Martes 24 de junio de 2003

Kirchner ocupa los espacios del modelo en retirada

BUENOS AIRES (ABA).- La pelea quijotesca de Néstor Kirchner contra el viejo poder tiene dos caras de una misma moneda que sigue girando en el aire. Cuando caiga, se sabrá si significa un cambio real de cultura política, o en realidad es el desembarco de nuevos conquistadores tratando al Estado otra vez como botín de guerra.

A Kirchner le gusta abordar todos los espacios de poder y después discutir qué se hace con ellos.

Acorraló al presidente de la Corte Julio Nazareno, y en el Pami al gastronómico Luis Barrionuevo. Difícilmente pueda filtrar amigos suyos en el Máximo Tribunal como lo hizo con la de su par de la provincia de Santa Cruz, pero tiene en claro que la mayoría automática menemista que tanto le podría haber complicado su gestión de gobierno ya está desarticulada .

Propios y ajenos le reconocen un logro fundamental en sus primeras semanas: "Ya nadie se anima a decirle el chirolita de Duhalde".

Existe un claro perfil de construcción de poder. Torcuato Di Tella lo contó en forma anecdótica hace poco tiempo. Al ser nombrado secretario de Cultura, Kirchner le dijo a aquel mitad en broma mitad en serio "Justo volvés al peronismo cuando yo me estoy despidiendo".

Esa frase esconde posibles intenciones de Kirchner de gobernar sin el partido, con alianzas transversales o circunstanciales; un tercer movimiento que tantos otros quisieron construir después de Perón. Esta "tercera vía "estaría nutrida de un sindicalismo unido y afín al gobierno, piqueteros como grupo de choque al estilo chavista en Venezuela, y un empresariado nacional con perfil productivista .

Algunos gobernadores justicialistas quieren marcarle el territorio antes de que se sume a festejos ajenos: tiene de negociar - le susurran - con solo su 22% de votos de origen.

Al camionero Hugo Moyano, le dijo al ingresar a la Casa de Gobierno: "Unanse en una sola CGT. Podes ser el nuevo líder de ese espacio". El jefe natural que necesitaría la construcción kirchnerista sería el atista Víctor de Genaro, pero la realidad es que este se ubicará mas a la izquierda cuando comiencen la inevitables medidas impopulares .

Fue sugestivo que tras el encuentro de la encargada de los planes sociales Alicia Kirchner con el líder piquetero Raúl Castells (en el que les entregó camionetas y motos para cartoneros), se lo viera al piquetero tomando la sede del Pami y exigiendo la renuncia de los directores de Luis Barrionuevo.

Kirchner pretende pagar un escaso costo político hasta fin de año cuando cierre el cronograma electoral .

Ya le encontró el sabor al primer resultado con el triunfo holgado del gobernador De La Sota , algo que tomó como propio. Pese a que "el gallego" y él no tienen empatía, el señor K sabe que en política a los vencedores se los tiene cerca y a los perdedores lejos.

Por este sentido pragmático de la política es que Kirchner buscará candidatos alternativos al peronismo en algunos distritos, o peronistas que decidieron ir por afuera de la estructura partidaria. En Río Negro, Eduardo Rosso, en Santa Fe, Hermes Binner y Aníbal Ibarra en la Ciudad de Buenos Aires, son pruebas piloto.

Pingüinos vs Calafate

Se perciben dos líneas internas en el gobierno. No discuten ideología sino territorios. Una es la que se ganó el mote de "los pinguinos " por su lugar de pertenencia y confianza con el Presidente. Son básicamente los santacruceños Julio De Vido (Obras Públicas), Carlos Zanini (secretario legal), Alicia Kirchner (Planes Sociales ), Oscar Parrilli (Secretario General) y Sergio Acevedo (SIDE).

El cerebro del grupo sería Zanini. Ex titular de la Corte sureña, Zanini es en realidad oriundo de la provincia de Córdoba, ex preso político que ante la pérdida de su mujer se radicó al regresar la democracia en el sur del país. En ese momento comenzó a hacer política con Kirchner y a asesorarlo en el discurso y estrategia política. Tuvo mucho que ver en el perfil que trazó el presidente en su discurso inaugural ante la Asamblea Legislativa Los "pingüinos" responden sólo al Presidente y no hacen nada sin su guiño. Son extremadamente desconfiados y carecen de contactos fluidos con el establishment por su procedencia geográfica lejana del centro económico y político del país. Se diría que están aprendiendo a caminar sin la nieve, aunque tienen una ventaja comparativa con el otro grupo y es haber ocupado primero los principales espacios del gabinete.

El otro sector es "Calafate ", núcleo de técnicos, teóricos e intelectuales, que trazaron antes que Duhalde una línea divisoria profunda con el menemismo Surgieron como un desprendimiento del duhaldismo, cuando un grupo de dirigentes comenzaron a discutir la política neoliberal de Menem. El primer encuentro fue en el 98, precisamente en el Calafate, siendo principal anfitrión el actual Presidente.

Lidera actualmente el grupo Calafate el jefe de gabinete Alberto Fernández (ex cavallista), principal armador político de Kirchner.

Le sigue en importancia el ministro de Trabajo, Carlos Tomada , quien oficia de puente contenedor con las diferentes alas sindicales. Fue abogado de Daer y otros "gordos". Su segunda es Noemí Rial, abogada de UPCN Julio Bárbaro (un autor intelectual del grupo), Torcuato Di Tella (simpatizante) y Gerardo Conte Grand (desde el Congreso), son entre otros parte de este núcleo de pensamiento. Son menos que los anteriores en puestos clave, pero tienen en principio mayor ofensiva. Serían la punta de lanza guerrera del gobierno, los que se animan a encarar las primeras negociaciones con las corporaciones .Y tienen el plus de contar con la madrinazgo de Cristina Kirchner, una mujer impulsiva y sanguínea .

Sin embargo, en estos tiempos , la primera dama actúa como componedora pidiéndoles paciencia a los "Calafate" cuando se quejan de la falta de atención del Presidente .

Es prematuro anticipar si esta "internita" recrudecerá en una gran interna por el rumbo del gobierno,los negocios y la pelea de espacios en el próximo recambio ministerial .

Outsiders son Béliz (candidato firme a irse tras la pelea con la Corte) y los duhaldistas José Pampuro (Defensa) y Aníbal Fernández (Interior).

Horacio Caride

El nuevo gobierno traza alianzas transversales o circunstanciales.

Los integrantes del gabinete están divididos en dos grupos marcados.

Resta saber qué pasará con esta interna en el futuro.

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