Los abatía la ceguera, pero primó la solidaridad

Una luz de esperanza se posó sobre la Línea Sur rionegrina cuando la fundación Arrayán y un oftalmólogo de Buenos Aires llegaron para atender gratis distintas patologías visuales.

El oftalmólogo Rodríguez atendió el martes a 35 personas de escasos recursos y practicó además tres cirugías.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Si por lo común la vida rural en la Línea Sur resulta áspera y solitaria, cuánto más lo será para quienes sufren limitaciones físicas tan invalidantes como la ceguera.

El sistema de Salud Pública no tiene programa alguno para prevenir y tratar las enfermedades oftálmicas, como ocurre con tantas otras especialidades. Así es como los pobladores de los parajes más alejados nacieron y crecieron sabiendo que en cuestiones de la vista sólo dependían de la suerte.

Pero en el último tiempo algunos de ellos se encontraron con una esperanza nueva gracias al trabajo solidario de la fundación Arrayán y de un oftalmólogo cirujano que viaja especialmente desde Buenos Aires para tratarlos en forma gratuita.

Una de las sonrisas más amplias que puedan verse por estos días en Blancura Centro (un minúsculo caserío cercano a Comallo) es la de Catalina Cortés. Por primera vez en sus 68 años, en mayo pasado viajó a Buenos Aires. Y no para ir de shopping, sino para que el doctor Daniel Rodríguez opere sus cataratas y le devuelva la vista luego de seis años de ceguera.

Hasta allí llegó, ilusionada por lo que le prometían: que la intervención era casi indolora y que podría volver a buscar leña y a cocinar para los suyos, antes que el paisaje de la meseta se le borrara de los ojos.

En su timidez, Doña Catalina sólo alcanza a decir que está muy agradecida. Pero Felisa Curamil, una integrante de la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche que la acompañó a la capital, cuenta que "pudo ver apenas salió del quirófano y se emocionó tanto que tuvo una descompensación". No es para menos si además le habían cambiado las lomas de coirones por un mar de avenidas y grandes edificios.

El oftalmólogo Rodríguez atendió el martes en esta ciudad a unos 35 pacientes sin recursos, la mayoría de la Línea Sur y de avanzada edad, y también practicó tres cirugías: dos de cataratas y una de estrabismo.

Fue su tercer viaje del año a Bariloche para ofrecer su trabajo voluntario, al que agrega la provisión de los insumos necesarios para cada tratamiento.

Rodríguez destacó la importancia de detectar y atender las enfermedades de la vista entre la población rural y observó que es muy alta la personas que padecen cataratas y glaucoma.

Esta última patología, caracterizada por un exceso de presió intraocular, produce ceguera progresiva e irreversible. Rodríguez explicó que su detección es muy sencilla y sólo se necesita un tonómetro de aplanación portátil, que cuesta 1.500 dólares.

Sin embargo, ningún hospital público cuenta con esta tecnología y tampoco ofrece las gotas oculares imprescindibles para tratar el glaucoma, cuyo precio de farmacia varía entre los 20 y 50 pesos y están fuera del alcance de cualquier poblador rural.

Lo mismo ocurre con la provisión de lentes, que también son imposibles de adquirir para la gente sin recursos y desde hace años sólo son provistos por algunas cooperadoras hospitalarias o el club de Leones.

La campaña organizada por la fundación Arrayán tiene sus limitaciones -como cualquier iniciativa que depende de donaciones y trabajo solidario- y por eso sólo da respuesta por ahora a las personas con problemas visuales más urgentes.

Uno de los pacientes que viajó desde Maquinchao, Alfredo Catriel, reconoció que "en el campo hay mucha necesidad, porque la gente pierde la vista de andar en la nieve y en el hospital no dan ninguna solución".

Valoró la oportunidad de atenderse en Bariloche, pero no dejó de advertir que "este plan debería extenderse mucho más", para que la posibilidad de seguir viendo la tierra donde nacieron sea para los pobladores un derecho y no un sueño impensado.