Jueves 14 de agosto de 2003 | ||||
CRIMEN DEL PIANISTA A Cippitelli lo mataron por un dato equivocado Comenzó ayer el juicio por el homicidio del tanguero neuquino. Hay dos imputados que habrían sido conocidos de la víctima.
NEUQUEN (AN).- Con tres testigos ausentes, la Cámara Penal Primera comenzó a juzgar ayer el crimen del pianista Héctor Cippitelli, asesinado en su vivienda el año pasado. El tanguero -de 65 años- fue salvajemente golpeado y asfixiado por dos sujetos conocidos por él, quienes lo torturaron porque creían que en su casa guardaba una importante suma de dinero. En el banquillo de los acusados están sentados Carlos Reyes Contreras, colombiano de 25 años, y Claudio David Mazza, de 29 años, quienes son juzgados por los delitos de robo calificado en grado de tentativa y homicidio criminis causa. Por esto, los sujetos pueden llegar a ser condenados a reclusión perpetua Para el fiscal Ricardo Mendaña hubo un entregador que les dio el dato erróneo sobre un botín que no existía. Esa información fue la que empujó a Reyes Contreras y a Mazza (quien fue detenido en Mendoza después del crimen) a golpear y luego asfixiar con una almohada al pianista que dirigía la orquesta "La Nueva Splendid", con la que se aprestaba a grabar un disco. El crimen de Cippitelli se produjo durante la madrugada del 6 de febrero en la casa que el pianista tenía en Cerros Colorados 146 de esta ciudad, adonde había llegado antes de la medianoche A su puerta golpearon los dos acusados, uno de los cuales era conocido por el tanguero. De acuerdo a lo que se pudo reconstruir, el grupo compartió bebidas y en algún momento se trasladó al dormitorio. Allí golpearon con dureza reclamándole por una fuerte suma de dinero que creían Cippitelli había traído de un reciente viaje a los Estados Unidos. Los gemidos de la víctima dejaron de escucharse luego de que los matadores asfixiaran a Cippitelli con la almohada. Así lo declaró una vecina que tiene su habitación pared por medio quien luego del incidente continuó durmiendo. El tanguero fue encontrado alrededor de las 9 de la mañana por una vecina. Estaba desnudo tirado sobre su cama de dos plazas y con evidentes signos de una golpiza. Los delincuentes se fueron en un viejo Dodge 1.500 que era prestado y que al principio no arrancó. El auto era de un gitano que lavó las manchas de sangre y vendió el rodado. Las huellas en el vehículo y un llamado telefónico con información clara y concreta definieron la pesquisa hasta los dos imputados. Es que hubo gente que los vio empujando el auto. Durante la jornada de ayer declararon Marta Altamirano y los policías Nelson Peralta y Gustavo Arrocalgo. La mujer vio cuando empujaban el viejo Dodge mientras que Peralta estaba de guardia en la comisaría Segunda, donde se recibió el llamado anónimo que marcó la vivienda en la que estaban los sospechosos, en una casa de la calle Ascochinga del barrio Mariano Moreno. Los investigadores no dudaron en ningún momento sobre la participación de dos o más personas. Es que Cippitelli pesaba 130 kilos y una sola persona no podría haberlo dominado. La certeza de que por lo menos uno de las asesinos era conocido del tanguero, se basó en dos cuestiones concretas: el perro llamado Morocho no ladró y la puerta no fue forzada.
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