Jueves 17 de julio de 2003

Desánimo de los soldados que tienen que quedarse

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Los soldados de la 3a. División quieren volver a casa.

FALLUJA, Irak.- Atacados con granadas, bombas y ametralladoras, y odiados por el pueblo iraquí, los soldados de la Tercera División de Infantería de Estados Unidos estacionados en Falluja expresaron amargura cuando conocieron la decisión de Washington de mantenerlos en Irak indefinidamente."Es una sorpresa", dijo lacónicamente el sargento Josh Holt, de Montgomery, Alabama.

En medio de una creciente ola de ataques violentos en Irak, el ejército de Estados Unidos dijo que miles de soldados de la Tercera División de Infantería permanecerán en el país, a pesar de planes enviarlos a casa en julio o agosto La Tercera División de Infantería fue la primera en entrar a Bagdad durante la guerra y ha estado en la región del Golfo desde septiembre del 2002. Durante la guerra y después de los combates principales, 37 soldados de la división han perdido la vida.

En Irak hay en este momento cerca de 146.000 soldados de Estados Unidos, 15 000 de ellos de la 3ra división Las tropas de Estados Unidos han sido blanco de ataques tanto de hombres leales al derrocado Saddam Hussein, como de bandas de delincuentes y grupos armados de familiares de soldados iraquíes que murieron durante la guerra "Ha sido muy duro. Yo tuve que llevar a su casa a un niño de siete años cuyo padre murió en un enfrentamiento con nosotros. La familia lloró mucho. Estoy seguro que tratarán de vengarse. Así son las cosas aquí en Irak", agregó Holt.

Tras escuchar que permanecerán varios meses más en el país, los soldados de la división se mostraron sorprendidos y amargados. Eso significa que las arenosas calles de Falluja serán el escenario de su futuro inmediato "Tres veces distintas nos dijeron que regresaríamos a casa en dos meses.

No es un buen momento para hacer un anuncio de este tipo. Estamos totalmente desmotivados", dijo el sargento Chris Grisham, un oficial de inteligencia Los soldados tienen, entre otras, la tarea de estabilizar Irak y controlar ciudades volátiles como Falluja, donde el sentimiento antiestadounidense crece cada día .

A veces, los soldados interrumpen sus patrullajes para acercarse a los iraquíes buscando ganarse su buena voluntad, pero esas improvisadas campañas de relaciones públicas suelen terminar en agrias discusiones por la falta de electricidad y agua potable De pie, bajo un sol abrasador en el desierto iraquí, un soldado escucha las quejas de un grupo de vecinos mientras se sacude el polvo blanco de su uniforme, producto del sudor seco en sus ropas.

Sus compañeros, nerviosos, custodian los alrededores con sus fusiles M-4. "Mientras pueda seguir recibiendo mi correo y pueda llamar a casa de vez en cuando, podré sobrevivir", dijo resignado Torrence Gilliam, un soldado raso de Spartanburg, Carolina del Sur. (Reuters)

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