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Análisis

Revive el dinosaurio, ante la apatía general

El dinosaurio que gobernó México entre 1929 y 2000 sacudió la cola y ahora mira hacia el 2006. Después de la estrepitosa derrota presidencial de hace tres años, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) vuelve por sus feudos.

El PRI no sólo conservará la mayoría simple en el Congreso, sino que aumentó su presencia en la cámara baja, donde hace tres años había obtenido 211 sitios.Además, se quedó con la joya de la corona de las gobernaciones del Partido Acción Nacional (PAN), el Estado de Nuevo León, corazón industrial de México.

Parafraseando el cuento del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, cuando Vicente Fox despertó el dinosaurio todavía estaba ahí. Y no aplastado como "víboras prietas y tepocatas", como pregonaba en 2000, sino vivito y coleando A los priístas les sobran razones para estar de fiesta. Sin haber hecho reformas de fondo para democratizarse, el PRI se siente perdonado y confía en volver a Los Pinos de la mano de su líder, Roberto Madrazo Después de su derrota ante Fox, se vaticinó el fin del PRI o al menos su fragmentación. Pero la disciplina interna pudo más que la derrota.

El partido parece tomar una nueva dinámica aprovechando el desencanto de muchos ciudadanos con Fox, que no ha podido cumplir su promesa de reducir la pobreza y llevar a cabo varias reformas estructurales. Algunos analistas consideran que, a pesar de la corrupción y el autoritarismo del PRI, algunos mexicanos añoran la experiencia y la plataforma social que ese partido predicó en 1929, cuando se unieron los caudillos de la Revolución Mexicana (1910-17) Pero los priístas no deben cantar victoria

La abstención sin precedentes del 59% también reflejó el rechazo cada vez mayor de los ciudadanos hacia una "desgastada y corrupta" clase política, dijo el analista Lorenzo Meyer, del centro de investigación Colegio de México Sólo 26,5 millones de los 64 millones de ciudadanos habilitados para votar acudió a las urnas, cifra muy baja incluso para comicios intermedios. Hasta el partido de fútbol entre las selecciones de México y El Salvador pareció generar más expectativa.

Para el ex canciller Jorge Castañeda, hubo "claramente un repudio a los partidos, al sistema político que tenemos, no a uno en particular, sino a todos" Este desencanto podría favorecer al izquierdista PRD, que obtuvo el tercer lugar. Su líder, el alcalde de Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, también mira las presidenciales. Pero aún es un fenómeno circunscripto a la capital mexicana. (DPA/AFP/Redacción central)

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