Viernes 4 de julio de 2003

Battaglia tuvo su noche consagratoria

El volante fue la figura y elaboró la pared previa al gol de Tévez.

Se recuperó de una serie lesión hasta convertirse en un baluarte.

17-_f1_p59_cort_smp
Battaglia fue un león en la mediacancha y hasta construyó una pared antes del gol de Tévez.

Es un digno representante del estilo que Carlos Bianchi le imprimió a los equipos que armó en Boca. Serio, mesurado en los festejos, de pocas palabras -nada más que las justas-, lejos de las polémicas, pero con una gran efectividad a la hora del juego y por lo tanto, exitoso.

Sebastián Battaglia (Santa Fe, 1980) fue figura en la noche del "Morumbí" porque fue fiel a los conceptos que distinguen a las formaciones del "Virrey".

Su tarea, una vez más, pudo quedar en las sombras de los goleadores Carlos Tévez y Marcelo Delgado, o de los centrales Rolando Schiavi y Nicolás Burdisso, pese a que fue el autor del pase-gol a "Carlitos" para abrir la cuenta. Ahí dijo un presente que todos percibieron.

Después fue imposible no ver al "5" en todos lados, en cada quite, en cada pelota entregada con criterio, en el sacrificio que todo Boca hizo para borrar al no tan temible Santos -al menos en este partido-.

Fue altamente responsable del silencio que ganó a las repletas tribunas del estadio, porque fue el engranaje perfecto de una maquinaria que no permitió hacer, pero que también mostró capacidad para construir.

El "Seba" es preexistente a la entrada de Bianchi en La Ribera, es un producto del trabajo en las divisiones inferiores siempre criticadas por la falta de material que entregaban a las superiores. Es del club y siente como pocos una camiseta que derrocha sentimientos. Desde su mismo debut, en mayo de 1998, con una goleada a favor contra Gimnasia y Tiro de Salta. El técnico era Héctor Veira A los 22 años, el santafesino ya recorrió un amplio camino. La del miércoles fue su tercera Copa Libertadores, tiene también una Intercontinental y, salvo en el doméstico del 98, fue titular en todos los títulos locales de la exitosa era Bianchi.

Además, volvió a rastrillar las canchas, después de casi un año de inactividad por la rotura de los ligamentos cruzados de su rodilla izquierda. Fue en diciembre de 2000, cuando tras un caño del volante de Independiente Livio Prieto, giró su cuerpo pero no su rodilla. Otra muestra de que está construido con un madera que no se encuentra en todos lados y que sólo luce en los grandes equipos.

"Ellos jugaron bien y se nos hizo muy difícil al comienzo, pero después del gol de Tévez pudimos jugar mejor, con plena confianza en lo que hacíamos. Sin duda que fuimos los mejores de América. Ahora sólo espero poder estar en Japón, en ese partido tan importante que será contra el Mila", dijo en el avión que traía de regreso al plantel. Sus compañeros deliraban de alegría, él prefería estar a un costado, silencioso y casi anónimo, un calco de su performance en la cancha, en el que derrocha despliegue y auxilio, mientras las luces van para otro lado En la medianoche del miércoles 2 de julio de 2003 Boca abrazó su quinta Copa de América. También ocurrió otra cosa en esa noche histórica. Que Sebastián Battaglia tuvo su noche consagratoria. (AN)

 

Copyright Río Negro Online - All rights reserved
Tapa || Economía | Políticas | Regionales | Sociedad | Deportes | Cultura || Todos los títulos | Breves ||
Ediciones anteriores | Editorial | Artículos | Cartas de lectores || El tiempo | Clasificados | Turismo | Mapa del sitio
Escríbanos || Patagonia Jurásica | Cocina | Guía del ocio | Informática | El Económico | Educación