Domingo 1 de Junio de 2003 | |||
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¿El Estado puede controlar a los adolescentes? | ||
Sigue la polémica en Regina por una ordenanza. Pretenden vigilar las salidas de noche a boliches. |
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Para algunos vecinos y funcionarios, el Estado debe poner ciertos límites pero debe ser la familia quien asuma las responsabilidades de educar y velar por un crecimiento sano y armonioso de los hijos. En un bando distinto, otros referentes locales opinan que la ley comunal tiene rasgos de "autoritarismo" por imponer pautas de difícil aplicación y control y, por sobre todo, por no haber realizado consultas a los adolescentes usuarios de los locales bailables. Según las consultas realizadas, hoy en día estos límites impuestos por los padres parecen ser mucho más laxos que tiempo atrás, situación que se puede apreciar con adolescentes de 13 años que ya salen a los boliches, "que a su vez conlleva al contacto con el alcohol y otro tipo de adicciones", según alertan especialistas en salud pública. Ante esta situación es que el municipio interviene sancionando una norma que establece nuevas reglas con el objetivo de proteger a los más jóvenes, y al mismo tiempo volver a recalcarle a los padres la responsabilidad que tienen como tales. La ordenanza en cuestión fija dos horarios para los boliches. El primero, entre las 20 y las 24 para menores de 15 años; el segundo, desde la una y hasta las seis para los mayores de 15 años. Pero en este último caso en la reglamentación de la norma se prevé instrumentar el otorgamiento de un carné para los adolescentes comprendidos entre los 15 y 17 años, que será otorgado por la comuna con el asentimiento de los padres (que deberán firmarlo). Para la psicóloga María Diana Pérez, integrante del Equipo Técnico de Apoyo Pedagógico (ETAP) de nivel medio de las escuelas de Regina, son los padres quienes deben asumir la responsabilidad en la educación de los hijos, lo que implica una "vigilancia" y "acompañamiento" en el crecimiento de los adolescentes. Pero al mismo tiempo, sostiene que el Estado debe jugar un rol importante estableciendo normas de convivencia comunes a todos, y en este marco aportando alternativas para que los adolescentes y jóvenes desarrollen su creatividad, participación y solidaridad. "Hoy los adolescentes se encuentran solos, porque los padres no les brindan la atención necesaria. A raíz de esto es que en los últimos años se ve una mayor flexibilidad por parte de quienes deben asumir la responsabilidad, como una forma de compensación. Los chicos van a los boliches porque se sienten acompañados; pero no es tan así, tan acotada la realidad. Existen muchas interferencias, la música, las luces, el alcohol, las drogas, y aunque no se dan cuenta siguen estando solos", comentó la profesional. Por su parte, el psicólogo social Alfredo Moffatt, actual director de la Escuela de Psicología Nacional que funciona en Neuquén capital, por su lado consideró que la aplicación de la ordenanza reginense puede ser de difícil ejecución, teniendo en cuenta algunas situaciones particulares de la familias. No obstante apuntó que no se ve una mayor incidencia de la norma "en lo que pasa en los boliches con las peleas en el interior o posterior a la salida, la exposición de los adolescentes a las adicciones". Moffatt, por otra parte, señaló que no es entendible que el Estado asuma el rol de los padres en la crianza de sus hijos. "Me parece que el Estado no debería cumplir este rol, y además parece de difícil aplicación, ya que es una ordenanza inédita en todo el país", agregó a este medio. "El Estado debería controlar otro tipo de situaciones, y también debería organizar con referentes sociales o algunos psicólogos sociales una educación para la alegría. Esto es algo que se puede hacer en las escuelas para que esa ceremonia de bailar y el encuentro de los sexos. Primero hay que hacer una profilaxis de la violencia y después formas de entretenerse mejores", comentó el destacado psicólogo social. Al mismo tiempo agregó que "el Estado controla, pero al mismo tiempo hay una cierta transgresión a la intimidad o la privacidad de un acto familiar, porque de ahí a que la policía tenga control de eso está muy cerca, entonces la policía puede comenzar a controlar quién sí y quién no". "Que no se los haya tenido en cuenta a los adolescentes para consultarlos demuestra que esta generación no es democrática generacionalmente, que votan algo, donde hay una concepción antigua del control del padre, algo como el padre patrone, que es el que define. Esto está demostrando también el quiebre generacional, que en este momento histórico es enorme, que siempre existió pero que en este momento es abismal", apuntó finalmente, avivando aún más la polémica. " No se arregla con un carné firmado por los padres" Una de las explicaciones que encuentra el psicólogo social Alfredo Moffatt a la ordenanza reginense para controlar a los jóvenes es el gran conflicto generacional que en los últimos años es cada vez más importante. Mejorar los vínculos A partir de la vasta experiencia en el trabajo con adolescentes, Moffatt sostiene que se deben brindar alternativas para que sin perder espacio padres e hijos puedan mejorar los vínculos, con lo cual se plantea una alternativa a los controles ante los desbordes. Pablo Accinell |
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