Lunes 14 de julio de 2003

Proponen agrupar a padres de hijos golpeados

La violencia constante de las noches genera más y más víctimas. Algunos padres están pensando en agruparse para elevar su reclamo con más fuerza. Quieren que varias instituciones se

 

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Cuando termina la diversión y empieza la violencia, los chicos que salen de noche están desprotegidos.

NEUQUEN (AN).- La desaparición del estudiante Sergio Avalos planteó interrogantes acerca de la seguridad en la noche neuquina. La línea que separa la euforia de la crueldad es demasiado fina. En boliches, recitales, y almacenes de barrio, sólo por nombrar algunos casos, la posibilidad de un hecho infeliz está siempre latente "Nadie sabe lo que se siente ver a un hijo deformado por recibir una paliza. Es una sensación de impotencia enorme", describió Sunilda Sarroco, madre de Esteban, de 19 años, que el sábado 5 de julio pasado recibió una golpiza afuera de uno de los boliches predilectos de los jóvenes neuquinos. Desde entonces comenzó a elaborar la idea de agrupar a otros padres que hayan pasado por lo mismo.

Sarroco ya mantuvo charlas informativas con la Defensora del Pueblo, Blanca Tirachini, y con integrantes de la subsecretaría de Seguridad Ciudadana y Justicia. También con otras madres que están en la misma situación.

En una de las visitas que le hizo a su hijo al policlínico donde permaneció internado durante dos días, conoció a la madre de Sergio Díaz, un joven baleado en el Cordón Colón, que permanece en estado vegetativo (ver aparte).

"Estaba en la habitación contigua a la de mi hijo. Hablé con su mamá. Me dí cuenta de que lo que le ocurrió a mi hijo no fue casualidad. Sucede todos los fines de semana. Sólo que algunos lo dan a conocer y otros no", explicó.

"Tenemos que conseguir por nuestros medios lo que el Estado y los propietarios de los boliches no nos garantizan: la seguridad de nuestros hijos", agregó.

Su hijo Esteban esperaba un taxi junto a un amigo a la salida de un boliche ubicado en la finalización de la avenida Olascoaga, cuando un auto se detuvo y tres sujetos bajaron para darle una golpiza. El personal de seguridad del boliche -la madre asegura que había policías en la entrada- no hizo nada por defenderlo. El amigo de su hijo paró un taxi, y se trasladaron a la comisaría Segunda en busca de ayuda. Allí los hicieron esperar en una sala hasta que el amigo de Esteban decidió llevarlo al Policlínico Ados.

Los médicos constataron una fractura en el cráneo y le diagnosticaron un daño permanente en un ojo. Ahora concurre al psicólogo y al neurólogo.

Puesta en ese contexto, Sarroco decidió hacer un llamado a la comunidad. "Está demostrado que nadie queda exento de que este tipo de situaciones violentas le sucedan; tenemos que juntarnos; acá hay algo que está fallando; los responsables son los dueños de los boliches, las autoridades policiales, municipales y provinciales", dijo.

Pidió la extensión de la responsabilidad de los boliches en cuanto a la seguridad de los jóvenes a varias cuadras a la redonda y un mayor control de la venta de alcohol dentro de los locales, porque "los pibes llegan a quedar inconscientes de tanto tomar".

"Hay que saber que le puede ocurrir a cualquiera y sin ningún motivo aparente. La única forma de que escuchen nuestra demanda de seguridad es juntándonos". Y agregó: "Cuando le pregunté a mi hijo por qué creía que le habían pegado recibí una respuesta inquietante: 'Porque sí; yo ni los había mirado mamá', me contestó".

Sunilda Sarroco puso a disposición un correo electrónico para quienes deseen contactarse con ella: sunny_Sarroco@hotmail.com

Pizza, chicas y balazos

NEUQUEN (AN).- El domingo 11 de mayo Sergio Díaz salió de Las Palmas junto a su primo Víctor tras aceptar la invitación de una chica y un hombre que conoció en el boliche. Eran entre las 9 y las 10 de la mañana y la idea era ir por una pizza. Luego de retirarse del boliche en un Falcon azul, la chica les propuso pasar a buscar a una amiga en el Cordón Colón. En una calle que da acceso al barrio, Víctor le pidió al conductor que detuviera el vehículo para bajar a orinar. Cuando Víctor descendió, el automóvil arrancó con su primo en el interior. Lo dejaron en medio de la calle.

El próximo dato que hay de Sergio proviene de boca de una de sus primas, que también vive en el Cordón Colón. Sergio se dirigió hacia la casa de ella luego de bajar del automóvil de alguna forma, mientras huía de algo que no le gustó, conjeturan sus parientes. Su prima demoró en abrirle la puerta. Y escuchó los gritos de Sergio mientras ataba unos perros para facilitarle el ingreso. Para cuando logró atarlos, era tarde. Sergio estaba en el suelo con los bolsillos vacíos y un tiro en la cabeza. Ella no distinguió el rostro de quienes escapaban en el Falcon. Víctor, que había quedado varias cuadras atrás, se encontró con el automóvil mientras caminaba por una de las calles del barrio. El conductor le dijo que a su primo "le había pasado algo" y le indicó dónde había quedado. Víctor asegura no reconocer al conductor del Falcon ni a la chica. "Estaba borracho", explica. Sergio, de 29 años, desde esa mañana está en estado vegetativo.

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