Pidieron prisión efectiva para integrante de una patota de Bariloche

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- La declaración de uno de los imputados y la de testigos parciales del incidente, convencieron al fiscal Carlos López de que José "Cocho" Bravo es el único responsable de la muerte de Carlos Domínguez, el joven que resultó asesinado de un balazo en la espalda el último 7 de diciembre, en el marco de una absurda guerra de patotas a la que él era ajeno.

López pidió a los jueces de la Cámara Primera del Crimen que le impongan 14 años de prisión a Bravo, de 21 años, al tiempo que desincriminó a los otros tres imputados, por entender que su participación en el hecho no los hacía responsables por una determinación atribuida únicamente a José Román Bravo.

Los hechos que investigaron las autoridades de la comisaría 28 y el ex juez Juan Manuel García Berro ocurrieron minutos después de las 2 del 7 de diciembre de 2002 en la playa de estacionamiento del edificio 21 del barrio Ada María Elflein, designada como "la playa de Ariel". A esa hora, los vecinos escucharon varios estampidos de armas de fuego, y poco después advirtieron que sobre un sector con césped estaba tendido sin vida el cuerpo de Carlos Domínguez, un joven de 27 años que trabajaba en el campo y venía a Bariloche cada 15 días a pasar el fin de semana con su familia. Cuando venía a Bariloche, Domínguez compartía momentos y algunas cervezas con otros jóvenes del barrio Elflein, y en esas circunstancias lo sorprendió el enfrentamiento entre los dos grupos de violentos.

En base a los aportes testimoniales de integrantes del grupo del barrio Elflein, y otros testigos, la policía efectuó varios allanamientos y detuvo a 13 sospechosos, pero después quedaron detenidos e imputados únicamente los hermanos José y Alfredo Bravo, y Lucas Vergara y un menor de edad Para el fiscal, todo comenzó cuando la patota del barrio Alborada y Bella Vista, integrada por estos cuatro individuos, ingresó al barrio Elflein, precedidos por los dos perros de los Bravo, y acometieron contra el grupo del Elflein, que estaba reunido y conversando en un pasillo, efectuando disparos y corriéndolos. Domínguez se separó de sus compañeros y fue alcanzado por sus perseguidores, que después de tratar de golpearlo le dispararon por la espalda. El quejido de Domínguez fue escuchado por algunos vecinos, y otros alcanzaron a verlo cuando se abrazó a un poste de luz y cayó, herido de muerte.