Martes 19 de agosto de 2003
		La salud, una nueva forma de atraer al turismo en la Argentina
		Por Silvana Santi
		Si lo que desvela a una persona es evitar el paso del tiempo y pretende rejuvenecer su rostro diez años, sólo basta con pasar un par de semanas en Buenos Aires, siempre y cuando se logre adquirir un paquete turístico que incluya un breve paso por el cirujano plástico. Argentina siempre resultó atractiva para el turismo por sus paisajes, su buena carne, sus renombrados vinos y su vida cultural. La oferta se hizo más apetecible después de la devaluación del 2002. Hoy cientos de los extranjeros que visitan el país llegan no sólo a consumir, sino a buscar soluciones a sus problemas de salud. En cuestión de semanas, cualquier visitante puede realizarse cirugías estéticas, someterse a una operación cardíaca y concretar un embarazo mediante la fertilización asistida, todo esto con el respaldo de una medicina considerada de vanguardia en Latinoamérica. Este nuevo “boom” llegó al país sudamericano como otro efecto de la devaluación del peso, la moneda local, que abarató los costos en dólares. Si un tratamiento de fertilidad asistida para aquellas parejas que no pueden concebir por vías naturales resulta en muchos países demasiado caro, en la Argentina probablemente encuentren uno a la medida de sus bolsillos. Un plan de reproducción asistida vale en Buenos Aires cinco veces menos que, por ejemplo, en Estados Unidos. En ese sentido, “se abrió un mercado potencial con pacientes del exterior”, señala el Dr. Claudio Chillik, director del Centro de Estudios de Ginecología y Reproducción (CEGYR), donde en 1985 se logró con éxito el primer embarazo “in vitro” del país, que luego se amplió a una diversidad de técnicas para ayudar a la fecundación. De acuerdo con datos de la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad (SAEF), en el país ya nacieron más de 4.000 niños por medio de la fertilización “in vitro” y actualmente se realizan 2.500 procedimientos anuales de este tipo. “De los casos de infertilidad que tratamos por año -alrededor de 500-, un 15% llega desde el exterior”, reconoció Chillik ante una consulta de DPA. Por estos días, el médico atiende a pacientes de Perú, Ecuador, Chile, Alemania, Inglaterra, España, además de numerosas consultas de latinos residentes en Estados Unidos, donde según sus datos, buscar un hijo por vías médicas puede costar más de 10.000 dólares, contra los 2.500 a 3.000 dólares que se paga en promedio en una clínica privada de la Argentina. Si la pareja tiene las condiciones necesarias para una fertilización “in vitro” -lo cual se comprueba con estudios médicos previos- un tratamiento de este tipo en el CEGYR requiere que la paciente permanezca entre diez y doce días en Buenos Aires. En este marco, varios centros médicos poseen convenios con importantes hoteles. El paquete que cada visitante requiere puede diagramarse por medio de las páginas web de las instituciones, donde es posible solicitar desde un traductor hasta un servicio religioso. “Estamos teniendo bastante demanda por la donación de óvulos, porque, por ejemplo, en algunos países como Alemania esto está prohibido, por lo que estamos teniendo muchas consultas de ese país”, dice Chillik. En materia de precios, el médico los compara con Estados Unidos, donde el costo de un tratamiento de estas características puede ascender a 15.000 dólares, mientras que “aquí, en Argentina, se cobra un promedio de 2.500 dólares”. Las páginas de Internet de diversas clínicas sirven como puerta de entrada para realizar las primeras consultas o bien la fase inicial de cualquier tratamiento médico. En materia de cirugía estética, hay una diferencia de 1.000 dólares entre hacerse un mini-lifting facial en la Argentina y Chile. Desde ese país limítrofe, muchos contingentes ni siquiera llegan a la capital argentina para concretar una cirugía estética, sólo cruzan los Andes que separan a ambos países y llegan a las clínicas de la provincia cordillerana de Mendoza. Por alrededor de 1.800 dólares, cualquier mujer puede aumentar su busto por medio de un implante de siliconas y volver a su país de origen luciendo un mejor escote. En Chile, otro país con una valorada reputación en medicina, una operación de este tipo asciende a 4.500 dólares. Si el presupuesto de viaje de un interesado no llega a las cuatro cifras en dólares o euros, puede conformarse con lucir una boca carnosa como la de una modelo publicitaria por la módica suma de 300 dólares. El doctor Carlos Juri, un reconocido cirujano plástico argentino, afirma que se incrementó la consulta de extranjeros que provienen de diferentes lugares de América, Europa e incluso Medio Oriente y agrega que las cirugías estéticas no son sólo terreno de las mujeres, ya que el porcentaje de los retoques resultó en los últimos tiempos “más incrementados por parte de los hombres”. Argentina tenía antes de la devaluación de enero del 2002 precios casi tres veces más altos que hoy, por eso ahora parece ser el país menos costoso de Latinoamérica en el campo de la medicina. No sólo el hedonismo es la causa por la que arriban los turistas. Muchos vienen con la esperanza de mejorar su salud. En la Fundación Favaloro, de reconocido prestigio en la medicina cardiovascular -su creador, el médico René Favaloro, inventó la técnica quirúrgica de “by-pass”-, reciben un 30% de pacientes del exterior, según informaron representantes de la institución. Si bien esta renombrada fundación siempre tuvo consultas desde otros países, hoy se han convertido en una fuente de ingresos considerable para la institución. En esa clínica médica estiman que en promedio muchas de las cirugías cardiovasculares que realizan son un 50% menos costosas que en Estados Unidos. De acuerdo con datos propios de la Fundación Favaloro el éxito en los resultados de las cirugías de alta complejidad es comparable al de los países más desarrollados.
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