Domingo 17 de agosto de 2003
 

Fragmentación

 
Por Héctor Mauriño
vasco@rionegro.com.ar
  En medio de todo, la oposición puede ver con alivio que el jueves pasado haya vencido el plazo para la presentación de listas fijado por la Justicia Electoral de cara a las elecciones del 28 de setiembre próximo. De otra forma, nadie hubiera podido garantizar a las fuerzas que se ubican en la vereda de enfrente del MPN que algún otro de sus mentados candidatos terminara fatalmente por caer, víctima de un tan implacable como patético efecto dominó.
El increíble proceso de fragmentación que experimentó la oposición interna y externa al MPN tuvo su paroxismo esta semana de la mano del candidato justicialista Sergio Gallia. Quien hasta entonces era el único que atesoraba la virtud de querer ser se bajó dos días antes de la hora señalada, cuando desde la Justicia amagaron con indagarlo en la causa que tiene abierta por presuntas maniobras administrativas y financieras durante su gestión al frente de la municipalidad de Plottier.
Este gesto sin fortuna del senador justicialista fue un digno broche de oro para la seguidilla de deserciones entre las candidaturas -urdidas con o sin el consentimiento de sus protagonistas- que lo precedieron: Jorge Sapag, Oscar Parrilli, Horacio “Pechi” Quiroga, Oscar Massei, Raúl Podestá...
Pero además, lo de Gallia no se termina de entender. Si sabía que iban a pedir su indagatoria y eso constituía una severa limitación para su postulación, ¿por qué no dio un paso al costado antes? Y, finalmente, si está convencido de su inocencia, y de que ésta es una jugada política, como insinuó, ¿por qué se bajó al primer amague y no siguió adelante a pesar de todo?
Puede ser que la cuestión judicial no haya sido el principal desencadenante de la dimisión de Gallia y que su gesto se haya debido más que nada a la ostensible falta de apoyo por parte del presidente Néstor Kirchner, pero la forma y la oportunidad en que se produjo su brusco deslizamiento dejó a todo el mundo con la impresión contraria.
En todo caso, si se tratara del apoyo nacional, tampoco debería sorprender a nadie, y menos al propio Gallia, que Kirchner no haya estado bien dispuesto a fotografiarse a su lado. Después de todo, el ex intendente de Plottier fue un menemista contumaz, que recién migró hacia el duhaldismo cuando fue muy evidente que el riojano empezaba a caer en picada.
Los entretelones que rodearon el paso al costado de Gallia y que culminaron con su reemplazo por Aldo Duzdevich dan cuenta con cierto patetismo de las dificultades con que tropieza la oposición para ofrecer a la sociedad una alternativa sólida y coherente al emepenismo.
Antes de desintegrarse de hecho, el frente Unión por Neuquén barajó nuevamente la candidatura de Massei -quien rechazó tajantemente el convite- y más sobre la hora aún la de Podestá. El intendente de Zapala atesora un triunfo sobre Sobisch más resonante que el de Quiroga, pero tampoco quiso hacerse cargo de la candidatura consuelo.
En este desmadre, además de los protagonistas locales, tuvo una cuota de responsabilidad el kirchnerismo neuquino instalado en el gobierno nacional. Al parecer, desde allí se acordaron tarde de que la falta de una alternativa real terminaría fortaleciendo a un adversario enconado y amigo de Carlos Menem como es Sobisch.
En medio de la cuenta regresiva, salieron a buscar un candidato con relieve como para poder armar un frente de último momento y, claro, el remedio fue peor que la enfermedad. Primero porque esa figura no apareció y segundo porque la movida fue notoria y contribuyó a restar puntos a una oposición que viene desde hace rato por el callejón de la amargura.
Desde ese estamento también se intentó captar a los integrantes del frente ARI-Encuentro Neuquino. Pero el Frente Grande le pasó una larga factura al entorno presidencial y la gente de Moraña ni siquiera quiso discutir el ofrecimiento.
Con todo, el último capítulo en esta saga aún no está escrito. Se trata del candidato a diputado nacional, que el kirchnerismo quiere asegurarse con un hombre de fierro. Por eso, Duzdevich le ofreció públicamente su puesto al secretario general de la Presidencia. “Si el compañero Parrilli no acepta, igual queda a disposición mi renuncia para que designe alguna persona de su amistad y confianza”, le propuso cargado de ironía.
Las listas están cerradas, pero nada impediría que, renunciados los titulares y suplentes, las autoridades partidarias designaran a un reemplazante. Desde ya, a nadie parece preocuparle que la voluntad de los afiliados no sea tenida en cuenta en lo más mínimo.
Lo que ya no parece ser motivo de discusión son las fórmulas para la gobernación. Por un lado la del MPN, cuyos operadores hacen pronósticos más que optimistas, y por el otro la variada oferta de la oposición, cuyos exponentes presumiblemente saldrán a pujar por el liderazgo del antisobischismo.
Este capítulo se dirimirá de ahora en más entre las duplas Duzdevich-Rioseco; Moraña-Villar, Canini-Schaljo y Taylor-Etcheverry. Si bien la vuelta de Quiroga a las relaciones carnales con el sobischismo -después del breve intervalo de las elecciones municipales- le ha restado posibilidades a la UCR, la partida de Gallia tuvo como efecto no deseado el retorno de Benítez. El intendente de Cutral Co dijo que el mutis del candidato justicialista lo libera de compromiso con Unión por Neuquén y que votará la fórmula Prieto-Burgos.
En breve se verá cuál puede más.

     
     
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