River fue mucho más, pero sigue distraído

El local empató al final, tras anotar el primer gol y luego ir en desventaja. En un buen partido, Marcelo Salas marcó por primera vez desde su vuelta.

Dos que tuvieron una opaca actuación, Vivas y Manso.

Un empate con gusto a poco para River, aunque con destellos del campeón; un punto rescatado de la penumbra para Independiente, que debe mejorar Esa es la lectura del partido que ambos entregaron ayer en Avellaneda, un partido engalanado de goles y emoción, que no alcanzó la estatura de encuentro épico, pero que tuvo algunos destellos de calidad e incertidumbre típico de dos equipos que, históricamente, han entregado encuentros maravillosos Ayer en Avellaneda, River rescató una certeza: salió del sótano en el que estaba.

Y lo hizo de la mejor manera: por la escalera del fútbol. No ganó, es cierto, pero fue holgadamente superior a Independiente. Hubo instantes del primer tiempo en que todo se disputó entre el área chica del local -sus defensores ahorcaban a Islas contra su arco- y el mediocampo Ludueña, Luis González, los laterales: River era un aluvión al ataque, un circuito creativo qu arrasaba con el mediojuego de Independiente. El doble cinco funcionaba en la recuperación y hasta -como en el caso de Pereyra- en el circuito de distribución.

En ese primer tiempo, River tuvo no menos de cinco chances claras de gol, ejerciendo un dominio abrumador de la pelota. Como ocurriera en algunos pasajes del torneo anterior -tal vez contra Boca- River pareció jugar al básquet, con toques cortos y rápidos en espacios estrechos. El karma de River fue, justamente, abusar de esa aptitud para encontrarse, para tocar, pero no para acertar al arco.

Fue Daniel Ludueña el que inauguró la prolongada serie de chances, cuando tras una pared con Cavenaghi su disparo salió al lado del palo izquierdo de Islas. Luego el mismo Ludueña fue el que combinó con Salas y éste con Cavenaghi, que eludió al veterano arquero pero no pudo definir. Esa jugada fue el fresco más ajustado del partido: River tocaba con facilidad y sabiduría, pero desperdiciaba las chances increíblemente, como si le sobraran, como si la intención y la capacidad fuera más importante que la concreción Como suele ocurrir en este tipo de partidos, acaso como si un designio así lo dispusiera, Independiente que había desaparecido del campo de juego, que mostró el mismo autismo del River de la fecha anterior, ése Independiente, abrió el marcador. Tras una buena jugada de Marioni -asistencia de espaldas - Cristian Giménez, el infatigable delantero devenido volante, fusiló a Costanzo Un implacable murmullo invadió Avellaneda: River parecía otra vez quedarse desnudo. Pero no. Lo dio vuelta enderezando su mira. Otra vez Cavenaghi que se escapa, el rebote en Islas y Marcelo Salas que después de casi cuatro años vuelve a marcar. Empate y festejo burlón del chileno, que sintió cómo una espesa presión se alejaba de sus hombros.

El segundo de River tuvo el mismo "copyrigth": Cavenaghi, rebote en Islas, pero esta vez el que la pesca es Ameli, delantero improvisado A esa altura, la sensación que encubría a Avellaneda era la de cosa juzgada. River había sido mucho más y lo merecía. Pero apareció el centro del Giménez delantero y la codicia del pibe Caggiano para arrebatarle los tres puntos cuando caía la tarde. (ABA)

"Nos excedimos con los lujos"

Siempre lógico, cartesiano y mesurado, Manuel Pellegrini le encontró explicación a la victoria que no fue: "Dejamos escapar dos puntos -explicó el chileno- porque nos faltó agresividad en el área rival. Tendríamos que haber hecho jugadas de más sencilla resolución y no tantos lujos a la hora de definir" "De todas formas quedé conforme con lo que hizo el equipo en líneas generales, aunque obviamente amargado por el resultado", apuntó. "Además, hubo dos penales que el árbitro (Claudio) Martín no cobró (uno a Cavenaghi y el otro a Marcelo Salas). Y eso, junto a otras situaciones que no definimos, fueron demasiadas ventajas otorgadas en un clásico", enfatizó Sin abandonar el tono crítico, el ingeniero se dio espacio también para reconocer que "River hizo un gran partido y hubo varios minutos en que Independiente no cruzó la mitad de la cancha. Lo rescatable fue que se mostró otra actitud, otro ímpetu, otras ganas, comparando esta actuación con la de los dos partidos anteriores. Pero lo que pasa es que cuando se perdona muchas veces al rival, después, como hoy, se termina pagando caro", insistió.

Ruggeri: "No jugamos bien"

Sabía que su equipo había sido sometido casi todo el partido por el fútbol de River. entonces Oscar Ruggeri se mostró más que satisfecho por el empate agónico. "Nos llevamos un empate que parecía que iba a ser derrota. Lo rescatable es que este equipo no baja los brazos nunca. Con el último esfuerzo que hicimos nos llevamos el empate. Hoy no jugamos para nada y tiramos mucho pelotazo, algo que deberemos mejorar en la semana. Empatando como se empató se pueden corregir mejor los errores que si hubiésemos perdido", señaló "Yo estoy seguro del plantel que tengo -prosiguió el técnico-, que para mí es un gran plantel. Lo que pasa es que nosotros tenemos que ser medidos, tenemos que seguir trabajando y mejorando mucho en juego, principalmente.

Este equipo tiene algo importante: nadie le hace bajar los brazos y está en el buen camino", finalizó El héroe del final, el chico Jeremías Caggiano desbordaba felicidad: "Me voy contento porque toda esta gente de Independiente se merecía el empate. Este equipo demostró sacrificio,y como siempre pelea cada pelota como la última de esa manera fue que llegó mi gol. No pudimos jugar bien, pero el equipo metió hasta la última pelota" Tampoco se dejó llevar por la euforia José Luis Calderón que reconoció a River como protagonista: "No fue justo el empate. River merecía ganar porque dominó todo el partido. Hoy nos ayudó la fortuna, pero hay que tener cuidado porque si seguimos jugando así, ni siquiera vamos a poder empatar los partidos".