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A seis meses de asumir la presidencia brasileña, ya enfrenta críticas

Lula, ante la dura realidad del poder

Enfrenta una impaciencia mayor ante la falta de crecimiento y empleo que producen sus medidas ortodoxas.

Lula mantiene el optimismo y el apoyo de la gente gracias a su carisma. Pero se le acaba el tiempo....

RIO DE JANEIRO (AFP/ DPA) - El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, cumplió seis meses en el gobierno sin "luna de miel". Pese a que sigue disfrutando del apoyo de siete de cada diez brasileños , empieza a enfrentar críticas de sus propios aliados, que fustigan su fidelidad a la política económica ortodoxa de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso.

El mandatario brasileño ha brillado en las cumbre internacionales del Mercosur, los países andinos e incluso en el Foro Mundial de Davos, en Suiza, en donde reclamó a los países más ricos un mayor compromiso en la lucha contra la pobreza.

Sin embargo, en casa el panorama es muy diferentes. Las perspectivas económicas para el futuro no son buenas. El Banco Central del gigante latinoamericano bajó a 1,5% la previsión de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2003, contra las previsiones iniciales de 2,8% y 2,2% anunciadas respectivamente en diciembre de 2002 y marzo del presente año. Además, aunque redujo a 10,2% el estimativo de inflación para este año -que estaba en 10,8%-, sigue siendo muy superior a la meta de 8,5% fijada por el gobierno desde enero.

Así, la economía en el 2003 tendrá el mismo índice de crecimiento (1,5%) registrado el año pasado, cuando Brasil vivió una de las peores crisis de confianza internacional de su historia por la desconfianza del marcado hacia Lula. Para revertir esa situación, desde que llegó al poder, el mandatario puso en marcha una política económica conservadora que si bien le ha valido el aplauso del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el país le ha reportado una oleada de críticas.

Lula asegura que gracias a su política la economía brasileña ha recuperado la credibilidad, mientras pidió paciencia para mejorar las condiciones sociales, porque argumenta, primero tiene que "arreglar la casa". Además, Lula elevó al Congreso un polémico proyecto de reforma del sistema de pensiones de los funcionarios públicos, que incluye propuestas antes condenadas por el PT, como la de cobrar aportes previsionales a los estatales ya jubilados.

Los trabajadores, los tradicionales aliados de Lula y otrora compañeros de luchas sindicales, se lanzaron en contra de la reforma de pensiones. Los funcionarios públicos han convocado para el 8 de julio el inicio de una huelga por tiempo indeterminado en protesta contra la reforma.

Por otra parte, los campesinos del Movimient Sin Tierra (MST) amenazan con volver alas invasiones de haciendas por la lentitud de la reforma agraria Mientras, los empresarios, que en los primeros meses de gobierno alabaron su ortodoxia económica, han manifestado reparos a la reforma fiscal. Se declaran preocupados por el fantasma de la recesión, toda vez que en abril pasado la industria se contrajo 0,1% respecto a marzo.

Según los industriales, la culpa de esa situación es la alta tasa de interés, que el BC redujo recientemente, fijándola en 26%, lo que los empresarios consideran un nivel aún muy elevado Entre tanto, el desempleo sigue creciendo: ascendió a 12,8%, el nivel más alto en los últimos 14 meses. Los programas sociales dictados por el gobierno para atenuar el impacto de la dura política económica, como el "hambre cero" y el "plan de empleo para jóvenes" aún están dando sus primeros pasos, con retrasos y dificultades.

No obstante, Lula da Silva y sus asesores aseguran que los "tiempos difíciles" están por terminar, y que en julio se inicia la reactivación de la economía . Según el ministro brasileño de Hacienda, Antonio Palocci, Brasil ya "salió de la Unidad de Cuidados Intensivos" y "ya está preparado para crecer" El mandatario ha logrado eludir las dificultades gracias a su poderoso carisma, que exhibe en discursos casi diarios que encantan a los brasileños. Sin embargo, admiradores y electores del ex obrero metalúrgico podrían cambiar rápidamente de opinión si las cosas no mejoran pronto (DPA/AFP)

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