Domingo 31 de agosto de 2003
 

El estilo ¡y qué!

 
Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar
  El menemismo no se contentó con instalar en el país una fuerte corrupción. Fue más lejos aún: se rodeó de un estilo insolente fundado en la impunidad. Por eso, sus figuras más emblemáticas, tanto como el propio Menem, no se contentaron con hacer desaguisados con los bienes públicos, sino que además se mostraron desafiantes al respecto. Otro tanto hicieron con su escandaloso nivel de vida, imposible de justificar de la noche a la mañana. No lo ocultaron, sino todo lo contrario: con increíble audacia exhibieron sus 4 x 4; sus viajes y sus lujosas propiedades como trofeos. Fue la cultura del “Sí, ¡y qué!”; del “si se nota, mejor”, practicado en las narices de todo el mundo, entre otras cosas porque la Justicia fue parte del juego y, peor aún, la sociedad lo toleró de hecho al no condenar en forma categórica ese bochorno.
El sobischismo fue un fuerte abonado a este estilo desenfadado. Hay multitud de ejemplos a mano. Como cuando Sobisch se declaró “lobbista de las empresas”; caracterizó a las petroleras como sus “aliadas estratégicas”; le renovó a Repsol la concesión del mayor yacimiento de gas del país sin consultar a nadie o le condonó a esa firma 112 millones de dólares en impuestos. Todo al estilo “¡y qué!”
Algo cambió en el país en diciembre del 2001 y hoy la sociedad busca gestos opuestos a los de entonces. Sin embargo, el sobischismo sigue pegado a aquel estilo como si nada hubiera ocurrido.
Esta semana, Sobisch se preció de entregar créditos a los amigos. Lo dijo sin ruborizarse ante un auditorio de empresarios y comerciantes. “El gobernador va a darles créditos a quienes puedan pagarlos y si son amigos, mejor”, se ufanó.
En realidad, con este último “¡y qué!” Sobisch ha ido más lejos que antes. Sin proponérselo dejó en claro no sólo a “quiénes”, sino también “quién” otorga los créditos en esta provincia.
De un plumazo quedaron a un costado el directorio del Banco Provincia del Neuquén y del Instituto Autárquico de Desarrollo Productivo, los verdaderos encargados de evaluar los pedidos y resolverlos conforme a la solvencia de los solicitantes. Ahora se sabe de boca del interesado que todo esto lo decide Sobisch, ¿y qué?
Desde luego, frente a una actitud tan transparente, la oposición no esperó ni un instante para protestar. Moraña y Villar, los candidatos del ARI-Encuentro Neuquino, se presentaron ante la fiscalía anticorrupción para ampliar su denuncia sobre los préstamos a empresas amigas del gobierno. Duzdevich, el candidato justicialista, sintetizó lo ocurrido señalando que “Sobisch cree que es el dueño de los recursos del Estado”. El legislador recordó el caso de los 41 millones de dólares en créditos otorgados para El Chañar III etapa “a 5 ó 6 empresas de amigos del gobernador y ex funcionarios”.
En octubre del 2001, el titular del BPN, Luis Manganaro, reconoció ante los diputados que lo habían convocado para que dé explicaciones, que si esos proyectos fracasan la provincia pierde el dinero.
El nudo de la cuestión son las dudosas garantías que se aceptaron para otorgar los préstamos a beneficiarios, entre los cuales figuran empresarios vinculados con el gobierno, funcionarios y ex funcionarios, como miembros de la familia del ex ministro de Economía, Silvio Ferracioli, y del actual titular de Rentas, Marcelo Lazcano. También la familia Schroeder, propietaria de una radio, de una clínica y, desde abril, de un diario; además del ex intendente de Cutral Co, Adolfo Grittini, entre otros.
Lo peor de esta política de dar créditos a los “amigos” con los fondos públicos es que muchos de ellos ni siquiera los pagan. Prueba de esto es la enorme cartera morosa transferida al Iadep cuando se convirtió el banco estatal en sociedad anónima. Ese pozo negro, mantenido en un cono de sombra por el gobierno, incluye una larga lista de amigos, parientes y compañeros de partido en cualquiera de sus dos versiones conocidas: sapagistas o sobischistas.
No contento con esto, el gobierno adjudicó en noviembre del 2002 unas 2.200 hectáreas para proyectos agroindustriales vinculados con cultivos frutihortícolas, viñedos, olivos y forestación en Añelo. Entre los 12 grupos de productores y empresarios beneficiados aparecen nuevamente algunas de las familias mencionadas.
Todos éstos no son los únicos aspectos en los que el gobierno beneficia a sus amigos. Hace poco se conoció que la provincia pagó fuertes sobreprecios por la contratación de servicios de salud de alta complejidad con clínicas privadas. ¿Los propietarios de las firmas? Otra vez los apellidos Schroeder y Lazcano en danza.
En los últimos días los contribuyentes neuquinos pudieron enterarse de que el gobierno gasta cifras enormes en la contratación de vehículos para distintas reparticiones del Estado y para uso de ministros y secretarios de Estado.
Además de onerosos transportes escolares, se contratan verdaderas flotas de 4x4 para los funcionarios -un vehículo que, dicho sea de paso, se ha convertido en un verdadero ícono de la Argentina desigual-.
“Río Negro” dio a conocer algunos de estos negocios montados a partir de una decisión de corte imperial del gobernador: la venta de un día para el otro de todos los coches oficiales. Pero hay motivos para pensar que en este “¡y qué!” lo visto hasta ahora podría ser sólo la punta de la montaña de hielo.

Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar

     
     
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