Miércoles 2 de julio de 2003

Pidieron 20 años de prisión para dos de los acusados

La fiscalía pidió 20 años para dos de los acusados por el asesinato del sargento René Meyrelles y siete para la mujer procesada, a quien acusó de tener una participación secundaria.

 

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El comerciante que iba a ser asaltado aseguró que el delincuente que estaba armado era Fabián Iberra (izquierda).

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Con la advertencia de que "las personas que se prestan a cometer estos hechos con armas deben saber las consecuencias a las que se enfrentan", el fiscal Enrique Sánchez Gavier pidió 20 años de prisión para Fabián Iberra y Nelson Robaina, y 7 años para Beatriz Millaqueo, por su participación secundaria en el robo y el homicidio de René Meyrelles.

En los alegatos, los defensores de Iberra y Millaqueo pidieron su absolución, y el defensor de Robaina, desatendiendo el deseo de su representado, pidió que lo condenaran sólo por el robo y no por el homicidio, porque entendió que Iberra había sido el autor de los disparos.

Los hechos ocurrieron el 16 de julio de 2001 frente a la despensa ubicada en Rivadavia 833, cuando el repartidor de cigarrillos Mauricio Villalba se encontraba en su vehículo confeccionando una factura y fue asaltado por dos individuos a los que acompañaba una jovencita. En esos momentos pasó por el lugar el policía Meyrelles, franco de servicio y acompañado por su familia, y al tratar de interrumpir el asalto fue abatido con dos disparos No obstante estar herido de muerte, Meyrelles alcanzó a Iberra con tres disparos, y el repartidor resultó con un tiro en cada pierna.

Los acusados por este episodio son Fabián Rubén Iberra, de 21 años, y Nelson Adrián Robaina, de 23 años, en tanto que a Marta Beatriz Millaqueo, de 26 años, le imputan haber prestado una colaboración secundaria en el robo y en la organización de la huida hacia El Bolsón.

Durante el debate, Robaina se atribuyó toda la responsabilidad, desincriminando a Iberra y Millaqueo y buscando un atenuante en su adicción a las drogas. Pero en su declaración, el repartidor Villalba pintó con acción y determinación los roles de estos últimos, e incluso concluyó armando la mano derecha de Iberra.

Los demás testigos tuvieron una visión o comprensión parcial de los hechos, y algunas pruebas completaron el cuadro cargoso sobre el que apoyó su alegato el fiscal Sánchez Gavier. El estudio de ADN confirmó que un cabello hallado dentro de la Fiorino de Villalba le pertenecía a Iberra, y el hallazgo de una gorra de un complejo marplatense comprometió a Robaina, que dos día antes se había fugado de la institución Asumir, donde lo trataban por su adicción.

"No es creíble que Iberra se haya acercado a Robaina con la intención de disuadirlo", expuso el fiscal, al adjudicarle participación activa y coautoría. Tampoco creyó que Meyrelles le hubiera disparado al repartidor, como denuncian los imputados porque los proyectiles que hirieron a ambos fueron de calibre 38.

El abogado de Iberra, Sebastián Arrondo, criticó que el repartidor fuera "tan preciso respecto de ciertos aspectos, y tan vago para otros". Afirmó que su pupilo no había estado armado en la ocasión, y pidió que lo absolvieran por no haber participado en el hecho.

Alejandro Pschunder pidió la absolución de Millaqueo, asegurando que el robo pudo haberse cometido igual sin su presencia, y acusando a Villalba de haber compuesto conjeturas después de haberla visto durante tres segundos.

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