Restauraron un edificio histórico en Cipolletti

Es la tienda "El Diente de Oro" que está en Fernández Oro y Villegas.

Durante años corrió riesgo de derrumbes y la ocupaban linyeras.

La recuperaron por el centenario de la ciudad y piensan hacer un museo.

Los cipoleños se detienen asombrados cuando ven el edificio con un letrero similar al de antaño.

CIPOLLETTI (AC).- Hasta hace pocos meses su estado era ruinoso y sus paredes altas y deterioradas significaban un peligro por la posibilidad de derrumbes.

En sus puertas y a veces en su interior se ubicaban linyeras y gente "de paso". Todo redondeaba un panorama desolador y no eran pocos los cipoleños, en especial los de mayor edad, que se preguntaban por qué nadie hacía nada al respecto.

Hoy, luce radiante. Se trata del histórico edificio de una planta -pero de las de antes, donde los techos eran tan altos que ahora la nueva arquitectura incluiría un entrepiso y un piso primero- ubicado en la esquina de las calles Fernández Oro y Villegas. Es el mismo que desde los años 30 albergó a una tienda y venta de materiales diversos llamada "El Diente de Oro" que perduró muchos años hasta que empezó la decadencia.

La restauración de "El Diente de Oro" estuvo a cargo del municipio y desde hace nada más que cuatro días, cuando se terminaron las tareas, la gente pasa y algunos se paran porque inclusive se halla colocado el letrero similar al de antaño. Es como si en ese lugar el tiempo hubiera vuelto hacia atrás media centuria por lo menos.

La popular "El Diente de Oro" fue puesta en marcha en la década del 30 por la familia Schuvaks con una activida comercial amplia La familia gozaba de prestigio por su seriedad y su responsabilidad, y también del cariño y afecto de los pobladores, dado que había créditos amplios y generosos para los clientes.

Los decesos, las presentaciones en la justicia por cuestiones de pertenencia, alquileres esporádicos, y el descuido total fueron minando lo que en alguna época fue un lugar espectacular, situado en lo que entonces era el microcentro cipoleño Porque como en todas las ciudades, la vida giraba no lejos de la estación ferroviaria, y "El Diente de Oro" tenía el privilegio de estar muy cerca de la parada de los trenes.

La "tienda, ropería, mueblería y sombrerería" pasó al olvido, como tantas otras cosas Pero, por lo menos en lo que hace a la fachada, está ahora mejor que nunca.

Luego de años de abandono la administración municipal de Julio Arriaga tomó la iniciativa de restaurarla, y así se hizo, dejando el interior para otra etapa porque se piensa instalar en ese espacio, muy amplio, algún tip de museo o de muestra permanente de elementos que pertenecen a familias pioneras de la ciudad.

"Nos pareció que en el año del Centenario reconstruir esta fachada era un homenaje a los cientos de comerciantes de la ciudad que estuvieron desde el comienzo", dijo Arriaga.

Los trabajos que se desarrollaron tienen que ver con la reparación de todo el exterior, repintado del frente, restauración de las 24 columnas de la parte superior que se hallaban literalmente destrozadas, entre otras obras. Esta tarea específica de las columnas altas estuvo a cargo de alumnos y profesores de la Escuela Municipal de Cerámica.

Cuentan los memoriosos que los Schuvaks tenían una vida social y cultural muy activa en aquel Cipolletti de hace muchos años, y un gran compromiso comunitario referenciado en las numerosas donaciones a instituciones y entidades públicas.

¿Por qué "El Diente de Oro"?. Muy simple. El Schuvaks jefe de la familia, el "patrón" de la tienda, tenía un incisivo pronunciado, totalmente de oro, y cuando sonreía el diente brillaba como un pequeño sol. No cabía la posibilidad de otro nombre para el negocio que la del diente en la sonrisa eterna.

En la recuperación de la estética de "El Diente de Oro" se hizo saber que su estilo colonial respondía a una imitación de las construcciones europeas de época, aunque el viento que antes mucho más que ahora azotaba la incipiente Cipolletti y toda la zona, hizo que se prescindiera de los balcones y se optara por imitaciones de estilo.

"Este edificio estaba abandonado y como tiene tanta historia creímos que era justo apostar a su recuperación como patrimonio de los cipoleños", significó el intendente Arriaga, durante una recorrida que hizo por el lugar restaurado.