Por fin llegó el asfalto a la ciudad

RINCON DE LOS SAUCES (ARS)- Fueron treinta y un años de transitar por calles polvorientas, en mal estado e imposibles de caminar en días lluviosos.

Ahora y después de varias gestiones ejecutivas, esta localidad de 16.000 habitantes comienza a experimentar la transición de pueblo a ciudad.

Las principales calles céntricas ya tienen asfalto y es casi un sueño hecho realidad para los habitantes de la laboriosa Rincón.

Este año, dos avances muy importantes cambiaron el concepto que la localidad tenía en el interior neuquino: la ruta y el asfalto.

Sobre este último, la empresa ganadora de la licitación Luciano SA, deberá concluir tres etapas de obra divididas en 33 calles cada una.

En ese orden, al finalizar los trabajos quedarán 99 calles asfaltadas completando todo el radio céntrico y las principales arterias que derivan en los barrios periféricos.

Pero para quienes están encargados de acomodar los niveles de las calles antes de volcar la emulsión asfáltica, no fue tarea fácil. Rincón de los Sauces está construída con escasa planificación, por el acelerado crecimiento demográfico que sufre la ciudad de manera continua.

En una misma calle hay construcciones fuera de nivel de veredas, en altura y límites hacia los lados. Por eso en varias cuadras el asfalto quedará muy por de

bajo del nivel de construcciones para poder respetar los niveles de decantación pluvial.

Los cordones cuneta marcan eventualmente esa diferencia por lo que muchos frentistas deberán acondicionar las alturas de sus veredas para compensar los niveles.

Por otra parte, instituciones importantes como la Municipalidad, el Concejo Deliberante, la Cámara de Comercio, Juzgado de Paz, Registro Civil, Casa de la Cultura y otras, quedarán con asfalto en las próximas semanas.

Actualmente se ejecuta la primera de las tres etapas y se especula que para fin de año estarán finalizadas las dos primeras, según informaron desde la municipalidad.

La biblioteca, más cerca de la inauguración

RINCON DE LOS SAUCES (ARS)- No conocer a Lidia Almonacid significa no haber entrado nunca a la biblioteca local o la Casa de la Cultura.

Con sus 67 años, Lidia es patrimonio local, ya que fue la dueña del primer centro de diversión para los primeros petroleros que trabajaban en esta ciudad.

Llegó a Rincón desde San Carlos de Bariloche, promediando 1976, cinco años después de que se perfore el primer pozo de petróleo en la zona y se funde el pueblo.

Con sólo una valija rota, sus hijos, algo de dinero y muchas ilusiones, Lidia inauguró lo que fue la primer peña folklórica de la zona. "El lugar no daba a basto ya que como era lo único para divertirse, todos los petroleros llegaban hasta el negocio", cuenta.

Pero como muchos otros, el próspero negocio fue arrastrado por el río Colorado en la década del 80 y debió buscar otra ocupación.

Es así que, como agente municipal, trabajó nueve años en la biblioteca popular y municipal y ahora es recepcionista en la Casa de la Cultura.

"La viejita", como muchos la apodan, asegura que aún tiene mucho para ofrecer en el ámbito cultural y de atención al público.

Comerciante pionera

RINCON DE LOS SAUCES (ARS)- No conocer a Lidia Almonacid significa no haber entrado nunca a la biblioteca local o la Casa de la Cultura.
Con sus 67 años, Lidia es patrimonio local, ya que fue la dueña del primer centro de diversión para los primeros petroleros que trabajaban en esta ciudad.
Llegó a Rincón desde San Carlos de Bariloche, promediando 1976, cinco años después de que se perfore el primer pozo de petróleo en la zona y se funde el pueblo.
Con sólo una valija rota, sus hijos, algo de dinero y muchas ilusiones, Lidia inauguró lo que fue la primer peña folklórica de la zona. "El lugar no daba a basto ya que como era lo único para divertirse, todos los petroleros llegaban hasta el negocio", cuenta.
Pero como muchos otros, el próspero negocio fue arrastrado por el río Colorado en la década del 80 y debió buscar otra ocupación.
Es así que, como agente municipal, trabajó nueve años en la biblioteca popular y municipal y ahora es recepcionista en la Casa de la Cultura.
"La viejita", como muchos la apodan, asegura que aún tiene mucho para ofrecer en el ámbito cultural y de atención al público.