El Chocón cumple 30 años produciendo energía

Se inauguró en diciembre de 1972, pero consolidó la generación meses después.

Este símbolo de la hidroelectricidad produce el 5% de la demanda nacional.

El Chocón es una marca registrada en la historia hidroeléctrica del país.

CIPOLLETTI (AC) - El 29 de diciembre de 1972 el gobierno militar se apuró a inaugurarla pero no logró consolidar su producción de electricidad hasta mediados de 1973. El Chocón -de cuya construcción llegó a decirse que era "la gran obra del siglo"- lleva 30 años produciendo electricidad y regulando los caudales del bravo río Limay. No es el único festejo de esta mole de la ingeniería: el lunes que viene cumplirá 10 años en manos de operadores privados.

La sola mención de su nombre aún provoca admiración en todo el país y temor en los valles ubicados aguas abajo de su embalse El Chocón fue la primera presa de una serie de nueve que entre 1969 y 1993 construyó la estatal Hidronor sobre los ríos Limay y Neuquén.

Aunque el sistema cuenta desde 1992 con una presa más impresionante y potente, Piedra del Aguila, El Chocón sigue siendo el símbolo de la hidroelectricidad en el Comahue.

Para construirla, se colocaron más de 13.000.000 de metros cúbicos de arcilla, piedra, arena, grava y otro tipo de materiales del estilo para formar una pared de 86 metros de altura y 2,3 kilómetros de largo.

Es la más antigua de todas, pero sin embargo el año pasado generó 3.685 GWh de electricidad, casi el 5% de lo que precisó todo el país durante 2002, que fueron 76.744 GWh.

Esa producción de El Chocón representó casi el 10% de la oferta hidroeléctrica de Argentina (37.714 GWh).

Para apreciar la magnitud de generación de esta central es necesario tener en cuenta que la provincia de Río Negro precisa poco menos de 750 GWh de electricidad por año.

La piedra fundamental de las obras de El Chocón se colocó el 10 de enero de 1969. Para eso viajó especialmente a la zona el entonces presidente de facto Juan Carlo Onganía.

Casi cuatro años más tarde, otro dictador, Agustín Lanusse, la inauguró cuando tenía instalada sólo una de las seis turbinas generadoras, que a los pocos meses se averió.

Mientras se encaraban las reparaciones, se seguía montando el resto de las turbinas. Esas tareas finalizaron en 1973.

Una seria avería

En 1982 el gigante del Limay estuvo en serios inconvenientes porque los problemas en su fundación (la base de la presa) provocó una fractura que separó el núcleo del estribo derecho.

Para repararla, se encaró una obra casi tan gigantesca como la de la presa misma: se construyó una galería por debajo de la presa, a 100 metros de la superficie y a 20 de la unión entre el núcleo y la fundación.

Desde abajo le logró inyectarle al macizo de fundación mezclas estables y, de paso, se instalaron instrumentos de medición para control.

La obra, que costó decenas de millones de dólares, la inició Hidronor y la continuó la empresa que ganó la concesión de la hidroeléctrica. Los trabajos terminaron en 1996.

La reparación era esencial para la estabilidad de El Chocón porque para una presa de materiales sueltos una filtración de agua a través de su núcleo impermeable puede llevar al derrumbe.

Contrariamente a lo que puede indicar el sentido común, la antigüedad de una presa no juega en contra de su estabilidad, sino más bien todo lo contrario.

Es más: los colapsos que se cuentan de a cientos en todo el mundo se dieron en los primeros años de vida de las obras o directamente en la etapa del llenado del embalse.

Además de las auditorías externas que la concesionaria de El Chocón está obligada a contratar, la presa está bajo la fiscalización permanente del Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep), un ente creado tras las privatizaciones.