Sábado 21 de junio de 2003

 

Aquellas radios de la Patagonia

 
  Hace 50 años, dominaba el éter de toda la Patagonia la "Compañía Broadcasting de la Patagonia", que componían LU4 de Comodoro Rivadavia, LU12 de Río Gallegos, LU8 de Bariloche y LU5 de Neuquén, hasta que en 1963 el ex Conart (ahora Comfer) abrió las ondas hertzianas a las nuevas emisoras instaladas en Villa Regina, General Roca, Cipolletti y Viedma, aquí en Río Negro, así como en el Chubut y Santa Cruz a las que llamaron "de reducida potencia", pero que cambiaron el panorama radiofónico de la región. Aquellas cuatro radios que mencionamos al principio de esta nota tenían rendidores equipos que prácticamente nunca se rompían (a prueba de malos tratos), a los que solamente se les cambiaban muy de tanto en tanto sus lámparas, las que obviamente había que pedirlas a Buenos Aires. Su potencia de salida al aire era de 5 kilovatios y tenían un mástil irradiante (antena) altísimo, lo que amplificaba su poder emisor. La radio de Río Gallegos cumplía con holgura la cobertura de Santa Cruz y Tierra del Fuego, aunque la caprichosidad de las ondas de amplitud modulada permitía que en ocasiones se escuchara en Santiago del Estero y a veces llegara con no mucha claridad al estrecho magallánico, obviamente mucho más cerca. Para ello se le daba suma importancia a la calibración del equipo.

La función social

Eran emisoras de fomento y cumplían una función social de relevancia. No sólo transmitían música e información, sino también noticias para el hombre de campo en esas vastedades sureñas, entonces despobladas y alejadas de los centros poblados, donde el vivaqueo era obligado. La profunda ruralia dependía de los mensajes radiales y cada emisora tenía su horario especial. Era común escuchar un mensaje como el que sigue: "Viaja esta noche a la estancia "La Máquina" de Cañadón Ferrais, el señor Estévez. Lleva antisárnicos". Constituía una misiva muy importante, ya que el capataz sabía que tenía que estar en la ruta 3, a las 2 de la mañana, pues Estévez (mayordomo de la estancia) saldría de Comodoro a la medianoche por Transportes Patagónicos. Traería consigo el polvo "Cooper" para curar las ovejas, las que tendrían que estar embretadas o en los potreros aledaños. El viejo Studebaker resoplaría en esa madrugada en los 30 kilómetros que separaban la ruta 3 (aún de ripio) y el casco de "La Máquina".
Hubo otros tipos de mensajes, algunos insólitos, como éste que recuerdo muy bien: "El sábado viaja a paraje Hóldich, Juan Sepúlveda Contreras, que Emelina lo espere con el cura". Se trataba de un ciudadano chileno, novio ansioso que pedía a su novia connacional que lo esperara con el sacerdote. Quería llegar y casarse enseguida. La referencia del religioso era porque allí cerca (en la estancia Hóldich) había de todo, hasta cura.
Pero volvamos a la Compañía Broadcasting de la Patagonia, mencionando que según se comentaba con visos de seriedad que el paquete accionario mayor de esta empresa comunicacional pertenecía a la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, en buen romance "La Anónima", hoy dedicada a la actividad mercadista, cuyo asiento era Comodoro y sus nombres propios Menéndez Behety, también propietaria de varias estancias, entre ellas la mencionada líneas atrás con -se decía- más de 100.000 cabezas de ganado ovino.

El primer multimedios

El primer multimedios del país (un vocablo de estos tiempos) podría decirse que fue Editorial Haynes Sociedad Anónima, ya que era propietaria de LR1 Radio "El Mundo". Editaba el diario "El Mundo" un tabloide que andaba "cabeza a cabeza" en ese entonces con "Clarín" y además adquirió a LU4 y LU12 y es probable (no me consta) que también haya hecho lo mismo con LU5 y LU8. Luego, ambas fueron vendidas separadamente a Radio Belgrano y más tarde revendidas a Radio Splendid y aquí sí entró en el negocio la emisora de la capital de la vecina provincia.
La radio comodorense fue maestra del perifoneo. En su crisol se moldeó mucha gente de radio y hubo un tiempo en que los locutores de la entonces capital del petróleo efectuaron pasantías en la potente emisora de la calle Maipú 555. Tuvo LU4 dos locutores emblemáticos, que fueron "Tita" Sánchez (nombre verdadero) y Carlos Campos (Raúl Aníbal Zamora), quienes en más de una década (entre el 45 y el 55) fueron sus voces distintivas.
Luego llegarían otras también destacadas, como las de Carlos Omar Bareillis, Jorge Cañete y la de ese gran escritor Aníbal Forcada, autor de "Más allá del Colorado" -lamentablemente desaparecido- que triunfó también en LU5, la radio de la Confluencia. Pero la más destacada en el ámbito nacional fue la de Rubén Josa (Rubén Aldao), presentador hasta no hace mucho tiempo de un ciclo de cine nacional por ATC.
Actualmente, LU4 está "aggiornada" con una potencia de 25 kilovatios y en los atardeceres invernales por el centro del dial -en los 850 kilociclos- se puede escuchar con cierta nitidez. Su denominación es LU4 Radio Patagonia Argentina. La misma que junto con LU12 de Río Gallegos tuvieron un protagonismo excepcional hace 21 años, cuando llevaron mensajes de fe, esperanza y afecto a nuestros soldados apostados en el irredento archipiélago malvinense.


Avelino Noel Sierra
(Locutor de LU 4 entre 1951 y 1959)
   
     
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