La paridad de Viedma extiende la indefinición al circuito del Valle Inferior, que incluso derivar que los tres diputados se distribuyan entre tres partidos. Pero, además, la disputa está centrada en candidatos de cuatro agrupaciones: Mario Uicich del MARA, Susana Holgado del radicalismo, Alicia Carbone del justicialismo y Mario González de Rumbo Nuevo, partido liderado por el ex gobernador Horacio Massaccesi.

Es obvio que el incierto escenario está ligado a otra realidad electoral: la compulsa a la gobernación y la intendencia.

Las encuestas partidarias coinciden que tres fórmulas están separadas entre cuatro puntos, con liderazgo de Eduardo Rosso frente a Miguel Saiz y Carlos Soria. Pero las ventajas se achican en un espectro en la proyección.

Rosso mantiene un buen e histórico caudal electoral que parte parece diluirse por culpas extrañas y propias. Aquellas pueden explicarse en la tan común razón del voto útil. Las responsabilidades atribuibles a Rosso es su estilo, que en Viedma acumuló pero también alejó adeptos con facilidad. Por caso, no supo o no quiso sostener al sector frentista de Eduardo Chironi. Esta deserción bien se explica más en las formas que en otras cuestiones. Aún así, el apoyo electoral de Rosso no sólo permitiría su triunfo en Viedma sino que su arrastre puede consagrar intendente a Néstor Minicheli.

Carlos Soria sostiene su campaña capitalina con una fuerte presencia mediática, centrada -esencialmente- en la disputa con Rosso por la pertenencia a Néstor Kirchner. Luego, el esfuerzo de "los compañeros" se diluye por viejos rencores. El candidato a la intendencia, Pedro Pesatti ya advirtió que -posiblemente- no alcance con acumular buena imagen. En cambio, se excedió en los desaires a la dirigencia que lidera Remo Costanzo -que incluye a Gustavo Costanzo y Alicia Carbone como candidatos a diputados- y otorgó "motivos" para ubicarlos en la vereda de enfrente.

El radicalismo sumó expectativas pero también posibilidades. Repuntó la imagen en Viedma de la gestión de Pablo Verani -especialmente por sus obras-, en especial, sobran potenciales razones por los cargos decisivos asignados a los radicales locales: Mario De Rege a la vice, Bautista Mendioroz encabeza la sábana, Fernando Chironi a la Cámara de Diputados y Jorge Ferreira por la intendencia.

Todos concentran manejos de parte del Estado provincial, lo cual, no es poco en "la construcción de poder". Esta multiplicidad no permitió una estrategia de campaña y, mucho menos, un discurso único. Se repite la dispersión de esfuerzo y de recursos. Ocurre que esas acciones emergen -esencialmente- direccionadas a la reorganización radical y el reparto del poder post-elección.

En ese escenario, la pugna oficial se concentra entonces entre De Rege y Ferreira, quienes además de virtudes disponen de organismos y estructuras suficientes para motorizar voluntades en una campaña caracterizada por quejas contra el gobierno.

Con favores y guiños oficiales, Massaccesi -jugado a la intendencia y sin formula provincial- alienta a los radicales al "voto combinado" con Saiz-De Rege. Ferreira y Mendioroz detectan detrás de aquella jugada al gobernador Verani y otros radicales, entre ellos, a De Rege.

No será fécil saber la verdad de lo que hasta ahora sólo son diseños políticos. El interrogante es el porcentaje de corte de boletas y, en ese sentido, el consultor Ricardo Vignoni informó a Verani que no superará el 15 por ciento y lo entusiasmo que si existe "un buen aporte de los votantes a Massaccesi" podría permitir el triunfo de la formula a la gobernación.

Otro ingrediente para un incierto escenario electoral. (AV)

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