Martes 8 de julio de 2003
 

Trasandino Patagónico:
otro tramo proyectado (II)

 

Por Héctor Pérez Morando

  Que el riel cubra el tramo Choele Choel-San Antonio está en los planes para el Trasandino Patagónico. Esta vez -llama la atención- la iniciativa corresponde a Neuquén.

En nota publicada en "Río Negro" el 29/8/2002 con este mismo título tratamos sintéticamente sobre los proyectos que por varios años fueron otros de los sueños norpatagónicos incumplidos hasta el presente. Hace unas horas pensamos que San Martín y sus soldados, a caballo y a pie, cruzaron los Andes con un rudimentario mapa y mínima información. Y tuvo éxito. Hoy -y desde hace más de cien años- perforar la cordillera con durmientes y rieles en la frontera neuquina va ganando adeptos para el monumento al papel ferroviario. "El ferrocarril es el transporte no del pasado, sino del futuro, como lo entienden los países del Primer Mundo". Lo copiamos -por coincidir con nuestro pensamiento- de carta de lectores de un diario porteño. Y otra: "El caso del llamado Trasandino del Sur es típico, donde las redes de trocha ancha de Argentina y Chile están relativamente próximas y falta un esfuerzo relativamente no muy importante para que se complete… es una obra con importantes características integracionistas". Lo dijo en San Carlos de Bariloche el entonces secretario general de la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles (ALAF) Emiliano Flouret, en noviembre de 1976.
Volviendo al importante tramo rionegrino que arrancaría en Valle Medio hasta el mar, con el recuerdo de que por el año treinta el proyecto "estaba muy adelantado en sus estudios y trazados, al punto que los materiales se habían acumulado en las estaciones Choele Choel (hoy Darwin) y Río Colorado en enormes cantidades" (Coleman, A. 1948). Exprofesamente hemos demorado esta nota complementaria de la citada, esperando un resultado concreto de lo anunciado por un alto funcionario neuquino en Río Negro el domingo 5/1/03, pág. 8. Fue noticia "brillante" y de plasmada seriedad porque intervendrían el BID, Ferrosur Roca, Repsol y el gobierno neuquino, aunque el silencio monacal rionegrino formaba parte del proyecto, totalmente en su geografía. ¿O será que ya estamos viendo los frutos de la integración… de la regionalización sin espantos? El sutil "Caballo de Troya" neuquino también vale, cuando elevados y útiles propósitos lo justifican.
No hace muchos años, y es bueno recordarlo, en los últimos meses de 1988 se produjo un efluvio ferrocarrilero en Río Negro con color legislativo. El Partido Provincial Rionegrino, por medio de sus legisladores Wálter Barión, Mario Zecca, Norberto Castro Ares y José López Ugarte, presentaron un proyecto de ley (24/31/1988) para construir el ferrocarril entre Choele Choel y San Antonio apuntando al puerto marítimo. Pero lo más llamativo de la iniciativa era su condición de vía electrificada, lo que suponía una gran ventaja de manera especial: cuidado del medio ambiente y economía de costos, pues la fuente hidroeléctrica a utilizar estaba a mano, "con el principal objetivo de transportar frutas y productos derivados destinados a la exportación, economizando en fletes suma que los legisladores consideraron como uno de los costos más significativos de la producción" ("Río Negro", 27/3/1988). Los legisladores requeijistas tuvieron el diploma por ser los primeros en prever utilizar la línea electrificada que se conectaría al entonces FCR y prolongaría el sistema hasta Cipolletti. El proyecto facultaba al Poder Ejecutivo rionegrino "a efectuar la traza más adecuada y económicamente rentable en un plazo no superior a los 180 días. Concretar convenios con Ferrocarriles Argentinos y producidos otros pasos -estudio de traza, rentabilidad, etc.-, llamar a licitación nacional e internacional. Hoy tendríamos que agregar transporte de metanol, que son el objetivo y preocupación neuquinos y de las citadas empresas. Con la posibilidad futura de que la "madre tierra" alumbrara otros productos o industrias exportables. Los fundamentos del proyecto resaltaban aspectos sobresalientes del ferrocarril, que posibilitaría traslados directos y abaratamiento de fletes, limitaciones del transporte por camión, evitando congestión y deterioro de las rutas 22 y 250. La toma de energía eléctrica se efectuaría desde la estación de bajada de 350 Kw en Pomona y pensaban que el mayor costo lo constituiría el cruce del río Negro.
En setiembre de 1989 se supo que el Consejo Federal de Inversiones (CFI) estaba elaborando el estudio de factibilidad técnico-económica del tramo ferroviario y la Subsecretaría de Planificación de la provincia remarcó que con dicha obra "no sólo se agilizará la posibilidad de exportación de productos del Alto Valle y Valle Medio, sino que se concretará el corredor Atlántico-Pacífico, complementando así el proyecto neuquino del Ferrocarril Transandino del Sur". Y otra buena noticia sobre el tema daba a conocer este diario el 26/10/1989: "Técnicos de Ferrocarriles Argentinos prosiguen los trabajos de construcción del acceso al puerto de San Antonio Este, desde el actual ramal ferroviario, como parte de un proyecto que prevé el tendido de una vía que unirá Choele Choel con la estación marítima rionegrina". El ramal tendría 25 kilómetros de extensión y los mojones y playa para contenedores eran un hecho y además se informaba que el proyecto de ferrocarril se encontraba "bastante avanzado". Por otra parte, un acta-acuerdo firmada por los gobernadores de ambos estados norpatagónicos aquel año incluía la obra y cerrando los favorables pronósticos que hubieran asombrado a los recatados ingleses del Ferro Carril Sud desde 1899 en la zona, el entonces ministro de Obras Públicas rionegrino Juan Villalba, en visita a General Roca, diría que "se estudia en conjunto con el Ministerio de Economía la integración del Alto Valle con el puerto de San Antonio Este mediante un ramal ferroviario que pase por el Valle Medio, así como un plan provincial ferroviario".
Todo parecía andar sobre rieles pero… estamos en el 2003 y Neuquén encabezando un ferrocarril en suelo rionegrino, pero lo importante es que lo antes posible se corten las cintas, sin olvidar la mayor, mejor y permanente industria: el turismo. Bañarnos en el Pacífico y viceversa -los vecinos en el Atlántico- no estaría mal para cuando "los no renovables" se extingan.

     
     
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