Martes 24 de junio de 2003
 

Entre la fe y el escándalo, obispos luchan por la confianza de los fieles

 

Por Thomas Mueller

  Los obispos católicos de Estados Unidos se muestran confiados, hacia el exterior, de que su plan de reformas sacará a la Iglesia de su grave crisis de confianza. Pero los obispos, que buscaron en estos días en una conferencia nacional en St. Louis salidas a la crisis, sólo vieron titulares negativos al hojear los diarios durante el desayuno: "Los obispos no predican justamente con el buen ejemplo", "Obispo defiende procedimiento en escándalo sexual", "Obispos sesionan en medio de escándalos", "Obispo se retira tras huir con su coche". Así o parecido sonaban decenas de titulares.
Mientras tanto se puede ver en la televisión cómo cerca de Los Angeles un ex sacerdote fue detenido por sospecha de abuso reiterado de niños. Ante las puertas del lugar en que sesionaban se manifestaron las víctimas de los abusos sexuales de sacerdotes. Pocas veces la confianza en la Iglesia Católica de Estados Unidos se vio tan sacudida como actualmente.
Durante años, las máximas autoridades de la Iglesia trataron de ocultar cientos de casos de abusos. Cuando se acumulaban las quejas contra un sacerdote, simplemente se lo trasladaba a otra comunidad o a otra diócesis. Apenas había más consecuencias que ésa. Pero hace dos años se quebró el muro del silencio y, desde entonces, los obispos se esfuerzan por ganar de vuelta la confianza de los fieles.
Los religiosos formularon nuevas reglas para tratar el abuso por parte de sacerdotes, lograron mayor colaboración con las autoridades y sanearon sus filas. Al mismo tiempo, crearon una comisión de investigación independiente dirigida por el ex gobernador del Estado de Oklahoma, Frank Keating. Pero poco antes del inicio de la conferencia semestral en St. Louis, Keating presentó su renuncia. Este había intentado bajo encargo de la Iglesia realizar un estudio sobre la verdadera dimensión del abuso en todo el país, pero en el caso de algunos obispos siguió golpeándose contra un muro de silencio. Keating estaba tan indignado que acusó a los obispos de comportarse como la "Cosa Nostra".
La huida en su coche del obispo Thomas O"Brien de Phoenix no contribuyó justamente a mejorar la imagen de la Iglesia. El hombre, de 67 años, que presidió el obispado de Phoenix durante más de 20 años, huyó tras un accidente mortal e incluso se sospecha que estaba ebrio cuando esto sucedió. Sólo dos semanas antes había estado bajo amenaza de ser denunciado por callar abusos en su diócesis e incluso permitir al sacerdote acusado seguir trabajando con niños. El papa Juan Pablo II aceptó mientras tanto su solicitud de retiro. En vistas de los numerosos problemas, la Iglesia no descarta medidas más drásticas. Es así como los obispos evaluaron por primera vez en cien años convocar a una conferencia nacional de jerarcas de la Iglesia, sacerdotes y laicos.
La medida fue apoyada por varios altos representantes de la Iglesia. El cardenal Francis George, de Chicago, afirmó: "Estos son tiempos atípicos, por lo que me parece razonable tomar medidas atípicas". (DPA)
     
     
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