Miércoles 4 de junio de 2003
  El ADN: ¿solución para
crímenes no resueltos?
 

Por Adolfo Scatena

  Recientemente, en Carolina del Norte (Estados Unidos), un hombre recuperó la libertad después de haber pasado once en años en prisión, condenado por un crimen que no había cometido. Al ufanarse otro convicto de haber cometido el crimen sin haber sido descubierto, se realizaron estudios de ADN que probaron que había estado en la escena del crimen, pudiendo así recuperar su libertad el inocente injustamente condenado.
En 1987, en el Estado de Virginia se encontraban bajo investigación varios casos de violación seguidos de asesinato, ocurridos en diferentes épocas y lugares del Estado. El estudio del ADN de las muestras de semen encontradas en las víctimas permitió concluir que todas correspondían a una misma persona, es decir todos los crímenes habían sido causados por una misma persona. Tiempo más tarde, el estudio de ADN de un sospechoso que resultó idéntico al hallado en las víctimas permitió identificar y condenar al asesino múltiple.
Estos casos son ejemplos de casos resueltos empleando el estudio del ADN en restos biológicos. Se conoce como ADN (por las iniciales de Acido Desoxirribo Nucleico) a un compuesto químico que está presente en todas las células del cuerpo humano y que permite identificarlas. Es como tener el nombre y apellido escrito en cada célula, y más aún es como una huella digital que porta cada célula del cuerpo de un individuo y que permite decir: "Esta célula es de este individuo y sólo de él".
El ADN forma parte de los cromosomas de todas las células del organismo y proviene en iguales proporciones de la madre y del padre, estando estructurado en segmentos de ADN llamados "genes". Cada gen puede presentar múltiples variantes (por ejemplo a, b, c, d) en los distintos individuos de la población. Pero lo importante es que cada persona lleva en sus células sólo dos de esas variantes. Así, para un gen dado habrá individuos "aa", "ac", "ad", "bb", "bc", "cc" y "cd".
Si se analizan los pares de variantes de distintos genes de una persona, se observará una distribución o patrón característico y exclusivo: una "huella digital" del ADN, que constituye la base genética de su identidad. En cada persona existen millones de pares que adoptan un orden o secuencia diferente al de otra persona. Existiendo millones de pares, la posibilidad de combinaciones es prácticamente infinita.
La moderna tecnología del ADN y la ayuda de computadoras permiten determinar cuál es la huella genética de cada individuo mediante un análisis de su sangre. A su vez, al comparar las huellas de distintos individuos se puede determinar si dos muestras dadas son de la misma persona, de personas emparentadas o personas sin ninguna relación parental.
El análisis del ADN ha demostrado ser una técnica forense muy efectiva que se puede emplear para:
1) Filiación: como las personas heredan las características genéticas de sus padres, se puede utilizar para determinar quiénes son los padres de una criatura. Y así ha servido por ejemplo para resolver los casos de filiación, donde se determina si una persona dada es o no el padre de una criatura.
2) Identificación forense y criminal: el ADN aislado de sangre, semen, saliva, pelos, células de la piel o de otras huellas biológicas dejadas en la escena de un crimen pueden compararse con el ADN de un sospechoso y determinar su culpabilidad o inocencia.
3) Identificación de desaparecidos: mediante comparación de los rasgos genéticos de restos humanos con las características genéticas de sus parientes cercanos (padres, hijos o hermanos).
En la provincia de Río Negro se utiliza el análisis de ADN en forma esporádica en razón de que se emplean, para su determinación, laboratorios fuera de la provincia, lo que complica el envío de los materiales a estudiar y por ende eleva los costos. Recientemente se ha planteado la posibilidad de realizar los estudios en el ámbito provincial (tanto judicial como policial), lo que abarataría los costos y facilitaría su utilización.
Con la generalización de su uso se podría organizar un sistema que permita la comparación de los resultados de ADN de delincuentes conocidos con el ADN extraído a manchas o rastros biológicos dejados en el lugar del hecho en crímenes no resueltos, como se hace en otros países (Inglaterra, Estados Unidos, Francia). Según estadísticas extranjeras (podemos asumir que nuestra realidad es semejante), el 20% de los delincuentes comete el 80% de los delitos, por lo tanto si se identifican los rasgos genéticos de esos delincuentes y se comparan con los rastros o huellas dejados en la escena del crimen, la posibilidad de solucionar esos casos aumentaría notablemente al generar pistas investigativas.
Inicialmente se podría efectuar el estudio de ADN a cierto tipo de delincuentes: homicidas, violadores, etc., constituyendo con ello una base de datos que serviría para comparar con las muestras de semen, sangre, etc. extraídas de la escena del crimen.
Un paso ulterior podría ser ampliar su utilización para la identificación de desaparecidos, restos cadavéricos, personas no identificadas, mediante el rastreo genético de los deudos de desaparecidos, como lo hace España dentro de su programa Fénix.
Una base de datos bien organizada podría utilizarse para intercambiar datos con otras jurisdicciones provinciales y nacionales y ampliar así sus alcances.
Contestando a nuestra pregunta inicial: ¿es el ADN la solución para los crímenes no resueltos? No, el ADN no es una solución milagrosa, pero sí es una técnica de investigación forense que permitiría ampliar y mejorar la capacidad de la investigación criminal actual, con similitud al sistema de huellas digitales, pero con mayor seguridad y con la posibilidad de usarlo donde las huellas digitales no son útiles (restos humanos, manchas, etc.).
La incorporación de esta técnica al trabajo policial y forense podría facilitar la resolución de hechos delictivos. Obviamente, sería necesario contar con un programa abarcativo y articulado (con participación del Poder Judicial y la Policía a través de sus cuerpos técnicos) y de una legislación adecuada que permita el estudio rutinario de ADN a convictos y/o sospechosos a fin de evolucionar en materia forense de acuerdo con lo que la tecnología y la ciencia nos ofrecen en el siglo XXI.

(*) Médico forense, Poder Judicial de Río Negro.

     
     
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