Lunes 4 de agosto de 2003
 

Parlamentos regionales

 

Por Martín Lozada

  El impulso que los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner pretenden darle al Mercosur ya tiene algunas consecuencias institucionales. Prueba de ello resulta la iniciativa de los legisladores de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay tendiente a crear un Parlamento del Mercosur, con la idea de ponerlo en marcha mucho antes del 2008, el año originalmente previsto. La integración esperada suele chocar con las diferencias que en materia de legislación presentan los distintos estados. Es por eso que la armonización legislativa es una exigencia prioritaria y abarca aspectos que comprenden desde el área fitosanitaria para el comercio intrarregional hasta los requisitos en materia aduanera, las exigencias para obtener la residencia y también las vinculadas con las equivalencias de títulos universitarios.
El Parlamento regional, conformado por diputados electos provenientes de los países del área, estará destinado a tratar temas de legislación aplicable en todo el Mercosur. Juntamente con los tribunales arbitrales y un idéntico signo monetario para facilitar el comercio, constituirán los logros institucionales más elocuentes para dotar de efectividad al tratado de integración.
En nuestro subcontinente existen, sin embargo, importantes antecedentes en materia de parlamentarismo regional. Prueba de ello resulta la constitución del Parlamento Latinoamericano (Parlatino), en diciembre de 1964, en la ciudad de Lima, luego de más de medio siglo de iniciativas.
La Declaración de Lima señala que el Parlatino es una "...institución democrática de carácter permanente, representativa de todas las tendencias políticas existentes en nuestros cuerpos legislativos, y está encargada de promover, armonizar y canalizar el movimiento hacia la integración".
Entre sus objetivos se destaca la defensa del ejercicio de la democracia representativa y participativa, con estricto apego a los principios de no intervención y de libre autodeterminación de los pueblos.
Otro ejemplo a tener presente lo constituye el Parlamento Centroamericano creado en mayo de 1986. Sus miembros son: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, con diputados electos, Panamá con diputados designados, quedando únicamente Costa Rica, que no ha ratificado el Tratado Constitutivo. Con sede en la ciudad de Guatemala, sirve de foro deliberativo para el análisis, planteamiento y recomendación de los asuntos políticos, económicos y sociales comunes del área centroamericana.
El Parlamento Andino, a su vez, fue instituido por medio de la declaración de Caracas en 1979 y comenzó a funcionar recién en 1984. Apunta a asegurar el imperio de la paz, la justicia social y la democracia, y también a velar por la calidad de vida de la población andina. Todo ello en un marco signado por la paulatina integración subregional.
El Parlamento Amazónico es otro de los foros regionales en funcionamiento. Consiste en un organismo de carácter permanente, creado en 1989, por iniciativa de la Cámara de Diputados del Congreso del Perú. Se integra con representantes de los parlamentos de los países de la Amazonia: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela.
La protección y defensa de la soberanía nacional y la intangibilidad territorial de todos los países cuyos parlamentos lo integran, están dentro de sus prioridades. Aunque también el uso y la conservación racional de los recursos naturales acordes con los intereses de los pueblos de los países miembros y de la humanidad toda.
En nuestro ámbito regional funciona el Parlamento Patagónico, creado en 1991 a través de una resolución firmada por los diputados de las provincias patagónicas reunidas en la legislatura del Neuquén. Entonces fueron 21 legisladores quienes aprobaron el acta constitutiva y una declaración que estableció a la nueva institución como "el gran ámbito de debate sobre los problemas regionales".
Las bondades del parlamentarismo regional son varias. En primer término porque auspicia el diálogo democrático y pluralista, las negociaciones y las vías consensuadas para la adopción de medidas de gobierno. No es casualidad, en ese sentido, que en general hayan sido establecidos con posterioridad a las muchas experiencias dictatoriales en Latinoamérica.
Luego, debido a que suponen un hacer legislativo menos condicionado por la acción de los aparatos partidocráticos, sobre todo de los cuadros tradicionales. A ello contribuye su integración heterogénea, verdadero crisol de tendencias, prácticas e ideologías políticas.
Al fomentar el tratamiento legislativo de problemas comunes, posibilitan un conocimiento más profundo y estructural de los desafíos que enfrenta una región en particular, lo cual conduce a encontrar soluciones compartidas y de aplicación conjunta y simultánea en el espacio institucional a integrar. Ojalá así suceda con el futuro Parlamento del Mercosur.
     
     
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