Domingo 20 de julio de 2003

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Casamientos gays, una gran ruptura cultural

 

 

 

Lo terrible de irse a la gran ciudad para pasar inadvertido

"Para nosotros nuestro amor es nuestra familia y queremos compartir eso, nuestro amor y nuestra familia, con todo el mundo, y que nadie tenga que esconderse", proclamó días atrás desde Estados Unidos la cantante Celeste Carballo al hacer referencia a su orientación homosexual, y poco antes de actuar en la San Francisco Pride, la fiesta musical más trascendente del movimiento gay mundial "Yo hice 'outing' hace 14 años, cuando dejé de esconder mis preferencias sexuales y decidí compartir mi amor con el resto del mundo; por eso me encanta la idea del festival de este año, que es darle una esperanza a la gente que tiene miedo de mostrar su amor y compartirlo", remarcó Carballo. La cantante marcó la misma significación que adquiere la ley de uniones civiles: poder legitimar una unión negada, poder existir como uno es "No pedimos nada que no nos corresponda: que se respeten nuestros derechos. Tengo el mismo derecho ante la ley que el resto", expresó María Laura Olivier, integrante de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) En este sentido, mencionó un montón de situaciones en las que la barrera del prejuicio y de la discriminación cierran todas las puertas. "Ir a hacer un trámite por tu pareja y que te digan que no podés porque no tenés ningún parentesco con esa persona, por ejemplo; por eso, lo importante acá es reconocer la existencia de una familia. Es la persona que yo elegí para compartir mi vida. ¿Por qué lo voy a ocultar? ¿Por qué no la puedo inscribir en mi obra social?", se preguntó Olivier destacó que "en lo general hay una apertura, pero en lo particular todavía falta mucho; la idea de mucha gente es que mientras la lesbiana no es mi hija está todo bien, pero si me pasa mí ...". "Hay muchas personas para las que, por su trabajo, por el trabajo de su pareja, porque tienen hijos, visibilizarse como lesbianas puede significar un juicio por la tenencia, y tener que transitar ese juicio es durísimo", explicó Al marcar el recorrido del movimiento de gays y lesbianas que estuvo abocado al proyecto de ley de Uniones Civiles, Olivier reseñó que "se empezó hace tres años con 20 personas enmascaradas salidas a reclamar por sus derechos, y ahora se llega con mas de 6 mil personas, nadie enmascarado y muchas familias nuevas. Entonces, en lo general las cosas están cambiando".

Asimismo, añadió que "todavía falta mucho como sociedad, porque hay que despegar de ciertos estereotipos. Por ejemplo, esa idea de asociar homosexualidad con promiscuidad; somos personas, somos seres humanos, con problemas como todo el mundo; somos iguales pero tenemos gustos diferentes".

Con respecto a la mayor o menor visibilización de la homosexualidad femenina, Olivier comentó que "una cosa son las activistas, a las que les puede costar más o menos, pero hay otra que es la situación cotidiana, en la que empiezan las preguntas: si tenés novio, no y por qué, hasta que llega un momento en se miente".

"Inventás un novio lejano -continuó- y vivís esa doble vida terrible; hay un alguien que no existe, o si no es 'la nena pobre está sola'; y la otra es directamente la verdad: estoy en pareja. Y ahí viene una cuestión muy fuerte. La otra es contar que salís con un casado, y entonces 'no te puedo decir nada porque es casado'" Para Olivier, "como el tema es en lo cotidiano, hay gente que dice `no puedo más`, `no quiero mentir más`". El otro aspecto que también es terrible es "irse de la ciudad natal de no porque en las grandes ciudades pasás más desapercibida", un fenómeno que ubicó "en Argentina y en todo Latinoamérica".

Los beneficios de pertenecer a una sociedad

"La sociedad le tiene que dar lugar de pertenencia a quien opta por una determinada actitud y acción sexual; ése es el beneficio que tiene un individuo por pertenecer a una sociedad y una cultura, pero la sociedad le exige a cambio que sostenga los ideales y los valores y los modelos de funcionamiento de esta sociedad", explicó la psicoanalista Cielo Rolfo En este contexto, si con la unión civil -como se da en ciudad de Buenos Aires y Río Negro, la sociedad le da un lugar a estas parejas, ellas "le devuelven como modelo el hecho de que inevitablemente una sociedad tiene que estar abierta al cambio. Le devuelven la confirmación de que los tiempos van cambiando, que en los procesos históricos se van produciendo cambios porque las generaciones van cambiando", agregó.

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