Sábado 21 de junio de 2003
 

Argentina casi le vendió tecnología nuclear a Irán

 
  BUENOS AIRES- El giro proestadounidense de Argentina en los años 90 impidió a último momento a Irán comprarle tecnolo-gía nuclear para uso pacífico, cuando Estados Unidos temía que a largo plazo se pudiese usar en la fabricación de armas atómicas.
"La planta piloto de enriquecimiento de uranio ya estaba cargada en el barco, pero le comunicamos a Irán que la enviaríamos sólo si adhería a las salvaguardias internacionales. Contestaron que no y cancelamos los contratos", relató a AFP una alta fuente del gobierno de aquella época que pidió reserva de identidad.
El ex funcionario fue uno de los ideólogos del alineamiento automático con Estados Unidos que practicó Argentina durante el gobierno de Carlos Menem (1989-1999).
El despacho lo hizo la empresa estatal Investigaciones Aplicadas (Invap), subsidiaria de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conae), por un contrato de 100 millones de dólares con el organismo homólogo iraní, aprobado por la Organización Internacional de Energía Atómica.
Argentina domina la tecnología de enriquecimiento de uranio desde 1983, pero renunció a su utilización con fines bélicos, y es una de las pocas áreas en las que genera tecnología de punta, lo que le permitió exportar reactores de usos medicinales a Argelia, Egipto y Australia.
Según testimonios periodísticos, el mismo día del embarque para Irán, en el puerto de Campana, hubo un pedido expreso del embajador de Estados Unidos Terence Todman para que fuera suspendido, reforzado luego por un llamado telefónico del presidente George Bush (padre) a Menem.
La fuente menemista consultada dijo que el gobierno de Menem nunca supo si hubo envíos en la administración anterior, del presidente Raúl Alfonsín, que proveyó armas convencionales a Irán, en guerra con Irak. Algunos funcionarios del período alfonsinista requeridos por la AFP dijeron carecer de información.
En los años previos, la dictadura que gobernó entre 1976 y 1983 había llevado a su máxima expresión un complejo militar industrial que, en 25 plantas y con 50.000 operarios, fabricaba desde balas y fulminantes hasta submarinos, tanques y aviones.
En 1982, la derrota en la guerra con Gran Bretaña por las islas Malvinas precipitó la caída del régimen militar y provocó el colapso de los planes de producción bélica. No obstante, hubo tiempo aún para desarrollar el Cóndor II, un misil de 1.000 kilómetros de alcance, capaz de transportar hasta una tonelada de explosivos convencionales, nucleares o químicos.
Los tratados con Teherán se limitaron a armas convencionales dado que pese al interés iraní, Argentina no pudo venderle las dos fragatas misilísticas de fabricación británica "Santísima Trinidad" y "Hércules", ancladas desde el conflicto en el Atlántico Sur, ni los misiles franceses Exocet remanentes de Malvinas.
La razón fue la terminante oposición de Estados Unidos que apoyaba entonces a Saddam Hussein, cuyo régimen laico era considerado una barrera contra el fundamentalismo iraní.
También fue a pedido de Estados Unidos que Menem desmanteló la producción del Cóndor II, y dejó inconcluso un convenio con Egipto, sostenido con tecnología europea y financiamiento saudita, para dotar a Irak de la capacidad de fabricarlo. (AFP)
     
     
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