Domingo 15 de junio de 2003

 

Valentina volaba en el infierno

 

Tereshkova fue la primera cosmonauta.

  Moscú (dpa) .- Cuando el 16 de junio de 1963 despegó desde Baikonur la nave rusa Vostok 6 con Valentina Tereshkova a bordo, Estados Unidos sufría un nuevo golpe en la carrera espacial con la entonces Unión Soviética. Casi dos años después del primer vuelo espacial tripulado en la historia de la Humanidad por el cosmonauta Yuri Gagarin, los soviéticos ponían en órbita a la primera mujer.
En la agencia espacial norteamericana NASA, los hombres encabezaron durante otros veinte años el regimiento espacial. Sólo en 1983 la física Sally Ride subió al espacio como la primera mujer astronauta. La Unión Soviética siguió dominando también en el terreno tecnológico en la carrera espacial a comienzos de los años 60: Tereshkova, entonces de 26 años, dio 46 vueltas en torno a la Tierra y aterrizó tras 70 horas y 50 minutos.
Estuvo así en el espacio más que todos los astronautas norteamericanos durante la totalidad del programa Mercury. Ya fuera en la cápsula rusa Vostok o en la cápsula norteamericana Mercury, la aventura espacial fue agotadora tanto para cosmonautas como para astronautas, que yacían sobre sus asientos igual que sardinas en una lata.
La comodidad de la Estación Espacial Internacional, con los astronautas flotando en su interior, era a comienzos de los años 60 apenas un sueño para los viajeros espaciales.
Las naves Vostok, en las cuales viajaron Tereshkova y otros cinco cosmonautas soviéticos entre 1961 y 1963, tenían una cabina de apenas 2,20 metros de diámetro. En la cápsula, una bola de 1,6 metros cúbicos, estaban los tableros de los instrumentos, los sistemas de aprovisionamiento de energía y oxígeno y los aparatos de radio.Hasta los años 70, todas las naves espaciales carecieron de servicios higiénicos, y sus ocupantes iban provistos de pañales que servían para esos efectos.
Valentina Tereshkova comenzó a entusiasmarse por los vuelos espaciales con la práctica del paracaidismo deportivo, pasando muy pronto a integrar el cuerpo de cosmonautas soviéticos. Allí tuvo que absolver un programa de entrenamiento tan duro como el de sus camaradas masculinos: vuelos en estado de ingravidez, pruebas de resistencia en la centrifugadora y estudio de datos técnicos y científicos. Tras su exitoso vuelo orbital, Tereshkova recibió numerosas distinciones y fue honrada como heroína del espacio. Pero nunca más volvió a participar en una misión espacial, y hoy vive en Moscú.
Pasaron otros veinte años antes de que otra mujer volviera a viajar en el programa espacial soviético: el 19 de agosto de 1982, Svetlana Savitskaya salió desde Baikonur a bordo de una cápsula Soyuz 7.
Diecisiete años más tarde, en 1999, una mujer ocupaba el puesto de comandante de un transbordador espacial norteamericano: la estadounidense Eileen Collins, jefe de la misión STS-93.
     
     
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