"Un merecido campeón"

"Lo que pasó fue que nosotros jugamos siempre igual, tanto el Clausura como la Libertadores, sacando el 70 por ciento de los puntos, ganando adentro y afuera, como contra Corinthians en San Pablo", puntualizó. "Pero lamentablemente en Colombia caímos en la trampa y nos complicamos nosotros mismos Por su parte, para Andrés D'Alessandro, las claves del campeón fueron que "en los momentos más difíciles hemos salido, el grupo se ha unido, como cuando quedamos afuera de la Copa, que fue un golpe duro, y nos propusimos seguir peleando el torneo. No podíamos dejar de lado una competencia que River tenía muchas posibilidades de ganarlo".

El título, la ironía y la matriz

Con seguridad, alguna imprenta de Buenos Aires ya tendrá los bocetos del afiche que los hinchas de Boca le dedicarán a River si ganan la Copa. Dirá, palabras más o menos, que Boca los golea 5 a 2 en torneos internacionales. O que "Papá" se quedó con lo que River no pudo. Parte de la picaresca del fútbol. Un juego dentro del juego Ahora bien. Al calor de los títulos, un interrogante toma forma: ¿Cuál de los dos es mejor? O más aún: ¿Es cuantificable, de existir, esa superioridad? José María Aguilar, presidente de River, dijo ayer que en el partido que ambos jugaron en la Bombonera -los dos con sus titulares- cuando estaban 11 contra 11, River fue mucho más. Fernando Niembro, que lo entrevistaba, asentía. ¿Son suficientes 40 minutos -los que estuvieron los dos equipos completos- para determinar la superioridad?

Es necesario aquí separar los tantos. Como manda la historia, River ha sido el equipo más atractivo a la hora de verlo jugar. El que generó el fútbol más cercano a lo que podría entenderse como bello. Ha anotado goles que mezclaron espectacularidad y precisión. Gritos como los de Cavenaghi a Huracán, D'Alessandro y el mismo Cavenaghi a Gimnasia o Zapata a Olimpo son instantáneas que desbordan virtudes. River, en algunos momentos -y tal vez el gol de D'Alessandro a Boca lo sintetice-, tuvo la precisión y la rapidez de un equipo de básquet, con toques en espacios cortos, allí donde los otros equipos se equivocan El campeón fue el equipo más goleador, uno de los tres que menos goles en contra recibió -pese a cambiar tres veces de arquero- y el que menos partidos perdió: contra Vélez, de local, sobre la hora con gol de Nanni. Un campeón que mereció de sobra su corona. En un torneo que tuvo un alto nivel de juego, en el que, excepto Huracán, todos los equipos demostraron un fútbol digno de una elite. No en vano Unión, el otro equipo descendido, le ganó a Boca, el posible subcampeón Desde la institución de los torneos cortos, Boca y River se han adueñado de la mayoría de ellos. Privilegios de la opulencia, como en España o Alemania, por caso. También es cierto que los torneos se hicieron más atractivos. Cada seis meses hay emociones.

¿Es Boca menos que River? No parece. Los equipos de Bianchi no deslumbran a la vista, pero ganan en Cali, en atmósferas pesadas, donde hay que demostrar algo más que "bobas" o lujos En todo caso, River podrá tener 12 campeonatos más, pero no dejan de ser de cabotaje. En todo caso también, sería más ajustado, y redituable, ufanarse de una virtud que River guarda desde tiempos remotos: su matriz, la que produce materia prima de exportación. Allí están D'Alessandro, Cavenaghi, Demichelis, Ludueña, Garcé, Costanzo. Todos llevan el ADN riverplatense. Del otro lado, Carlos Tévez, solitario y letal. Pero también un genuino representante, auténticamente Boca como los colores. (AR)