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Pensar el futuro es construir el futuro

Un joven cocina sobre un mueble que a la vez es una bañera que está siendo utilizada por su novia en un departamento cualquiera ubicado en un barrio de Buenos Aires. Por las calles de la ciudad están alertas los "psiconomios", cuadrillas de terapeutas disponibles las 24 horas para asistir las necesidades psicológicas de los habitantes. La gente porta vestimenta que no sólo cubre su humanidad sino que también le sirve como prenda de confort. Las escuelas están pobladas solamente por maestros. Los alumnos reciben sus clases en casa a través de Internet. Las villas están integradas al conglomerado urbano. Es más, las antiguas casetas ahora son "viviendas productivas".

La agenda de una estudiante recuerda que tiene que llevar su "oveja" al técnico y que su reparación le costará 200 pesos. Las imágenes corresponden a una Buenos Aires imaginado en el 2050, deseado o temido por gente común, por estudiantes y profesionales que respondieron a la convocatoria conjunta de la Facultad de Arquitectura de la UBA y el Instituto de Medio Ambiente y Desarrollo para América Latina y que se expone en el Centro Cultural Recoleta. El objetivo de la muestra es abrir la discusión sobre el futuro como primera manera de construirlo En pocos días estará disponible la página web del programa, en la que se podrá acceder a todos los trabajos desarrollados y a su vez, enviar nuevas propuestas futuristas. El programa comenzó a marcar un camino. Universidades y organizaciones de Nueva York, al conocer la experiencia argentina, decidieron imitarla y ya se iniciaron las primeras convocatorias para conocer cuáles son las expectativas de los neoyorquinos para el 2050.

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