La semana en Bariloche

Prensa y transparencia

Cuando se estableció el juicio oral y público para las causas criminales -hace unos 14 años en la provincia- la prensa comenzó a asistir a los debates y la sociedad pudo comprender muchos aspectos del proceso penal, sobre los que tenía confusión o directamente desconocía. Con su presencia, su crítica o la divulgación de esos actos, a partir de entonces la prensa prestó un servicio a la justicia y a su público, pero en forma paralela surgieron los abusos por un lado, y los anticuerpos, por parte de magistrados, funcionarios o empleados, que quisieron y quieren que sus decisiones y los ritos jurídicos no estén al alcance de los justiciables, sobre todo porque muchas veces se apartan del sentido común y de los intereses de la sociedad.

El acercamiento entre la justicia y la prensa en el reciente encuentro realizado en Roca fue ponderado por un abogado y por un juez, que pidieron "que no caiga en saco roto".

Sin embargo, sin una acordada con instrucciones claras que establezcan los límites legales para el acceso de la prensa, y la obligación de respetarlos para jueces, funcionarios y empleados, los mecanismos burocráticos de la justicia hacen que la transparencia sea ilusoria.

El juez Jorge Bustamante expuso que "si el hecho es tratado con seriedad y honestidad intelectual, amén de ser noticia puede ser un medio muy eficiente para corregir lo que la justicia ha hecho mal o lo que no hizo". Y esto es tan cierto, que como ejemplo basta recordar que los mecanismos de la justicia omitieron designar un querellante que represente los intereses de la menor Y.M., de 12 años, luego de acusar a su madre de entregarla a un millonario por dinero.

No obstante la confrontación de intereses entre la víctima y quien hasta entonces ejercía la patria potestad, la niña no contó con querellante, y si el fiscal de Cámara no sostenía la acusación allí concluían sus derechos. Esto no quiere decir que la prensa deba revisar lo que hace el Poder Judicial, pero al menos cumple su papel divulgador al exponer situaciones aplicables a casos similares.

Bustamante también advirtió: "me preocupa la opinión de los que se oponen a la difusión, porque el ocultamiento les permite ejercer su función con autoritarismo y arbitrariedad, es decir, los que se olvidan que una función judicial se tiene que ejercer con humildad, como empleados de la gente, y no como ejercicio de un título nobiliario". Y al alejar a la prensa, estos jueces pueden encaminar a la prescripción causas por homicidio y otros graves delitos, y las denuncias realizadas contra legisladores o funcionarios políticos por mal desempeño.

Es necesario reconocer que el periodismo ha incurrido en abundantes errores que a veces rayan con lo delictivo, pero la justicia también deja mucho que desear en cuanto a transparencia. En los próximos encuentros debería haber un sinceramiento en tal sentido, porque no alcanza la simple manifestación de una voluntad, para realizar avances concretos.

Serafín Santos

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