Lunes 28 de julio de 2003

Murió María Esther de Miguel, una referente

La exitosa escritora tenía 74 años. Obtuvo importantes premios en su trayectoria.

 

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María Esther de Miguel fue referente obligada para los escritores de las nuevas camadas.

BUENOS AIRES.- La escritora María Esther de Miguel, autora de títulos como "El general, el pintor y la dama" y "Las batallas secretas de Belgrano", murió ayer a la mañana a los 74 años como consecuencia de una enfermedad terminal, informaron allegados a su familia.

La muerte de la autora, referente indiscutida del boom que experimentó la novela histórica en los últimos diez años, se produjo a las 9.15 en el Instituto Argentino del Diagnóstico, donde permanecía internada desde ha-cía más de una semana por un cáncer de colon.

"Ella fue operada hace unos veinte días y la operación había salido aparentemente bien, pero hace poco más de una semana tuvo una recaída, volvió a ser internada y ya no pudo recuperarse", señaló a Télam la escritora María Esther Vázquez, que mantenía una amistad con De Miguel desde hace más de 40 años. La primera vez que la escritora vio su nombre en letras de molde fue cuando a los nueve años mandó la composición "Las Malvinas son argentinas" a la revista Figuritas, sin la autorización de la maestra de su escuelita en Larroque, Entre Ríos, donde había nacido.

Desde entonces, mantuvo una particular predilección por los temas históricos y políticos, con best-séllers como "El general, el pintor y la dama" (Premio Planeta 1996), "La amante del Restaurador" (1993) y "Las batallas secretas de Belgrano" (1995).

Hija de una familia atea, para desesperación de sus padres (un inmigrante español con un tío obispo en los anales y una madre de origen judío), a los 17 años De Miguel se planteó: "Si Dios existe hay que ver dónde está", e ingresó a la congregación de los Paulinos. La búsqueda demandó diez años e incluyó clases en Filosofía y Letras, trabajo social como maestra rural, colaboraciones periodísticas y una beca en Italia para seguir estudiando literatura. El regreso fue borrón y cuenta nueva: dejó el instituto religioso y se enroló en la literatura.

Su primer libro, "La hora undécima", vino con un premio bajo el brazo (Emecé, 1961). Se casó, se afianzó como colaboradora del diario "La Nación", publicó otros libros y con "Jaque a Paysandú", una novela de 1983, De Miguel ancló en una especie literaria de autonomía discutida y ventas suculentas: la "novela histórica". En 1996 ganó el Premio Planeta por "El general, el pintor y la dama", donde "el general" no es otro que el vencedor de Caseros, Justo José de Urquiza, y un año después, el Premio Nacional de Novela 1992-1995 por "La a-mante del Restaurador", un libro de 1993 que hace pie en la siem-pre urticante figura de Juan Manuel de Rosas.

También obtuvo el Premio Fondo Nacional de la Artes y Municipal en 1965 por "Los que comimos a Solís", el Primer Premio Municipal y el Premio de Cultura de la Provincia de Entre Ríos en 1980 por "Espejos y Daguerrotipos".

Además, el Premio Feria del Libro en 1994, el Premio Silvina Bullrich en 1995, el Premio Nacional del Literatura en 1997 por "La amante del Restaurador", y el mencionado Premio Planeta en 1996 por "El general, el pintor y la dama". Recibió la Palma de Plata del Pen Club, el Konex de Platino para cuento y el Premio Dupuytrén Fue directora del fondo Nacional de las Artes y, actualmente, integraba el Consejo de Administración de la Fundación El Libro.

A principios de los 90, fue una de las referentes del boom de la novela histórica, fenómeno que la convirtió en la escritora argentina más leída, con un promedio de 50.000 ejemplares por título.

Actualmente se desempeñaba como crítica del suplemento cultural del diario "La Nación". "Qué decir de mí? Que fue en un pueblo pequeño y polvoriento de Entre Ríos -Larroque- donde, apenas comenzado el segundo cuarto de este siglo, nací un día de Todos los Santos 'para servir a usted', como me enseñaron a decir; que dos ríos distintos poblaron mi sangre: una vertiente se remontaba a Soria, en Castilla la Vieja; la otra se perdía en los campos de Betsarabia; que desde pequeña supe que mi destino era ser cuentera', como me decía mi mamá, para compartir el mundo con los demás", se describió alguna vez de Miguel.

Por expreso pedido de la autora no habrá velatorio, aunque sí se realizó ayer por la tarde en su homenaje una misa en la Basílica de la Merced Hoy, sus restos serán trasladados a la ciudad entrerriana de Larroque. (Télam)

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