Miércoles 2 de julio de 2003
 

La reforma agraria europea

 

Por Aleardo Fernando Laría

  Finalmente, luego de largas negociaciones, la Unión Europea aprobó la propuesta de reforma de la Política Agrícola Común (PAC), elevada por el comisario europeo de Agricultura Franz Fischler. Se trata de un cambio importante en la política agraria, en virtud de la cual las ayudas al campo ya no incentivarán, como hasta ahora, la producción, sino el medio ambiente y la calidad de los alimentos.
La PAC ha caído víctima de su propio éxito. Originalmente concebida para impulsar la autosuficiencia alimentaria en la Europa de posguerra, había dado lugar a unos cultivos intensivos con costosos excedentes. Las subvenciones directas a la agricultura, que ascendían a unos 30.000 millones anuales de euros, encarecían los productos en detrimento de los consumidores europeos.
Al concederse las subvenciones en función de la producción, ésta se fomentaba haciendo caso omiso de las indicaciones del mercado. Cuanto más se producía mejor, puesto que se obtenían más subvenciones.
La intensificación de las producciones dio lugar a la crisis de las "vacas locas" y de la fiebre aftosa, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de los consumidores. Por otra parte, la aparición de enormes excedentes perjudicaba doblemente a los países del Tercer Mundo: cerraba el mercado europeo a sus productos y luego, además, sufrían la competencia desleal en terceros mercados por las ventas dumping de la Unión Europea.
La filosofía básica de la reforma aprobada por los ministros de Agricultura europeos reunidos en Luxemburgo consiste en desvincular las ayudas de la producción, lo que en la jerga de los expertos denominan desacoplamiento. Las ayudas se conceden a partir de ahora por explotación, de manera que los agricultores ya no se verán animados a producir simplemente para beneficiarse de las ayudas, sino que podrán optar por no producir o producir aquello que el mercado demanda. Desaparecen así más de treinta primas diferentes que se abonaban por diferentes conceptos y se tiende a que exista un solo pago por explotación.
El acuerdo entrará en vigor el 1ยบ de enero del 2005 y existe un largo y complejo período de transición, en el que se contempla unos recortes de las ayudas que perciben los agricultores que reciben más de 5.000 euros anuales. Esos recortes permitirán incrementar los fondos que se destinan al desarrollo rural, premiando el respeto del medio ambiente, el bienestar animal, la calidad alimentaria y la seguridad laboral. Se pretende de este modo mantener el tejido rural, conformado actualmente por unos 6 ó 7 millones de agricultores, número que se verá duplicado cuando se materialicen las ampliaciones previstas con la incorporación de los países centroeuropeos. No obstante, el presupuesto destinado a la PAC no se verá incrementado y deberá repartirse con los nuevos socios.
La reforma agraria europea no ha terminado de conformar a los países en vías de desarrollo. "Es un signo de flexibilidad, pero está lejos de lo ideal", afirmó el ministro brasileño Roberto Rodrigues. Para la ONG Oxfam, el nivel de subsidios europeos a la agricultura seguirá siendo demoledor para los países más pobres, ya que Europa inunda de azúcar y leche a precios bajos los mercados en los que podrían vender los países pobres. De momento, las cuotas de producción lechera se mantienen hasta el 2014.
Aunque desvinculado de la producción, lo cierto es que Europa mantendrá el nivel global de la subvención de la agricultura europea: 43.000 millones de euros anuales, el 45 % del presupuesto de la Unión.
Los países pobres no quieren caridad, sino una oportunidad para competir. De allí que requieran a los países ricos que abran sus mercados.
Raúl Prebisch en la década del "60 dijo: "No necesitamos ayuda, necesitamos comercio". Si hubiese comercio libre en agricultura, según cálculos de Alieto Guadagni, nuestra tierra aumentaría de valor en alrededor de 125.000 millones de dólares (una cifra equivalente a toda la deuda pública nacional). Un motivo añadido para exigir, desde el Sur, el fin de las políticas de subsidios agrarios; que acaben, cuanto antes mejor.
     
     
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