Lunes 18 de agosto de 2003

Luces y sombras de los Juegos del default

La Argentina fue séptima, su posición más baja desde Caracas '83, hace veinte años.

Pese a los cálculos oficiales previos, no se cumplió con las expectativas. Las razones.

 

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Correa, el palista panamericano de la década. A la derecha, la llegada de Seguel ayer en Neuquén.

"Trataremos de mantener el cuarto puesto que tuvimos en Winnipeg '99, donde ganamos 72 medallas". (Coronel Antonio Rodríguez, presidente del Comité Olímpico Argentino, COI, previo a la partida de la delegación)

Santo Domingo ya apagó sus luces y, como ocurre con los grandes acontecimientos, un racimo de dudas argentinas quedan flotando en el Mar Caribe. La Argentina, en la tabla general de medallas, ocupó la séptima posición, la más baja en 20 años, desde los Juegos de Caracas '83. O sea: la peor producción desde el advenimiento de la democracia ¿Tenía realmente algún borde de realidad la pretensión oficial de pelear con Brasil el quinto puesto en Santo Domingo? ¿Podía realmente competir contra un país que sólo en natación invierte 500 mil dólares mensuales, casi el mismo presupuesto anual que todo el deporte vernáculo?

Aquella frase del eterno coronel Rodríguez -cuyo nombre, como las mareas, aparece y desaparece con la luna de los Juegos-, estaba respaldada en los cálculos del área de Planificación de la Secretaría de Turismo y Deporte, (encabezado por el mayor Sergio Groupierre), que auguraba que la delegación nacional conseguiría entre 22 y 25 medallas de oro, y quedaría detrás de Brasil, en el quinto puesto Argentina perdió holgadamente con Brasil, y fue superada por México y Venezuela Con más velocidad que algunos atletas, ayer la secretaría de Deportes envió comunicados, intentando justificar, sin nombrarlo, el empinado retroceso. "A pesar de las difíciles circunstancias por las cuales atravesó nuestro país en los últimos años, se ha hecho el mayor de los esfuerzos para que nuestro deporte tuviera la mejor representación con un presupuesto que a partir de la devaluación no superó los 8 millones de dólares", dijeron desde el estado.

¿Puede endilgársele a la devaluación -que no tiene más de 18 meses- la pobre performance de deportistas que tardan años en formarse? ¿Es por culpa del colapso del 1 a 1 que el remo argentino, por caso, debió competir con botes prestados por... El Salvador! y pasar de los siete oros de Winnipeg a la solitaria medalla dorada en el Caribe? ¿Fue el default de la economía el que llevó al CENARD a descuidar su pileta, debiendo el equipo argentino entrenar a comienzos de este año en River?

La natación -su pobreza y Meolans- sintetiza la eterna contradicción argentina, una ambiguedad que viaja desde el fondo de su historia. Meolans es el perfecto nadador, premiado por la genética y el don de la abnegación, que convive con dirigentes advenedizos que olvidan anotar a sus atletas. Todo dentro de un deporte que tiene la mitad de nadadores de los que tenía en la década del '80. Lo curioso es que aún siendo un héroe a nivel internacional, el deporte amateur no explota la estrella del cordobés, que se cansó de la parálisis y se fue a competir al Club Pinheiros de Brasil Cuando cada cuatro años una competencia llega, flamea el fantasma de viajes de favor, dirigentes inoperantes que ocupan espacios de atletas y hasta la fantasía de que nadie controla los asientos de la delegación. Argentina envió 367 deportistas a Santo Domingo; Venezuela 274: casi 100 menos, que consiguieron más medallas. Menos dinero gastado en viaje, y más resultados.

En una sociedad que se cautiva, con razón, por el glamour de Ginóbili, Las Leonas, Los Pumas o Guillermo Coria, no es fácil hablar de crisis de base deportiva. Pero es lo que parecería existir dentro del tejido amateur nativo Un deterioro que ya había dado muestras gratis: el tercer lugar en los Juegos Odesur de Brasil, una competencia de cada vez más débil difusión -pero central en el amateurismo-, donde la Argentina nunca había bajado del segundo puesto. En el sudamericano de Atletismo de mayores de junio, en Venezuela, la delegación argentina miró las espaldas de Brasil, Venezuela, Colombia y hasta Chile Los países de vanguardia tienen un plan de Deportes de largo aliento. La Argentina, salvo honrosas excepciones, se debatió siempre entre ser Etiopía o Australia: osciló entre la épica y el oprobio. Un lugar donde las enormes hazañas conviven con ausencias de tercer mundo.

¿Cuáles son las razones del desasosiego? Para Víctor Lupo, ex subsecretario de Deportes del primer menemismo, "Garraffo y Porta son responsables, pero también lo son los dirigentes del COA, que en casi 30 años que llevan en sus cargos, no se les ocurrió una idea de apoyo al deporte" Mario Moccia, jefe de la delegación argentina en Santo Domingo había adelantado que "el deporte argentino atraviesa un momento de renovación, que seguramente afectará la posición final que tengamos". ¿Acaso el deporte, por antonomasia, no vive renovándose?

Para peor, el ocaso de Santo Domingo encontró al remo, vedette de antaño, hundido en el lodo del dóping. Aturdido, Ulf Lienhard estalla de bronca y grita que fue una conspiración, que no tomo nada. ¿Hay acaso algo más alejado al espíritu del deporte amateur que la cocaína?

Cuando habla, Lienhard parece decir la verdad. Ahora, bien, ¿cuál es el poder que tiene la Argentina para que alguien trame un boicot?

Si bien en Indianápolis '87 o en La Habanna '91 la Argentina consiguió menos medallas, la posición final fue superior, entre otras cosas porque había menos medallas en juego. El deporte retrocedió 20 años. Dos generaciones. Mientras, el reloj de la historia no detiene su marcha.

                  Pablo Perantuono

Otra medalla para Río Negro

Fue una de las últimas medallas que se entregó en Santo Domingo. Y fue para una rionegrina. Patricia Ricciutti se adjudicó a última hora del sábado una medalla de bronce en la categoría hasta 67 kilos de taekwondo, luego de perder con la dominicana Gina María Ruiz por 5 a 1 en una de las semifinales realizada en el pabellón de combate del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

En cuartos de final, Riciutti, de 27 años, había eliminado, en el mismo escenario, a la nicaragüense Jessenia Samant Pérez.

Fue la tercera medalla en taekwondo para la delegación argentina: Vanina Sánchez Verón logró plata y Darío Coria mereció el bronce, en 80 kilos.

 

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