Un futbolista nómade, talentoso pero resistido

En Londres dicen que pasó al Chelsea tras fracasar en el United.

Para los argentinos, tras Japón 2002, ya no es muy querido.

Ya fatigó las diagonales de La Plata, los caminitos de La Boca, el puerto de Génova, la pequeña Parma, la eterna Roma y la fabril Manchester. Ahora, parece, es el turno de jugar bajo la bruma de Londres.

Los diarios ingleses dan como seguro su pase al Chelsea. Para los argentinos simboliza la despreocupación en la eliminación del Mundial.

Ayer los diarios británicos lo dieron por hecho: Juan Sebastián Verón (La Plata, 1975) ya es jugador del Chelsea londinense. El equipo de la capital lo habría comprado en algo más de 14 millones de libras esterlinas, algo así como 22 millones de euros. Al cierre de esta edición, todavía no había sido confirmada la venta Según publicó el prestigioso matutino "The Guardian", la inminente llegada de Verón al Chelsea ya es un hecho, como así también el desembarco en el Manchester United del delantero brasileño Ronaldinho, quien le quitaría un lugar al argentino en el cupo de extracomunitarios Verón, según el mismo diario, llega al club de Londres por recomendación de quien fuera su técnico en la Sampdoria y en la Lazio de Italia: el sueco Sven-Goran Eriksson, entrenador actual de la selección inglesa, quien habría sido tentado por el nuevo dueño del Chelsea, el magnate ruso Roman Abramovich, para hacerse cargo del equipo. En esa reunión, Ericksson, siempre según "The Guardian", contactó a Abramovich con el agente israelí Pinhas Zahavi, quien, paradójicamente, fue el intermediario que, junto a Gustavo Mascardi, llevó a Verón de Boca a la Sampdoria en 1996 Abramovich (ver recuadro) sueña contratar a los franceses Patrcik Viera y Thierry Henry y al checo Pavel Nedved Ahora bien. ¿Cómo debe leerse la transferencia del mediocampista argentino? Ayer, también, los diarios británicos hablaron de fracaso de Verón. ¿Fue tan así?

Si se lo compara con el de David Beckham, que dejó el United para pasar al Real Madrid, el pase de Verón parece de segundo orden El Manchester y el Madrid integran, sin duda, la mega elite del fútbol mundial. No así el Chelsea, por más que ahora un extravagante millonario quiera, a golpes de chequera, introducirlo en el pináculo del fútbol Verón salió campeón con el Manchester, pero no tuvo actuaciones descollantes. En cuanto a sus performances, para el imaginario colectivo, fue el jugador símbolo del ruidoso fracaso de la Selección Argentina en Japón 2002. Todavía replican en la conciencia su cansina participación, ese dejo de extrema tranquilidad para ir a patear un corner, cuando contra Suecia los minutos se consumían como fósforos y la eliminación soplaba en la nuca. Aquel gesto de Verón, indicándole con su mano a Bielsa que aflojara en sus reclamos, rompió el idilio del crack con la gente. Aquella derrota congeló el alma. Su trote indiferente fue su peor marketing. (AR)

El dueño ruso del Chelsea

Desde que el 2 de julio adquirió el 50,09% de las acciones del Chelsea, Roman Abramovich se ha contactado con algunos de los nombres más relevantes del fútbol. Incluso el ex entrenador del Real Madrid, Vicente del Bosque, ha reconocido que se le ofreció, de manera informal, el puesto de director deportivo del Chelsea, y el sueco Sven-Goran Eriksson, seleccionador inglés, también ha sido tocado por el millonario Abramovich, multimillonario y político ruso desembolsó unos 85 millones de euros por las acciones de un club con serias deudas. Explicó que tiene "los recursos y la ambición para lograr más con el enorme potencial del club". Aunque la adquisición por parte de un empresario que vivía a 8.700 kilómetros del club fue mal recibida por los seguidores del Chelsea, estandarte de un barrio distinguido como pocos en Londres, las acciones subieron un 46 % el día después de la operación El interés de Abramovich por los equipos deportivos no es nuevo. Es propietario de un equipo de hockey sobre hielo de Siberia e intentó adquirir el CSKA de Moscú antes de hacerse con el control del Chelsea La revista Forbes lo sitúa como el segundo hombre más rico de Rusia y el 49 del mundo, con una fortuna de 2.865 millones de euros, aunque la revista Time Magazine sitúa su riqueza en la mitad. De 36 años, perdió a su madre al año y a su padre a los tres años.