Jueves 17 de julio de 2003

Superdéficit podría ser el talón de Aquiles de Bush

En estos días el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, sufre un golpe tras otro y teme repetir la historia de su padre. Esto se debe sobre todo a los numerosos ataques a los soldados estadounidenses en Irak, a la controversia suscitada por sus afirmaciones respecto del verdadero peligro que suponía el régimen de Saddam Hussein antes de iniciarse la guerra y, sobre todo, al déficit presupuestario, que supera con mucho los peores temores y que podría convertirse en el talón de Aquiles del presidente.

A dieciséis meses de las próximas elecciones presidenciales, los demócratas presienten aires de cambio. "Bush repite dos graves errores: desvía la atención de los estadounidenses y no quiere asumir la responsabilidad por sus equivocaciones", señaló el candidato a presidente por el Partido Demócrata Joseph Lieberman El instituto independiente de análisis de presupuesto Concord Coalition calificó el primer semestre de 2003 como "el período fiscal más irresponsable de la historia reciente" de Estados Unidos, y acusó al gobierno y al Congreso de "emprender al mismo tiempo una caza esquizofrénica de recortes de impuestos y grandes gastos".

Según las últimas estimaciones de la Casa Blanca, el déficit para el año presupuestario en curso, que finaliza el 30 de septiembre, alcanzará los 455.000 millones de dólares, un 4,2% del producto bruto interno y un 50% más de lo que se esperaba seis meses antes. De esta manera, la finanzas estatales cayeron rápidamente a los números rojos La idea de que el presupuesto y la débil coyuntura podrán tener un papel en la campaña proselitista supone una pesadilla para los estrategas republicanos.Basta con remitirse al destino en el mismo cargo de Bush padre, quien luego de ganar en 1991 la guerra del Golfo gozó de una altísima popularidad.

Pero, un año después, poco antes de las elecciones, cuando se disipó la euforia por la victoria y no se vislumbraba una reactivación económica, los electores de pronto le reprocharon al entonces presidente un descuido de los problemas internos del país y le mostraron la tarjeta roja tras sólo un mandato presidencial Bush hijo, se juró desde un principio no cometer nunca el mismo error que su padre.

El gobierno culpa del gasto a las guerras en Afganistán e Irak, el envío de tropas estadounidenses y asesores para la lucha antiterrorista en todo el mundo tras los atentados del 11 de septiembre. Sin embargo, el director de presupuesto, Joshua Bolten, manifestó que sólo un 24% del déficit se debe a costos de guerra y defensa nacional. Un 53%, se debe a la escasa recaudación impositiva, y un 23% a la masiva reducción impositiva impuesta por Bush.

Quien quiera sacar a Bush del cargo el año próximo encuentra aquí la posibilidad de ataque.

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