Miércoles 30 de julio de 2003

Humor y erotismo en los grabados de Roberto Matta

Roberto Matta fue hombre político, capaz de humor y erotismo, mixtura que revela la muestra inaugurada en el Centro Cultural Borges que incluye las series "El Gran Burundún- Burundundá","Verbo América" y "Don Quijote".

 

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Arquitecto, pintor, grabador y poeta, Roberto Matta creó un mundo especial en sus obras.

BUENOS AIRES (Télam).- Roberto Matta nació en Chile en 1911, emigró a Europa, fue discípulo de Le Corbussier, compartió los desacatos surrealistas, las preceptivas de la Bauhaus y trasfundió el imaginario latinoamericano en sincretismo plástico muy personal.

La muestra del artista que se expone actualmente en el Centro Cultural Borges presenta 52 grabados que el artista donó al Museo de la Solidaridad Presidente Salvador Allende de Chile.

El repertorio técnico abarca serigrafías, carborundum, aguafuertes y litografías, verdadero tour de force del que Matta sale airoso Pocos como él sostuvieron una vida tan rica en aventura, tan variada, heterogénea y a la vez coherente Los adjetivos parecen inapropiados para un surrealista confeso, expulsado por "irregular" por la cúpula ortodoxa liderada por André Bretón. La paradoja es totalmente surrealista y Matta sabía que "los hijos de la Razón" no podían competir con los avatares del linaje americano de 'Don Quejado de las Manchas' Pero el racionalismo y la arquitectura no eran lo suyo. Se lo reveló un poeta y pintor, Federico García Lorca.

El andaluz le dio acceso a Salvador Dalí y éste lo vinculo a André Breton, Joan Miró, Picasso, Marcel Duchamp y a su compatriota, Pablo Neruda En 1938 ya estaba establecido en París, el surrealismo y la pintura. Matta sabía bucear el inconsciente. Era su don natural. Pero no practicaba el automatismo psíquico, exigencia clave del grupo surrealista. No había abandonado las preceptivas burguesas para recaer en las ortodoxias del intolerante Breton Para el artista chileno la imaginación es un proyector de alto voltaje y el arte sirve para ver claramente la dificultad.

Estas convicciones se reflejan en la diáfana claridad de sus obras Aunque la imagen incurra en enigmáticas morfologías el color impone una celebración sensual, a menudo erótica y de humor zumbón. La superficie del soporte es la pantalla plástica invadida por el espacio infinito sonde se proyecta su imaginario creador.

El ejercicio de la poesía -propia y ajena -se fundía con la producción gráfica La cuota de azar que siempre implican las técnicas del grabado convenía a su estética surreal. El trazo del dibujo y la caligrafía están naturalmente hermanados y Matta sacaba provecho de esta fraternidad Abierto a la estética del comic y también a la expresión gráfica de los niños se apropió de ambas licencias. Eran otro recurso para eludir el pragmatismo de la representación Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial se estableció en Nueva York. Lo acompañaban Ives Tanguy y Marcel Duchamp que aportaban su sobredosis de surrealismo.

Los jóvenes artistas americanos (Robert Motherwell, Arshille Gorky, Jackson Pollock) lo hicieron su mentor. Pero fue en 1941, en México, donde Matta descubrió la inagotable cantera del arte precolombino. Más tarde, en Cuba, incorporaría como Wifredo Lam, las raíces afroamericanas Matta compone su cosmovisión sin jerarquizar los órdenes de la naturaleza. Todo esta librado a metamorfosis continuas y hombres y bestias comparten igua condición Hay violencia sexual pero también sensualidad perpetua, humor y exorcismos, refinamiento y excesos barrocos.

Un repertorio que comparte con sus inspiradores Alejo Carpentier, Pablo Neruda, Alejo Carpentier, Nicolás Guillén, Rubén Darío y con el mayor de todos, Miguel de Cervantes Las series expuestas en el Centro Borges no ilustran los textos célebres. Son expresiones afines, fraternalmente complementarias. Junto con la revelación de América se potenció en Matta el compromiso político, que no abandonaría en errancias, vagabundeos y residencias en París, Londres y Roma Compartía su militancia surrealista con la denuncia del colonialismo en Africa y Latinoamérica. Para Matta no se trataba de "estar con la revolución".

Era necesario ser revolucionario Mantuvo intacto el doble compromiso hasta su muerte, a los 91 años, en las cercanías de Roma. Vital y solidario acogió a muchos exiliados que huían de las dictaduras sudamericanas Y a los artistas legó una obra rica en aventuras y sincretismos infinitos, atravesada de sueños, imaginerías y ancestros enigmáticos La muestra de Roberto Matta, obra gráfica 1970-2000 se exhibe en Viamonte y San Martín, de lunes a domingos de 12 a 21.

Elba Pérez

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