Miércoles 18 de junio de 2003
 

Para que no caiga en saco roto

 

Por Jorge Bustamante (*)

  He leído la opinión del doctor Rodolfo Rodrigo publicada en el diario. Históricamente coherente, ideológica y pragmáticamente, él plan-tea su preocupación para que el mensaje que dejó el reciente seminario sobre la libertad de expresión "Magistratura y prensa" "no caiga en saco roto". En definitiva, en su alegato realiza simplemente una defensa del sistema democrático.
Quiero adherir al pensamiento del Dr. Rodrigo desde el otro lado, desde una función pública, desde la magistratura que ejerzo, aclarando que es mi punto de vista personal lo que aquí manifiesto referido a la relación prensa-Justicia.
Una de las características del sistema democrático es la publicidad de los actos de los poderes del Estado. Por el contrario, es en los gobiernos autoritarios donde este principio se ve conculcado, donde los poderes del Estado no rinden cuentas de su accionar, donde existe un ataque a la libertad de expresión (libertad de expresión y gobiernos autoritarios o de baja calidad democrática son términos contradictorios), ataques al periodismo e, inclusive, a los empresarios de la prensa (p. ej. Timermman en la Argentina, Zaqueau de Oliveira y Aristeu Guida da Silva en el Brasil).
La difusión de los actos de los poderes del Estado combate la impunidad y asegura el respeto a los derechos humanos. Si no hay impunidad y se respetan los derechos de los ciudadanos, se fortalece la democracia con la consecuente mejora de las instituciones.
La importancia de la difusión del accionar judicial no es menos importante que la de los otros poderes del Estado. Decía Mirabeau: "Dadme el juez que queráis, mi mayor enemigo si os place, con tal que no pueda verificar acto alguno sino en público". El juez Camino, del Tribunal Oral de Capital Federal, ha dicho que "la información de prensa a través de los medios de alcance masivo se muestra como vía insustituible para que la sociedad conozca y a la vez controle la actividad de los órganos de seguridad y las decisiones judiciales".
En nuestro país, la prensa ha tenido mucha importancia en temas como los casos AMIA, IBM, Cabezas, etc.. Se ha demostrado que es un medio excelente para llegar a la realización de la justicia. Si el hecho es tratado con seriedad y honestidad intelectual, amén de ser noticia puede ser un medio muy eficiente para corregir lo que la Justicia ha hecho mal o lo que no hizo. Y los que tenemos la misión de administrar justicia veremos nuestras falencias y las subsanaremos. En la medida en que más nos acerquemos los funcionarios y magistrados a la población con la noticia judicial, mayor será el conocimiento del sistema judicial en la gente y mayor será la difusión de la justicia en la opinión pública.
No debemos olvidar que los funcionarios y magistrados ejercemos un poder delegado por los ciudadanos y por lo tanto debemos estar sujetos al control popular ("la gente es juez de jueces"). Lo bueno sería que la Justicia funcionara acorde con las necesidades de la gente y quienes tienen la tarea de informar a la población contaran con la información mínima para poder cumplir con su labor. Si la Justicia no cumple su deber y el periodismo no actúa correctamente, se fomentan los actos de corrupción de una u otra forma y se atenta contra el Estado democrático. Binder dice que "El periodista no puede convertirse en un cómplice de una Justicia que quiere quedar al margen de la crítica social. No tiene que aceptar las tendencias centrípetas de una Justicia que busca legitimarse por ocultamiento. No puede prestarse al juego de no informar para que la Justicia actúe de un modo oculto".
Concluyendo, podrán existir muchas opiniones sobre la relación prensa-Justicia; me preocupa la de los que se oponen a la difusión porque el ocultamiento les permite ejercer su función -para la cual los ha designado el pueblo a través de sus representantes y también es la misma gente la que les abona sus haberes- con autoritarismo y arbitrariedad, es decir, los que se olvidan que una función judicial se tiene que ejercer con humildad, como empleados de la gente y no como ejercicio de un título nobiliario.
Por ello, coincido en el anhelo del comprometido profesional que escribió: que no caiga en saco roto.


(*) Juez de instrucción de Viedma
     
     
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