Cumio y Matus, fusión del folclore

Que la música es una sola, es lo que demostraron los cantantes Diego Cumio y Lorena Matus en la Fiesta de la Matra, donde deslumbraron al público con su propuesta que fusionó en el escenario el folclore con su entrenamiento lírico.

Diego Cumio y Lorena Matus estudian por amor al canto.

Llevan la música en la sangre. Van por caminos diferentes, pero sus derroteros confluyen de tanto en tanto en algún punto: Valcheta y el folclore son los nexos. El canto y la nostalgia, las excusas.

Diego Cumio, con apenas 22 años, ya es uno de los folcloristas más conocidos de la Región Sur y la zona Atlántica. En tanto, Lorena Matus, con 24, resignó el canto popular para dedicarse de lleno a estudiar canto lírico en el Instituto Universitario Patagónico de Artes (IUPA) de General Roca. Desde hace tres años cursa su carrera, que además complementa con la de pianista. Ya no canta en los bares o las peñas como hacía antes, su fin está en lo clásico y en eso vuelca sus mayores esfuerzos.

Diego, por su parte, transita otro camino. En cada fiesta, en cada peña y hasta en algunos pubs, lleva su guitarra y canta para el pueblo. Además, prepara demos en San Antonio y ensaya sin descanso. Su fin es el folclore, busca perfeccionarse sin salirse de lo suyo.

Pero a veces estas vidas paralelas que parecen inconexas tienen su intersección. Como en la última Fiesta de la Matra y las Artesanías, cuando durante la actuación de Diego Cumio subió al escenario Lorena y agregó su voz de soprano a la voz grave del cantor. Y el dúo recibió el aplauso general.

"Yo empecé a estudiar en el IUPA este año como un desafío, para incursionar en un rubro diferente, por curiosidad. Quiero perfeccionarme para que mi canto sea más prolijo. Formarme en técnicas vocales y poder manejar mejor la respiración; y algo ya he notado en estos meses", asegura Diego, para quien el estudio del canto lírico es un medio para mejorar su folclore, no un fin.

En cambio, para Lorena, el canto lírico es todo. Y lo popular se transforma en la herramienta para reencontrarse con su gente.

"Mi papá siempre cantó folclore. Yo empecé cantando latino a los 18 años con Alí Mortada, en pubs y confiterías. En esos años me fui a vivir a Viedma y conocí al pianista y compositor David Linares que me impulsó a estudiar música en el IUPA. Hago eso desde el 2001 y me está yendo bien e integro un coro en Roca", afirma.

En su pueblo natal, el fin de semana pasado, se dio el gusto de encontrarse con sus afectos. "Diego me propuso cantar una canción que se llama "Pueblito, mi pueblo", con letra de Francisco Silva y música de Carlos Guastavino, que habla de un lugar como Valcheta, de las tardes únicas e inolvidables, de la nostalgia. Y con lo que extraño este sitio, fue imposible decir que no", cuenta Lorena.

En la localidad de la Línea Sur existe una profunda cultura folclórica. Los guitarreros y cantores abundan. Pero, en general no salen de lo tradicional. La apari

ción de Lorena en el escenario fue una sorpresa. Su voz, cultivada y entrenada para llegar a tonos muy altos, recorrió el gimnasio y provocó el silencio respetuoso del auditorio.

"A veces lo lírico suena raro en la música popular", asegura. Pero su presentación, aunque breve, causó asombro y orgullo valchetero. Una hija del pueblo canta como los dioses. Y lo hizo junto al chico prodigio de la localidad, el que ya recorre escenarios en toda la región.

Diego y Lorena dejaron su impronta en la Fiesta. Ambos aseguran que "la música es un sola, no hay que cerrarse en un estilo. Es muy bueno poder mezclar y obtener con esa mixtura un resultado agradable". Juntos, en Valcheta, Diego y Lorena dieron muestras claras de que el canto lírico y el folclore son compatibles.

Pedro Caram

pcaram@canaldig.com.ar