Jueves 17 de julio de 2003

De la diversión y tiempos que traspasan al hombre

Personajes que representan distintas caras de los artistas, algunas nada amables, pueblan la propuesta de Arbol, la banda roquera que en estos días recorre la región con "Chapusongs".

 

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Arbol, rock sin etiquetas, con frescura y reflexión.

Ayer los integrantes de Arbol, abrieron su gira patagónica en Villa Regina; hoy a las 22, estarán en San Martín 1547, Neuquén; mañana a las 23, tocarán en Mengelle 17, Cipolletti; el sábado a la medianoche, en Rosas y Antártida Argentina, Junín de los Andes; cerrando el domingo 20 a las 22 en Mitre 1550, Bariloche. Antes de pegar la vuelta a Buenos Aires, pasarán por El Sótano en Rosario, el sábado 26 de julio. "Río Negro" entrevistó a uno de los cantantes, quien se presentó como "Eduardo (Schmidt) de Arbol". Casi una nueva identidad...

"Mi otro yo... (Ironiza). No, Arbol es lo que somos. Aguzamos el costado artístico o expresivo que cada uno tiene, pero para hablar de cosas propias; por más que inventemos historias con personajes ficticios como 'La nena monstruo', el que protagoniza 'De arriba, de abajo', o el chico que se va a surfear en 'Ya me voy', del último disco. Todos representan facetas de nosotros".

- Y miradas sobre aspectos desagradables de nuestra vida en sociedad...

- Como dice la letra de "Vomitando flores", la mirada también es uno. Así vemos el mundo. Los temas nuevos se relacionan con la realidad del país de los últimos años y si bien no tenemos -por suerte- que salir a buscar comida en los tachos de basura, como casi la mitad de la población, vemos eso y lo interpretamos desde lo que somos, desde el lugar que nos tocó vivir.

- También parte de la realidad histórica sin resolución todavía, aparece en "Enes"; alguien se busca a través de la identidad de sus padres desaparecidos.

- Tal cual. Cuando eso se plantea con un tono, a primera vista musical ingenuo, pop o pasatista, se puede hablar más tranquilo. No se carga esa mochila tan pesada poniéndose en el personaje de un niño de cinco años. Nadie del grupo tiene un familiar directo desaparecido, pero todos vivimos la mentira, el engaño, la traición que eso significó. También nos dimos cuenta que el "uno a uno", el "salariazo" y la "revolución productiva" fueron mentiras... En el grupo hablamos de esas cosas, pero además prima la diversión, pasar un buen momento. En estos días, gozar y pasarla bien en todo un logro.

Corría 1994 en el lejano oeste del Gran Buenos Aires, Haedo para más datos, cuando Arbol empezó a sonar en bares, pubs, escuelas y festivales. A fines de 1996 grabaron su primer disco independiente "Jardín Frenético"; con él en la calle, tocaron con Los Caballeros de la Quema, Bersuit Vergarabat y en "Rock Nacional 30 años" y "Buenos Aires No Duerme 97". A principios de 1998, alguien acercó el compacto a Café Tacuba durante su paso por Buenos Aires; ellos hablarían con Gustavo Santaolalla. Pero no todo fue perfecto, Pizarro y Méndez, dejan la banda.

Este último, además de ser fundador y compositor de la mayoría de los temas, tenía registrado el nombre y el logo de Arbol; problema que se solucionó vendiéndoselos a sus ex compañeros Ingresaron entonces el bajista Sebastián Bianchini y Martín Millán para la batería, cerrando la formación que actualmente recorre la región y ha grabado dos compactos en Los Angeles -"Arbol" (1999) y "Chapusongs" (2002)- producidos por Santaolalla Sus presentaciones mezclan instrumentos, estiran el elástico del rocanrol, lo deforman, endurecen, suavizan, lo revolean y vuelven a estirar en forma de hardcore, rap, funk, reggae country music o chacarera, con arreglos de cuerdas que muestran la hilacha de su formación musical.

"Entre Gustavo Santaolalla, Pablito Romero, yo y David Stout hicimos los arreglos. Nuestra idea, para que una canción esté buena, es que debe tener cinco o seis ideas fuertes, mínimamente. En 'Esperar' hay como diez canciones juntas; por un lado tiene una letra muy simple que parece referir a 'Esperando a Godot'; una historia circular que cae en el tema de la espera y el tiempo, la tragedia de la monotonía, de los segundos que traspasan al hombre y lo van gastando, consumiendo de a poco. Aparece de nuevo la cuestión de la mentira, y desde lo musical hay tres métricas distintas; empieza en compases de tres tiempos, pasa a cuatro, en el medio hay un 6 por 8. En la armonía hay mucho trabajo alrededor de un sólo arpegio... Para el demo lo pensamos como un tema despojado, con una melódica, una guitarrita, batería, y se fue modificando hasta ser el más complejo del disco. Tiene un cuarteto de cuerdas sobregrabado muchas veces, que suena como una orquesta".

- Suena -usando tu verbo- apasionado.

- Es el más romántico, pero igualmente en su arreglo hay otro plus. Quisimos que el final fuera stravinskiano, por eso tiene rítmicas raras que se superponen, armonías bastante contemporáneas.

- Todo eso mezclado con divertir y divertirse...

- Sí, porque lo escuchás sin todo ese detalle y suena pop en definitiva. Yo, como uno de los cinco compositores que somos, rescato el estar abiertos y poder juntar cosas muy complejas con otras bien populares. Otra de las ideas es que nuestra música no pase desapercibida. Para grabar los catorce temas de "Chapusongs", quedaron cuarenta y un más, afuera. Para muestra del esfuerzo y la energía que pusimos en juego, basta y sobra."

 

Eduardo Rouillet

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