Lunes 16 de junio de 2003

Mántaras criticó el fallo del STJ por la causa Gilio

El procurador general envió un escrito a la Corte Suprema de Justicia, pidiendo que se anule la decisión del STJ de volver a juzgar al empresario barilochense y a una prostituta.

 

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"El Superior Tribunal de Justicia incurrió en un exceso de sus atribuciones revisoras", señaló Hugo Mántaras.

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- En el recurso extraordinario que presentó ante la Suprema Corte de Justicia, el procurador general Hugo Mántaras criticó al STJ (Superior Tribunal de Justicia) por anular la sentencia que condenaba al empresario Juan Gilio y a su compañera de causa, y acusó a los jueces del Alto Cuerpo por "exceso ritual manifiesto", sin ahorrar otros duros conceptos.

El funcionario justificó el recurso federal porque entendió que "se ha frustrado la justicia en el caso concreto", y que el STJ había incurrido en un exceso de sus "atribuciones revisoras" y en "evidente arbitrariedad".

En un escrito que le demandó 20 carillas, Mántaras sostuvo que las sentencias válidas no podían ser anuladas en forma arbitraria, y que en el caso en estudio, el STJ había cambiado las reglas de juego "en perjuicio del Ministerio Público y de la víctima", al exigir una constancia de que los jueces deliberaron antes de dictar sentencia. "Constancia que nunca antes exigía porque no lo exige tampoco el Código Procesal", insistió, citando jurisprudencia en contrario del propio STJ.

En otro párrafo aludió a que "la versión de la niña abusada es de imposible reiteración sin generar un agravio potencial, y en cualquier hipótesis un profundo gravamen personal real". Pero los mayores cargos los expresó al afirmar que la sentencia recurrida no había atendido "a casi ninguno de los agravios de las defensas", sino a la presunta falta de deliberación, y a la reapertura del debate, prevista en el Código Procesal.

Después analizó en forma pormenorizada las objeciones del STJ, y respecto de la falta de certificación de la deliberación, reafirmó que constituiría un exceso ritual manifiesto, porque "no pueden caber dudas de que la deliberación tuvo lugar".

En el fallo de la Cámara Segunda existen varias menciones a la deliberación de los jueces previa a la sentencia, pero el STJ calificó como "tibias" a esas menciones. El procurador Mántaras respondió que esa calificación era arbitraria, y que "las palabras no tienen temperatura".

La Cámara Segunda había fijado fecha para la lectura d la sentencia, pero decidió reabrir el debate e incorporar una veintena de testimonios. La defensa de Gilio consideró extemporánea y sin fundamento esa reapertura, y cuestionó que se había violado el secreto de deliberación porque habrían trascendido a la prensa los votos de los magistrados. La cuestión fue parcialmente atendida por los miembros del STJ, pero Mántaras también criticó ese punto.

Respecto de las objeciones a la reapertura del debate y a la presunta vulneración de garantías y el debido proceso, Mántaras reprochó que se trata de "una afirmación dogmática", y que en el fallo del STJ "no se explica de qué manera se ha afectado la imparcialidad y la bilateralidad". Agregó que "el STJ no señala ni analiza una sola de las pruebas para explicar, y así demostrar, por qué sostiene que las medidas de prueba ordenadas por la Cámara perjudican a los imputados. No nos dice cuál es el número límite que considera adecuado ni menciona un solo precedente para comparar por qué la cantidad de pruebas que el tribunal puede ordenar está limitado".

El procurador finaliza su escrito pidiendo a la Corte Suprema de Justicia que anule el fallo del STJ provincial, "confirmando el pronunciamiento dictado por la Cámara del Crimen" de Bariloche.

 

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