El 'Loco' Houseman: memorias desde el borde

René Houseman estuvo en la región y habló con "Río Negro" del fútbol moderno.

SAN MARTIN DE LOS ANDES (ASM). Dentro de la cancha, René Houseman fue capaz de gambetear todo cuanto le saliera al paso. Pero afuera no fue lo mismo: el alcohol fue su más implacable marcador. Un fornido tirador de patadas que le lesionó la vida antes que una rodilla.

Quizá "el loco", ya alejado del juego, encontró la memoria genética para el último quiebre de cintura, la última pisada, y hace unos años también dejó atrás la adicción. Ahora trabaja. Y habla de fútbol.

Houseman visita San Martín de los Andes invitado por la liga local, a propósito de la feliz coincidencia de tener un hijo estudiando Turismo en la ciudad. En la intimidad del hotel, René dialogó con este diario. Cuando habla, dispara las respuestas, frases cortas pero precisas como sus gambetas.

- ¿Cómo es la vida después del fútbol?

- Monótona. Se pierde la sal. Extrañás todo.

- Durante un tiempo la pasó muy mal.

- Sí, pero pude salir gracias a la familia. Siempre se sale si la familia está con vos. Gracias a Dios estoy bien.

Y ligado al fútbol...

- Estoy trabajando en Almirante Storni, de Puerto Madryn. Me siento muy bien. Veo jugadores, me encargo de poner las cosas en orden para los pibes... Estoy tranquilo y acostumbrándome al frío. Te imaginás... yo soy santiagueño.

- ¿Se extrañan las fotos, el grito de la tribuna, los autógrafos?

Se extraña al principio. Pero yo volví a ser lo que era antes del fútbol ¿Y los compañeros del 73, del 78? ¿De vez en cuando se ven?

- Poco. Cuando dejás el fútbol es muy difícil volver a juntarte si no es por motivos especiales. Los 25 años del campeonato mundial... la cena del plantel del 73 de Huracán. Pero el fútbol es un ambiente de mucho celo, de mucha envidia, y eso no va conmigo...

- ¿En el fútbol de hoy habría lugar para Houseman?

- Creo que sí... siempre hay lugar para un habilidoso.

- Pero no se ven mucho...

- Es cierto, pero es porque el fútbol ha cambiado. Son todos robots.

- Y ahora casi no hay "wines"... hay carrileros

- El puntero-puntero se perdió. Salvo el caso de Ortega, que después empezó a volantear. Ahora el fútbol es muy difícil... me parece que no hace falta, pero es así. El fútbol físico te quita panorama, te cierra los espacios... perdés la ambición del wing... Las defensas se plantan distinto; uno sobra. Es un quilombo...

- ¿Y con qué se encontró en el sur?

- Yo pensaba que me iba a encontrar con un fútbol muy distinto, muy de entrecasa. Pero la verdad es que vi mucha juventud, mucho entusiasmo, y también juego - Se lo ve contento.

- Estoy contento.